Londres
DPA
Empeñado en dar la espalda al tiempo, el suizo Roger Federer parece el tenista sin fin.
Hace años que es una leyenda del deporte y que muchos le señalan a él cuando preguntan quién es el mejor jugador que sostuvo nunca una raqueta. Hoy empujó todavía más sus límites, ganando su octavo título en Wimbledon, el primero en cinco cursos, y al borde de cumplir 36 años.
“No hay nada que indique que Roger está envejeciendo o algo parecido”, se atrevió a decir Tomas Berdych tras perder en las semifinales con el suizo. “Si nos fijamos en los otros jugadores que tienen 35 o 36 años, creo que se puede ver muy claramente que la edad y los años en el circuito les están afectando. Pero no a él”.
La opinión de Berdych no es exclusiva de él. “¿Han pensado que está jugando su mejor tenis con 35 años?”, preguntó Boris Becker esta semana. “Normalmente, los coches tienen cinco, como mucho seis marchas, pero el parece tener diez”, agregó el alemán, campeón de seis Grand Slam.
La pregunta es lícita. ¿Está jugando Federer el mejor tenis de su carrera después de cinco años sin ganar un grande, después de sufrir la baja más larga de su carrera con 35 años? Porque para entender la magnitud de lo que está logrando este año, títulos en Australia, Indian Wells, Miami, Halle y Wimbledon, no hay que olvidar que el suizo paró seis meses, desde julio hasta diciembre de 2016 por problemas de rodilla y espalda.
“Roger está jugando quizás el mejor tenis de su carrera”, aseguró el viernes Marin Cilic antes de sufrirlo en sus propias carnes. El croata perdió hoy la final por un inapelable 6-3, 6-1 y 6-4.
“Me aventuraré a decir que está desplegando su mejor juego”, había dicho el legendario Rod Laver en abril. La cara del australiano hoy en la cancha central y sus aplausos parecían indicar que mantiene todavía esa opinión.
Laver es el único tenista de la historia en ganar dos años el Grand Slam, es decir, conquistar los cuatro grandes en una misma temporada. Federer no lo consiguió ninguna vez, pero su figura ya se elevó hace tiempo sobre la de Laver.
El australiano no se rompía las manos hoy aplaudiendo a cualquier tenista. Era Federer, el hombre récord, el hombre que desafía al reloj de la vida. El suizo disputó hoy su final número 29 de Grand Slam, más que nadie; acumula ya 19 títulos en los torneos más prestigiosos del mundo; y está en el camino de regreso al número uno.
“Estamos todos alucinados con lo que está logrando este año, ¿quién lo iba pensar?”, lanzó el tenista alemán Tommy Haas en la exclusiva zona de jugadores del All England Club instantes después de la final. “Hay una palabra que define por qué está en esta forma a su edad: es profesionalismo”.
Federer ganó hoy su segundo Grand Slam sin ceder un set. Ya lo había hecho en Australia 2007, pero en esa época todo parecía posible para el talentoso tenista nacido en Basilea. Lo que pocos podían esperar hace unos meses era ver a Federer con la dorada copa de Wimbledon en las manos.
“Luché mucho para estar hoy aquí. Ganar el torneo sin ceder un set es mágico, no lo puedo creer. Es demasiado”, fue lo primero que dijo Federer tras ganar su octavo título en Wimbledon. “Lo que hice fue seguir creyendo, seguir soñando. Siempre creí que podría volver. Si crees, puedes llegar muy lejos en la vida”.