Sochi, Rusia
DPA
La selección española del fútbol salió ayer del infierno en el que se metió ella sola con varios sucesos -deportivos y extradeportivos- y se llevó un empate 3-3 ante Portugal en su debut mundialista cuya lectura más reposada debe llevarle hacia el optimismo.
La semana tuvo de todo: el fichaje del seleccionador Julen Lopetegui por el Real Madrid, su despido fulminante a dos días de debutar en el Mundial, la llegada de un entrenador «novato» como Fernando Hierro, un hat-trick en contra de Cristiano Ronaldo, un clamoroso error del arquero David de Gea… Y aun así salió viva.
El Estadio Olímpico de Sochi presentaba más de 30 grados de temperatura cuando llegó el equipo español. Y más que ese sol que derretía al propio sol estaba un plantel que había entrado en autocombustión.
El choque ante Portugal era el más exigente posible. Una campeona de Europa que recibía a una selección flagelada por su propio látigo. Y siguieron las desgracias para los españoles, como el gol anotado por Cristiano Ronaldo a los cuatro minutos en un penal que protestaron mucho los españoles.
Y cuando mejor estaba jugando, ya con empate 1-1 y al borde del descanso, llegó el segundo gol de Cristiano Ronaldo en un inexplicable error del arquero David de Gea, quien sigue sin cuajar un partido de éxito personal con su selección.
De eso también se recuperó el equipo ahora entrenado por Hierro. Y no lo hizo con el histórico tópico en blanco y negro de la furia. Lo consiguió con mucho fútbol, sobre todo. También con carácter, por supuesto.
Volteó el marcador con dos goles tan curiosos como es el fútbol: uno en jugada de estrategia practicada con el anterior seleccionador y otro marcado de larga distancia por un defensa, Nacho Fernández, quien hizo su primer tanto con el equipo nacional y que jugó sólo porque Dani Carvajal acaba de salir de una lesión muscular.
Sólo un magistral lanzamiento de falta de Cristiano Ronaldo a tres minutos del final privó a España de llevarse el triunfo. Con algo así simplemente no se puede luchar.