Por Noelia Román
Barcelona
AGENCIA/dpa

Un vencedor que se tambalea y un derrotado que se levanta y sigue, más firme, en pie. Como sucede a veces después de un combate de boxeo, así quedaron Barcelona y Atlético de Madrid tras su último choque, dos semanas atrás, en la Copa del Rey.

_DEPO29_2BY así se reencontrarán este domingo en el estadio Vicente Calderón en la Liga española de fútbol, 18 días después de aquel episodio que situó a los azulgrana en su cuarta final copera consecutiva y a los rojiblancos, fuera de una competición que no conquistan desde 2013.

Paradójicamente, el desarrollo de aquella eliminatoria, lejos de reforzar al Barcelona, pareció llenarlo de dudas sobre su otrora alabado fútbol. Y al Atlético, en lugar de hundirlo, lo revitalizó.

Los dirigidos por el argentino Diego Simeone se despidieron de la Copa convencidos de que, si en adelante jugaban como lo hicieron durante buena parte del doble duelo frente al Barcelona, argumentos no les faltarían para mirar el futuro con optimismo.

«Me hubiese gustado estar en la final y haber jugado mal, pero me quedo con lo positivo y este partido nos refuerza», afirmó Simeone en el Camp Nou, tras consumarse la eliminación de su equipo con un empate 1-1 en la vuelta y un 2-1 en la ida.

No se equivocó el técnico argentino del Atlético. Desde entonces, liderados por sus goleadores, los suyos han ganado los tres partidos de Liga que disputaron -ante Leganés, Celta de Vigo y Sporting de Gijón- y se impusieron por 4-2 al Bayern Leverkusen en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones europea.

Los franceses Antoine Griezmann y Kevin Gameiro han recuperado la conexión que exhibieron en su fantástico inicio de temporada y, también, el gol que habían perdido en diciembre y enero.

El bache de los galos sobrevino tras su gran comienzo de campaña -Gameiro sumaba nueve goles a finales de noviembre y Griezmann, siete- y coincidió con el bajón de juego de un Atlético que llegó a liderar la Liga.

Griezmann, autor del tanto ante el Barcelona en la ida de las semifinales de Copa, ya empezó a dar síntomas de mejoría en enero y ahora suma ya 17 goles y diez asistencias en todas las competiciones.

Gameiro necesitó más tiempo. Pero, tras su triplete en cinco minutos en la última fecha de la Liga frente al Sporting y su gol de penal ante el Leverkusen, acumula 13 goles y siete asistencias esta temporada, también en todos los torneos.

Mientras el Atlético se rearmaba por la recuperación de sus atacantes y de cierto estilo de juego, los dirigidos por Luis Enrique profundizaban en los interrogantes que su irregular actuación generó desde el inicio de la campaña.

Pese a saldar con triunfo tres de sus cuatro choques ligueros y seguir de cerca al líder Real Madrid, el vigente campeón de Liga y Copa aumentó la desconfianza sobre su capacidad para repetir sus éxitos.

Las goleadas ante Athletic de Bilbao (3-0) y Alavés (6-0) no borraron la mala imagen ofrecida ante el Betis (1-1), que se repitió ante el Leganés (2-1), después de la estrepitosa caída por 4-0 ante el Paris Saint Germain (PSG) en la ida de los octavos de «Champions».

«Éste es un partido para analizar y sacar conclusiones», había dicho Luis Enrique tras «sufrir durante todo el partido» frente al Atlético. «Pero no hay que mirar el árbol sino el bosque, que es precioso y lo va a ser más».

«El Barça se tiene que parecer más a nuestra versión, que no es la de hoy», había añadido luego el técnico azulgrana, consciente de lo mal que había jugado su equipo durante casi todo el duelo.

Ni sus propias dudas, sin embargo, le habían llevado a imaginarse semejante descalabro ante el PSG. Sin la brillantez de otros momentos, su espectacular tridente ofensivo había enmendado el mal juego del equipo en los últimos partidos.

Pero en París no hubo noticias del argentino Lionel Messi -autor de los dos goles de la ida ante el Atlético- ni del uruguayo Luis Suárez ni del brasileño Neymar, y el Barcelona naufragó irremediablemente.

Luis Suárez apeló a la capacidad de los azulgranas para voltear la eliminatoria europea. Pero la actuación de los de Luis Enrique ante el Leganés, pese al ajustado triunfo, la hizo parecer una ilusión.

Este domingo, el Atlético se cruza de nuevo en el camino del Barcelona y los azulgrana afrontan ese choque como la mejor oportunidad para cambiar de nuevo las tornas.

Han ganado cinco de los últimos seis duelos disputados en el estadio Vicente Calderón y un nuevo triunfo los situaría, provisionalmente, en la cima de la Liga, a la espera de lo que haga el Real Madrid más tarde en su visita al Villarreal.

Eso y una mejora en el juego, creen, podría relanzarlos.

El Atlético, por su parte, se quiere reivindicar. Y confirmar, metiéndose de nuevo en la pelea de la Liga, que, en el fondo, su eliminación de la Copa fue una bendición.

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