Miami
DPA

«¡Te queremos campeón!», gritan los fanáticos que esperaron horas para ver entrenar al argentino Juan Martín del Potro en una cancha del torneo de tenis de Miami, en donde el jugador ha conquistado partidos y miles de seguidores.

Se autodenominan «Delpo-fans» y lo siguen a donde quiera que va. «Es que es Del Potro», dice Óscar Leal, un colombiano que viajó desde Medellín con su novia para seguir al argentino de 29 años y actual número seis del mundo.

«Lo he seguido siempre y esta vez por fin pude viajar. No me pienso mover de aquí sin que me firme dé un autógrafo», asegura a dpa el joven que intenta hacerse espacio entre las decenas que también esperan un momento con «Delpo».

En las improvisadas gradas la pequeña Sol Esquivel, de ocho años, mira atenta los golpes que el nacido en Tandil, ciudad ubicada a unos 310 kilómetros al sur de Buenos Aires, da en medio de las expresiones de asombro por la velocidad que alcanza la pelota.

Sol y su familia volaron desde Argentina hasta el sur de Florida para «ver salir campeón a Del Potro». «Volamos hasta aquí y no será en vano. Definitivamente él es un espectáculo completo como persona y como jugador y por eso merece todo lo que está viviendo ahora», dice Clara, la madre.

«Delpo» está pasando por un momento mágico. Viene de ganar en las últimas semanas los torneos de Acapulco e Indian Wells y el domingo completó su decimotercer victoria seguida al vencer con categoría al japonés Kei Nishikori con parciales de 6-2 y 6-2, una racha que no vivía desde 2008.

Las banderas de Argentina se han ondeado en los dos juegos que Del Potro ha disputado en la «ciudad del Sol». También los cánticos, similares a los que se escuchan en los estadios de fútbol, han retumbado con fuerza en un deporte en el que usualmente el silencio prevalece.

Desde su llegada a Miami la correría de fanáticos no para. Filas interminables para conseguir una fotografía, entrenamientos y partidos con lleno total y hasta lágrimas han sido las estrategias para llamar la atención de «la torre de Tandil».

Tres juegos lo separan todavía de la final. Sin embargo, los miles de fanáticos de Brasil, España, Colombia, México, Argentina, Italia y otros lugares del mundo que están en Miami quieren verlo campeón aunque él ha preferido mantener bajas las expectativas.

César Salgado, un mexicano amante del tenis que carga consigo una pelota gigante con las firmas del suizo Roger Federer, el español David Ferrer, el ruso Yevgueni Donskói, los hermanos Robert y Michael Brian, entre otros, confía en que «Delpo» se llevará su segundo Masters 1000 aquí.

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