Por Pablo Sanguinetti
Kazán, Rusia

AGENCIA/dpa

Su catarata de goles en partidos decisivos dio al Real Madrid el doblete de Liga y Liga de Campeones. Cristiano Ronaldo quiere poner ahora el broche de oro a una temporada perfecta con lo único que le falta este año: un título con Portugal.

Con su quinto Balón de Oro virtualmente asegurado, el delantero de 32 años no tenía ya necesidad de disputar la Copa Confederaciones, una suerte de anticipo mundialista que enfrenta al campeón del mundo, los campeones continentales y el país anfitrión del próximo Mundial.

«Pero quiere jugarlo todo. Es un animal competitivo. Eso no se le puede discutir», analizaba un periodista portugués en Kazán, la ciudad rusa donde Portugal debutará mañana frente a México, sobre los motivos del astro.

En plena racha goleadora llegó así el miércoles a Rusia con un objetivo claro. «Que siga marcando los mismos goles para la selección», dijo el central luso Bruno Alves en el primer encuentro del equipo con la prensa. «Es un ídolo, también para nosotros».

Hay motivos para confiar en que pueda lograrlo. Y es que, a diferencia de lo ocurrido otros años, Cristiano Ronaldo llegó esta vez al tramo final de temporada en su mejor forma.

En sus últimos diez partidos marcó 16 tantos, incluyendo sendos «hat trick» al Bayern Múnich en los cuartos de Champions League y al Atlético de Madrid en semifinales, un doblete a la Juventus en la final y otro con Portugal en las eliminatorias al Mundial de Rusia 2018.

«En los últimos cuatro o cinco años he llegado al final de temporada siempre al límite, con pequeñas lesiones, más cansado. Ahora me preparé para estar bien estos dos últimos meses», había adelantado en abril. Lo que vino después dejó claro que el plan funcionó.

La responsabilidad fue en parte de Zinedine Zidane, su entrenador en el Real Madrid, que logró convencerlo de dosificarse durante toda la temporada para llegar en la mejor forma al tramo decisivo. Desafiando su fama de arrogante, el delantero aceptó con docilidad.

Fue el gran ganador de esa estrategia, y no solo por los títulos que sumó a su abultado historial: el protagonismo que tuvo en la fase decisiva de la Liga de Campeones y su doblete a la Juventus le permitieron redimirse de la influencia limitada que había tenido en las anteriores finales europeas que disputó.

No es casualidad que ahora afronte un desafío similar con Portugal: superar su traumática experiencia en la final de la Eurocopa de Francia que su equipo conquistó hace un año.

El goleador sufrió entonces una dura entrada y, tras pasar unos minutos cojeando, quedó sentado en medio del campo, llorando: una postal para la historia del fútbol. Tuvo que ser sustituido en el minuto 24 y vio desde el banco cómo Portugal ganaba el primer título internacional de su historia.

Alejado de sus problemas con el fisco en España y el revuelo por los rumores sobre su intención de dejar el Real Madrid, Cristiano Ronaldo tiene ahora en Rusia la oportunidad de ser protagonista en el que sería el segundo gran título de Portugal.

El torneo se presenta accesible: México es el rival más duro para el equipo de Fernando Santos en una zona que completan Nueva Zelanda y Rusia. En el otro grupo son favoritos para semifinales una Alemania «experimental» formada en su mayoría por debutantes y Chile.

Pero es sobre todo el estado de gracia de Cristiano Ronaldo lo que coloca a los lusos entre los favoritos para llegar a la final de San Petersburgo. Sería el broche de oro para uno de los mejores momentos en la carrera de un grande en la historia del fútbol.

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