Madrid
DPA

La última vez que Roger Federer y Rafael Nadal pisaron la misma cancha de tenis con cámaras de televisión enfocándolos es un símbolo de los tiempos.

Protagonistas durante la última década de una rivalidad que traspasó los límites del tenis, el suizo y el español estaban aquel 19 de octubre de 2016 con una raqueta en la mano, pero no compitiendo por un título, sino inaugurando la academia de tenis de Nadal.

El año 2016 fue el primero sin un duelo Federer-Nadal desde que los dos ex números uno coinciden en el circuito. Sus problemas físicos, la irrupción de nuevas estrellas y la consolidación de Novak Djokovic y Andy Murray apartaron a Federer y Nadal del foco.

Pocos deportes son tan justos como el tenis y su ranking mundial, una combinación de sumas matemáticas, no es la excepción. Y el escalafón dice ahora mismo que Nadal, de 30 años, es el número nueve del mundo y que Federer, que en agosto cumplió 35, es el décimo sexto de la lista.

«Hubo un tiempo en que nos veíamos cada domingo en una pista central para jugarnos un título, pero esos tiempos están un poco en el pasado para bien o para mal, depende de cómo se mire. Aunque espero que haya más en el futuro», señaló Federer en octubre durante la inauguración de la academia de Nadal en la localidad de Manacor.

Federer se operó de la rodilla en febrero, reapareció en abril, llegó a las semifinales de Wimbledon y después anunció que no jugaría más en 2016, que se concentraría en recuperarse de su articulación. Un año en el que suizo, campeón de 88 títulos -17 de ellos de Grand Slam-, no pudo levantar ningún trofeo.

Nadal ganó en Montecarlo y Barcelona y llegó a Roland Garros dispuesto a reclamar su corona, pero una lesión en la muñeca le obligó a retirarse del torneo que le convirtió en leyenda. Reapareció en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, donde se colgó el oro en dobles, pero varias derrotas desde entonces evidenciaron su irregularidad y a mediados de octubre dio por terminada la temporada.

El último enfrentamiento entre ambos fue en la final del torneo de Basilea 2015, cuando Federer derrotó a Nadal. Fue el capítulo número 34 de una rivalidad histórica que arrancó en Miami 2004. Desde entonces pasearon su magnetismo y su carisma por canchas de todo el mundo y deleitaron a los aficionados con duelos épicos y ocho finales de Grand Slam, siendo la de Wimbledon 2008 la más recordada.

Entre ambos suman 343 semanas en el número uno y 31 títulos de Grand Slam. Pero esas palabras hace tiempo que son desconocidas para Federer y Nadal.

El suizo ganó en Wimbledon 2012 su último grande y no pisa el primer puesto del ranking desde el 4 de noviembre de 2012. El español, por su parte, alzó el último de sus 14 Grand Slam en Roland Garros 2014 y cedió el uno el 6 de julio de ese año.

La temporada 2017 se presenta como una incógnita para los dos. Federer cumplirá 36 años y lleva seis meses sin competir, la baja más larga de su carrera, mientras que Nadal incorporó a Carlos Moyá a su equipo de trabajo para intentar resurgir y poder luchar de tú a tú con Murray, el flamante número uno, Djokovic y el resto de figuras.

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