Fráncfort
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Joseph Blatter y Michel Platini: dos pesos pesados de la política del fútbol fueron desalojados en 2015, con apenas unas semanas de diferencia, de sus puestos en la cúspide de poder por los escándalos de corrupción.

Ambos fueron entretanto suspendidos, así que en el 2016, en apenas unos meses, la FIFA, la UEFA eligieron a nuevos jefes: Gianni Infantino, Alexander Ceferin y Reinhard Grindel, respectivamente.

LA FIFA
La situación de partida: Varios escándalos de corrupción sacudieron a la federación internacional. Después de varios altos dirigentes, el presidente Blatter cayó también por un millonario pago sospechoso a su vicepresidente Platini, que era considerado su sucesor natural. La organización estuvo a punto del colapso. Investigaciones en Estados Unidos abrieron interrogantes sobre su futuro.

El cambio de poder: Hasta el día de la elección en el Congreso del 26 de febrero en Zúrich el jeque Salman bin Ibrahim al Jalifa era considerado el máximo favorito. Pero Infantino hizo un discurso cautivador en el que, sobre todo, prometió más dinero a las federaciones. El giro a lo Blatter ayudó y el ex secretario general de la UEFA sucedió a su compatriota al frente de la FIFA.

Las perspectivas: Infantino cometió varios errores de principiante, voló a Rusia en el jet de un oligarca y provocó la dimisión del jefe de la comisión de auditoría Domenico Scala. El delfín de Platini tendrá que pelear para confirmar su imagen de renovador. Su concepto es desarrollar una FIFA 2.0, aunque su gran proyecto hasta ahora es la polémica ampliación del número de participantes en el Mundial.

LA UEFA

La situación de partida: Durante mucho tiempo parecía que los europeos iban a sortear la crisis de la dirigencia en el fútbol. Pero entonces cazaron justamente al jefe, Platini. Cuando luego Infantino subió al trono de la FIFA, la UEFA se quedó de repente descabezada. En una demostración de eficiencia administrativa, la Eurocopa, no obstante, se organizó sin problemas.

El cambio de poder: El holandés Michael van Praag era el único candidato serio. Pero entonces apareció Ceferin en escena, empujado por los escandinavos. ¿O quizá desde Moscú por el controvertido Vitali Mutko? La poderosa DFB, la federación más grande del mundo, se pasó al lado del esloveno. Y la elección del 14 de septiembre en Atenas quedó sentenciada.

Las perspectivas: Ceferin tiene aún que demostrar lo que puede hacer. Y que realmente no es un hombre de paja. Todavía carece de una imagen de gran reformador. Su mayor problema es que el conflicto entre las federaciones pequeñas y las grandes ligas europeas en torno a los millones de la Champions League pone a la UEFA ante un enorme problema interno.

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