Moscú
DPA

La selección de Bélgica lanzó hoy un aviso en el Mundial de Rusia al aplastar 5-2 a Túnez con una exhibición de fútbol ofensivo que deja a los «diablos rojos» a un suspiro de los octavos de final.

Eden Hazard (6′ y 51′) y Romelu Lukaku (16′ y 45+3′) comandaron en el Spartak Stadium el festival goleador -completado por Michy Batshuayi en el 90′- de una Bélgica que si mantiene este paso arrollador va a ser difícil no colgarle uno de los carteles de favorita.

Argumentos no le faltan al equipo entrenado por Roberto Martínez, que cuenta con un despliegue descomunal de medio campo hacia arriba. Sus atacantes volvieron loca hoy a la defensa tunecina, que no sabía por dónde venían ni cómo frenarlos, y Bélgica quedó prácticamente clasificada a los octavos de final salvo que se dé una extrañísima combinación de resultados.

Tras su victoria por 3-0 sobre Panamá en la primera jornada, Bélgica lidera el Grupo G con seis puntos, mientras que Inglaterra tiene tres antes de enfrentarse mañana en Sochi con el conjunto centroamericano. Túnez, por su parte, quedó con pie y medio fuera del torneo.

Un equipo con jugadores como Eden Hazard, Kevin de Bruyne y Romelu Lukaku puede aspirar a cualquier cosa. Y con más razón si sus escuderos se llaman Dries Mertens, Yannick Carrasco, Axel Witsel o Thibaut Courtois. La meta de igualar las semifinales de México 1986 no parece descabellada.

Lukaku, 190 centímetros y músculos que parecen sacados de un cómic de superhéroes, lleva ya cuatro goles en el Mundial, empatado en lo alto de la clasificación con Cristiano Ronaldo. Si ante Panamá marcó de cabeza y con la zurda, hoy lo hizo con ambas piernas. Delantero total, delantero letal.

El que inauguró el marcador en el Spartak Stadium fue, sin embargo, Hazard. El mediapunta del Chelsea se encargó de transformar un penal en el minuto 6 tras haber sido arrollado en la línea del área por Ben Youssef.

Lukaku amplió distancias poco después con un zurdazo que entró pegado al poste después de recibir un balón de Dries Mertens en el balcón del área.

Túnez albergó cierta esperanza con el gol de Dylan Bronn de cabeza en el 18′. Pero no duraría mucho. Ni la esperanza ni Bronn, que tres minutos después se lesionó la rodilla y abandonó el césped en camilla. Su compañero Ben Youssef también se iría lesionado antes del descanso.

Los futbolistas enfilaron el túnel de vestuarios justo después de que Lukaku sepultara cualquier opción de Túnez. El delantero del Manchester United batió con una sutileza al portero Farouk Ben Mustapha tras un buen pase de Thomas Meunier.

Wahbi Khazri, capitán y mejor futbolista de Túnez, arengó a los suyos antes de la segunda mitad y rozó el gol en una de las primeras jugadas tras la pausa. Perdonó el delantero y, de un área a la otra, Hazard colocó el 4-1 con un gol para quitarse el sombrero.

Control orientado con el pecho, toque con la derecha para sortear al portero y definición con la zurda. Calidad a raudales la del mediapunta del Chelsea.

El 4-1 pudo acabar en algo escandaloso. Yannick Carrasco pegó un zapatazo desde fuera del área que rozó la escuadra y Michy Batshuayi, que había entrado por Hazard, tuvo tres ocasiones clarísimas. En la primera, Túnez despejó el balón sobre la línea; en la segunda se topó con el larguero; y en la tercera con el portero.

Finalmente se desquitó el atacante del Borussia Dortmund en el minuto 90 al rematar un centro desde la derecha.

Cuando el partido moría con una buena tromba de agua cayendo sobre el césped, Khazri logró el 5-2 definitivo para poner el lazo a uno de los mejores partidos que se ha visto en este Mundial.

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