Lima
DPA

Tres expresidentes privados de la libertad o limitados en ella servirán de cortina de fondo para el Congreso de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), que sesionará mañana en Lima para adoptar unos nuevos estatutos que permitan una posición más proactiva contra la corrupción.

«Los nuevos estatutos son un paso decisivo en la agenda de reforma que impulsamos. Su aprobación permitirá implementar cambios que se requieren para construir una nueva Conmebol que opere con los más altos estándares de profesionalismo», explicó el presidente del organismo sudamericano, Alejandro Domínguez.

Se busca «blindar al fútbol de la corrupción y las malas prácticas del pasado y construir una nueva gobernanza que impulse el fútbol sudamericano hacia su enorme potencial», añadió el directivo paraguayo, que asumió el mando en enero en medio de escándalos que llevaron al caos dirigencial al balompié en todo el mundo.

Los delegados de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay, Uruguay y Venezuela celebrarán dos congresos en la misma jornada en un lujoso hotel de Lima. El primero, ordinario, servirá para escuchar propuestas y definirlas, y el segundo, extraordinario, empezará inmediatamente después para aprobarlas.

El proyecto de nuevos estatutos se basa en experiencias de otras latitudes a las que también llegó la corrupción futbolera, nacida de cuando los dirigentes, en una práctica extendida, subordinaron los intereses deportivos a su propio bolsillo, según documentaron ya tribunales en diferentes países.

Los tres inmediatos antecesores de Domínguez están privados de la libertad. El uruguayo Eugenio Figueredo está en una cárcel de su país, el paraguayo Nicolás Leoz se encuentra bajo arresto domiciliario en consideración a la avanzada edad y el también paraguayo Juan Ángel Napout vive en Estados Unidos con libertad bajo fianza.

Contra los tres pesan cargos de corrupción, sin que los argumentos esgrimidas por la defensa convenzan. La situación es extensiva a varios países de la Conmebol. En el anfitrión Perú, por ejemplo, el ex presidente de la Federación Manuel Burga, sospechoso de prácticas ilícitas durante lustros, está ahora preso con solicitud de extradición de Estados Unidos.

La corrupción tenía varios frentes, pero uno especialmente productivo para quienes dejaron de lado la ética era el del dinero que producían las transmisiones por televisión. La Justicia se encargará en cada caso de distribuir culpas, o por lo menos eso esperan los aficionados de un subcontinente en el que el fútbol puede tomar ingredientes de religión.

«Encontramos una Conmebol que tenía como objetivo el dinero y el fútbol era un medio», se lamentó Domínguez, economista de 44 años que fue directivo de la Asociación Paraguaya de Fútbol y el legendario club Olimpia de Asunción y que ahora busca ser pionero de la política de limpieza.

«Cuentas claras», resume Domínguez en dos palabras lo que se busca. Con transparencia, las oportunidades de corrupción disminuyen, según ordena la lógica. Esa transparencia es lo que se busca con los nuevos estatutos, que buscan limitarles la luz verde a los directivos.

Artículo anteriorNFL invertirá cien millones de dólares en investigar las conmociones cerebrales
Artículo siguientePlatini insiste en su inocencia en su despedida de la UEFA