Barcelona
DPA

Sin nada en juego más allá del prestigio, Barcelona y Real Madrid chocarán mañana en el Camp Nou en un clásico intrascendente para la suerte de la Liga española y aun así cargado de alicientes.

No existen duelos «descafeinados» entre los dos grandes equipos del campeonato español que, con el título ya decidido a favor de los azulgrana, ahora rivalizan por ver cuál de los dos cuajó mejor temporada.

Pese a su nuevo fiasco en la Champions, los catalanes parten adelantados en el pulso simbólico decretado por los medios de comunicación y asumido por jugadores e hinchas: conquistaron ya el octavo doblete de su historia al ganar la Copa del Rey una semana antes de proclamarse campeones de la Liga con una gran ventaja sobre sus competidores.

Los dirigidos por Zinedine Zidane, que fracasaron en esas dos competiciones, accedieron, sin embargo, a la final de la Liga de Campeones y ahora confían en conquistar su tercer cetro europeo consecutivo para cerrar con nota una temporada cuya calificación es todavía incierta.

«Fracaso no; no es una buena temporada en la Liga, sobre todo nuestro inicio. Nuestro final está mucho mejor, más conforme con lo que tenemos que hacer, pero no puedes hablar de fracaso», consideró hoy Zidane, que como entrenador blanco nunca perdió en el Camp Nou.

«Para mí, es más difícil ganar la Liga (que la Champions), pero eso no es algo nuevo, ahora no cambia nada, siempre lo dije», agregó el técnico galo reconociendo el mérito de su archirrival, pese a su negativa de saludarlo mañana con el pasillo a los campeones.

Sin homenaje expreso, el clásico de mañana se presenta como una nueva ocasión para que los dos equipos midan su jerarquía y traten de anotarse un triunfo que encierra diversos premios simbólicos.

Los azulgrana, que ya conquistaron el clásico del Santiago Bernabéu por un rotundo 3-0, pretenden concluir la Liga invictos, algo que nadie consigue desde que el Real Madrid lo hiciera por última vez en la temporada 1931-32. Eran otros formatos y otras rivalidades.

Los blancos, a su vez, aspiran a convertirse en el primer equipo que derrotó a los dirigidos por Ernesto Valverde en la presente Liga, que dominan con 11 puntos de ventaja sobre el Atlético de Madrid y 15 sobre el propio Real Madrid. Dejar a los de Zidane a 18, con apenas tres fechas por delante, marcaría una distancia que los azulgrana nunca antes sacaron a su máximo rival al final de un campeonato.

El clásico será, además, el primer partido que los de Valverde disputen ante su hinchada después de proclamarse campeones de Liga y luego de que Andrés Iniesta anunciara que, tras 22 años en el club, ésta será su última temporada vistiendo la camiseta azulgrana.

Sobre la presencia de Iniesta, precisamente, en el once de Valverde se especuló en los últimos días por unas molestias musculares. Pero el genial mediocampista completó los últimos entrenamientos con el grupo y todo apunta a que disputará como titular su último clásico con el Barcelona. Será el número 38 y el manchego quiere su decimoctava victoria frente a los blancos para poner el broche de oro a su excepcional carrera como azulgrana.

Al margen de Iniesta, las dudas respecto al Barcelona atañen al francés Ousmane Dembélé y a Philippe Coutinho como posibles acompañantes del argentino Lionel Messi y del uruguayo Luis Suárez arriba. El brasileño, como su compatriota Paulinho, también podría actuar como refuerzo en el mediocampo de Valverde.

Para el joven galo, que pasó buena parte de la temporada lesionado y no convenció en sus últimas actuaciones, sería el primer clásico.

Zidane, que en los últimos entrenamientos ya pudo contar con los tocados Isco y Raphael Varane, decidirá tras la sesión de hoy si contará con ambos para afrontar un choque que llega 21 días antes de la final de Champions en Kiev.

Frente a quienes le sugerían reservar jugadores para la cita donde se juega la temporada, el entrenador blanco aseguró hoy que no tiene miedo a posibles lesiones y que afrontará los cuatro partidos de Liga que le restan al Real Madrid con el mejor equipo posible.

El clásico cerrará la jornada dominical de la trigésimosexta fecha de la Liga, que se abrirá con el choque entre el descendido Málaga y el Alavés y también vivirá el duelo entre Las Palmas y Getafe.

Atlético de Madrid defenderá en casa su segunda posición ante Espanyol, tras clasificarse el jueves para la final de la Liga Europa, la octava de los rojiblancos con Diego Simeone en el banco.

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