Miami/Oakland
DPA
Los Golden State Warriors intentarán espantar hoy por la noche los fantasmas y sellar el título de la NBA ante unos Cleveland Cavaliers que sueñan con una nueva remontada épica ante el mismo rival del año pasado.
Tras la derrota del viernes en Cleveland, los Warriors buscarán cerrar la serie en casa ante un rival que sigue demostrando «ser duro de matar».
El equipo de Golden State perdió la posibilidad de convertirse en el primer equipo en los anales de la liga estadounidense de baloncesto en terminar invicto la postemporada. Y un número aún retumba con un ingrato recuerdo en la historia de los Warriors: 3-1.
La misma ecuación que el año pasado estos mismos Cavaliers hicieron pedazos con una improbable remontada a Golden State. La misma con la que empezará el salto entre dos, hoy.
Los Cavs, que llegaron al cuarto partido en el Quicken Loans Arena un tanto desesperanzados, ahora miran el quinto juego con el anhelo de volver a repetir el capítulo del año pasado con el que lograron la única corona hasta ahora de la franquicia.
Los Warriors, entretanto, van con una sola meta, una que les permita conquistar dos objetivos: el título por un lado, y por el otro, sepultar por fin las dolorosas imágenes de 2016.
«Este es un equipo diferente», dijo Stephen Curry. «Aprendimos del año pasado y sabemos cómo recuperarnos».
Ciertamente hay similitudes con respecto al año pasado, pero también hay nuevas variables. Una por ejemplo es la incorporación de Kevin Durant, así como el hecho de que para el quinto partido sí estará Draymond Green, quien no pudo asistir a ese choque en 2016 por una suspensión. Además, Curry está sano y esta vez le tocaría a los Cavaliers ganar cuatro seguidos en lugar de tres.
Para LeBron James, la gran figura de los Cavs, todo es posible, especialmente después de la manera en que se desempeñó su equipo en el cuarto encuentro.
«Tenemos que continuar jugando de la misma forma en que lo hicimos en casa», aseguró la superestrella de Cleveland, quien ha logrado tres triples dobles en los primeros cuatro desafíos de esta final.
«Debemos seguir jugando de forma física, moviendo y compartiendo la pelota. Los dos últimos partidos lo hicimos de la manera en que solemos jugar».
La realidad es que el último partido fue una anormalidad desde todo punto de vista. No solo por la manifestación ofensiva de Cleveland, sino también por la pobreza de los Warriors a la hora de preservar su canasta, más aun tomando en cuenta que terminaron con el segundo mejor rating defensivo en la temporada regular.
«Hicieron un buen trabajo atacando temprano y abriendo una buena ventaja con los tiros de tres puntos», reconoció Durant. «Entraron en ritmo y lograron tiros bastante largos y difíciles. Pero también les dimos muchos espacios para disparar».
Lo cierto es que Golden State mostró sus fisuras el viernes. Quizá fue exceso de confianza o la sensación de superioridad, tanto así que supuestamente en el vestidor de los Warriors poco antes del encuentro ya se hablaba de cómo sería la celebración, un elemento que según LeBron sirvió de punto de inspiración para su equipo. Ahora el lunes les tocará volver a los fundamentos que los han convertido en súper potencia de la NBA.
«No es un secreto que tenemos que encontrar de nuevo nuestro nivel», consideró Curry.
La historia sigue al lado de los Warriors. Los 121 equipos en todas las instancias de postemporada en la NBA que han logrado diferencia de 3-0 han terminado conquistando la serie.
Pero Golden State quiere acabar de una buena por todas la final, porque una derrota hoy -más allá de que aún preservaría la ventaja- desataría todos los miedos y traería de vuelta los dolorosos recuerdos del 2016. Y a partir de ahí cualquier cosa podría pasar.