Por Alberto Bravo
Madrid
AGENCIA/dpa
El técnico argentino Eduardo Berizzo creó un ecosistema perfecto en la pequeña ciudad de Vigo y hoy el Celta puede presumir de tener un equipo hermanado en torno a una idea que entusiasma a su afición.
El éxito de ayer (tumbando y despertando del sueño al Real Madrid) fue una muestra de cómo funciona este grupo singular de jugadores. Todos ellos fueron recibidos por millares de hinchas a las puertas del estadio y el suceso se repitió a la salida, una vez conseguida la eliminación del líder de la Liga Española en la Copa del Rey.
Por segunda vez consecutiva, el modesto conjunto gallego accedió a las semifinales del torneo. Si la pasada temporada eliminó contra todo pronóstico al Atlético de Madrid, ayer le tocó lograr idéntica proeza ante el campeón de Europa. Todo un éxito para un equipo que defiende el orgullo de una ciudad de 295 mil habitantes.
«¡Colosales!», tituló el diario «Faro de Vigo», que añadió: «Tan bello como emocionante, liquidó al gigante de siete cabezas. Su gente tiene derecho a soñar».
«Los célticos, de la mano de la pizarra de Berizzo, con entrega y una capacidad de sufrimiento no apta para cardíacos, hicieron lo más difícil», añadió «La Voz de Galicia».
Berizzo es hoy uno de los entrenadores más apreciados de la Liga española, un técnico capaz de demostrar que se puede luchar contra equipos grandes si se cree en una idea futbolística y se vive ésta con emoción.
«El triunfo es de los jugadores. Me alegro muchísimo de lo que han conseguido. Lo ganaron los futbolistas y les felicito», explicó el preparador argentino tras la eliminación del Real Madrid. Atendió así a uno de los códigos del fútbol que mejor funciona dentro de un plantel: la modestia del técnico y el halago a los jugadores.
Berizzo creó un ecosistema feliz en el Celta y una buena muestra es un jugador sueco de 24 años llamado John Guidetti, quien al terminar el partido ante el Real Madrid manifestó todavía en el campo y casi con lágrimas: «¡Qué gran estadio, qué bonito es Vigo, cómo me gusta vivir aquí!».
Y añadió: «Muchísimas gracias a todo Vigo, a toda España. ¡Me gusta vivir en Vigo, soy gallego!».
Todo el plantel se identifica con Berizzo y los jugadores le siguen en su exigente propuesta futbolística, que pide un enorme esfuerzo físico y una inquebrantable fe en una idea: se puede ganar a cualquiera. De hecho, esta misma temporada también derrotó 4-3 al Barcelona en la Liga española.
No sólo eso, sino que el preparador argentino fue capaz en estos años de forjar futbolistas que hoy valen mucho más que hace dos años, jugadores como Iago Aspas, «Tucu» Hernández, Daniel Wass, Marcelo Díaz, Theo Bongonda o el propio Guidetti.
El chileno Fabián Orellana se salió del redil a comienzos de año al discutir al entrenador y a éste no le tembló el pulso para apartarle del equipo y asegurar que el delantero no volvería a jugar más con él. Su directiva, lejos de rebatir la opinión del entrenador sobre una de las estrellas del equipo, reforzó plenamente a Berizzo.
Esto es hoy el Celta, un equipo admirado por la pasión de su fútbol y una propuesta valiente. Por eso regresa a las semifinales de la Copa del Rey. Y, como pretende Berizzo, no se cree inferior a nadie.
Así lo proclamó hoy el lateral Jonny, cuando dijo: «Los otros equipos también nos tienen que tener miedo a nosotros porque somos un quebradero de cabeza para todos».
Tan bello como emocionante, liquidó al gigante de siete cabezas. Su gente tiene derecho a soñar.
Diario «Faro de Vigo» en su titular, hoy.