FILE - In this Friday, June 9, 2017 file photo, Chile's Alexis Sanchez struggles for the ball during the international friendly soccer match between Russia and Chile at the VEB Arena stadium in Moscow. Alexis Sanchez said Friday June 30, 2017 he’s reached a decision on his future at Arsenal, but won’t reveal it until after Sunday’s Confederations Cup final. (AP Photo/Pavel Golovkin, file)

POR AGENCIAS/DPA
San Petersburgo

¿Alemania? No, los jugadores chilenos apenas dedicaron hoy unas breves palabras a su rival del domingo en la final de la Copa Confederaciones de fútbol. Claudio Bravo y Alexis Sánchez, los dos jugadores con más partidos internacionales con la Roja, querían hablar principalmente sobre sí mismos, sobre la «Generación Dorada».

«Antes del partido con Portugal se hablaba más de Cristiano Ronaldo que de nuestros grandes jugadores. Siempre estamos más preocupados de las otras selecciones, de los otros jugadores. Minimizamos lo que nosotros tenemos. Pero bueno, estamos nosotros solos en este mundo del fútbol», dijo Bravo con algo de patetismo en la segunda planta del lujoso hotel Corinthia de San Petersburgo.

El capitán sabe bien lo que hace. De carácter reservado fuera de la cancha, el arquero del Manchester City sabe cómo manejar los tiempos y las palabras. Ante los lusos en semifinales detuvo tres lanzamientos en la tanda de penales, pero sobre todo mostró liderazgo con su arenga previa.

«Tenemos experiencia y nos sobran los huevos», lanzó Bravo a sus compañeros. Dos días después, salió ante la prensa por primera vez en todo el torneo con un discurso muy claro: Chile merece ser valorado y respetado, no importa contra quién se enfrente ni qué resultado obtenga.

«Cuando éramos más chicos y Alexis decía que quería ser el mejor del mundo o yo que quería ganar un título con la selección, muchos reían, decían que era imposible, pero acá estamos sentados nuevamente antes de una final», advirtió. «Pero no es sinónimo de celebrar todavía. Nosotros tenemos las metas altas. Y eso significa también ganar el título».

Chile no había ganado ningún título hasta la victoria en casa en la Copa América de 2015. Después, se impuso también en la Copa Centenario de 2016 en Estados Unidos y aspira ahora a enlazar en Rusia su tercer trofeo consecutivo.

«Tenemos que proteger esto, que perdure, tratar de dejar un legado, que empiecen a aparecer jugadores nuevos con esta misma mentalidad, que aspiren a más cosas, que se rompa esa barrera del miedo», dijo el arquero de 34 años.

Bravo y Sánchez llevan 114 partidos cada uno con la selección. El delantero del Arsenal, además, es máximo goleador histórico del equipo con 38 tantos. Son, sin duda, dos pesos pesados de un grupo en el que también destacan Arturo Vidal y Gary Medel.

«Hace 40 o 50 años Chile no ganaba nada. No se clasificaba siquiera para el Mundial, así que disfruten de esta generación», dijo Sánchez a los periodistas, con los que incluso llegó a sacarse selfies con su propio teléfono.

La pregunta había indagado sobre su tobillo -«que está muy bien»- y sobre Alemania -«un equipo joven que corre mucho»-, pero el delantero de 28 años la derivó rápidamente hacia donde quiso.

«Yo llevo muchos años en esto y cuesta estar entre los mejores. Hay días que me levanto y no tengo ganas de jugar, no dormí bien, pero me tomo un café y para adelante. Una anécdota: antes yo me levantaba el primero para ir al gimnasio y ustedes me hacían videos. El otro día me levanté y todos los compañeros estaban ya en el gimnasio. Me sentí orgulloso del profesionalismo de este equipo», dijo.

«Cuando jugamos la final contra Argentina (en la Copa América), jugador por jugador era mejor Argentina, pero como equipo o como familia, nosotros jugamos mejor. Lo mismo contra Portugal. Cada jugador aporta su granito de arena», añadió. «Este equipo está para hacer historia».

Bravo y Sánchez se animaron incluso a pedir a su país un esfuerzo para la remodelación del Estadio Nacional de Santiago y del predio de entrenamientos Pinto Durán.

«Yo estuve el otro día en el estadio y me dio pena», dijo Bravo, acostumbrado a moverse por campos de Liga de Campeones.

¿Y Alemania? Sí, bueno, será «un partido abierto, con dos selecciones que proponen, que tienen gol», dijo el arquero casi a regañadientes. «Pero -añadió mirando de inmediato hacia dentro- en la final no puedes renunciar a tu faceta. Tenemos muy claro cuál es nuestro papel y nuestro fútbol. Si renunciáramos no tendríamos ningún margen de ganar. Y ellos igual».

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