Indian Wells, EEUU
DPA

El argentino Juan Martín del Potro escribió ayer una nueva página de su carrera al vencer al suizo Roger Federer y ganar el torneo de tenis de Indian Wells, el vigésimo segundo en su palmarés y el primero que consigue en la categoría de los Masters 1000.

El tandilense, que a partir de mañana será sexto del mundo, superó con parciales de 6-4, 6-7 (8-10) y 7-6 (7-2) a Federer después de levantar tres match point. Del Potro, de 29 años, consiguió así su primer Masters 1000 después de tres finales perdidas.

El argentino, que además propinó a Federer su primera derrota del año, ganó tras batallar casi tres horas. El triunfo es el último gran episodio de una carrera que estuvo a punto de acabar por una insistente lesión en la muñeca.

«Todavía estoy temblando», dijo Del Potro en la premiación. «No puedo creer que estoy aquí con este trofeo, fue una gran batalla, estaba muy enojado después del segundo set, pero tuve suerte en el último tie-break y finalmente obtuve el trofeo», añadió el argentino.

«Gracias por el apoyo, por seguirme y darme tanto amor para nunca rendirme después de todas mis lesiones», agradeció Del Potro al público.

«Muchas gracias a todos los que están aquí, a Argentina y a todos lo que me apoyaron, este trofeo lo comparto con todo mi país y con todos ustedes», expresó ya en español el campeón.

Un Del Potro muy afilado rompió el servicio del suizo en el quinto juego del partido. A partir de allí, el tandilense mantuvo su saque, pese a la resistencia de Federer, y firmó el primer set con relativa rapidez. Corrían 35 minutos.

Incómodo, en ocasiones errático, el campeón de 20 Grand Slam no encontró su ritmo y no pudo dictar los tiempos del duelo, ante un rival que, por el contrario, respiraba calma y jugaba con la tranquilidad de no tener nada que perder.

Ambos, en todo caso, protagonizaron intercambios intensos, al límite, que fueron una formidable exposición de golpes y movimientos: tenis de gran nivel que no defraudó la expectativa generada por un duelo que ya cuenta con varios grandes capítulos, incluyendo el de hoy.

Porque si en la primera manga Del Potro dominó, la final fue mucho más pareja en la segunda. Cada uno cuidó su servicio y, llegados al tie-break, el partido tuvo más que ver con no errar que con imponer un juego.

Federer, por ejemplo, tuvo cuatro puntos de set antes de igualar las acciones, mientras que su rival sudamericano contó con un match point cuando iba 8-7 arriba. La crispación, entonces, alternaba con momentos de alto vuelo.

En el parcial definitivo, los saques volvieron a imponerse y no fue hasta el noveno juego que el suizo rompió el servicio de Del Potro. Para ese momento, el número uno del mundo jugaba con un poco de más fluidez.

Sin embargo, cuando sacaba para el torneo, un soberbio derechazo de Del Potro quebró el servicio del defensor del título, dejaba tres match point atrás y obligaba, dos game después, a un nuevo desempate.

Allí reinó sin discusión Del Potro, que nada más al empezar propinó dos miniquiebres al suizo y sacó una ventaja ya indescontable, como si Federer, agotado por el enorme esfuerzo o frustrado por las oportunidades perdidas, hubiera desaparecido.

No fue el caso del argentino, que logró un nuevo hito en ya ilustre carrera.

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