París
DPA

Su tercer triunfo en el Tour de France no sólo ratifica a Chris Froome como el mejor ciclista del mundo, sino también como un competidor capaz de dominar todas las facetas de su deporte.

_tablaComo tal vez nunca antes en su carrera, el británico nacido en Kenia demostró en las últimas tres semanas que es un ciclista total. Ya sea en el sprint, el descenso o la escalada; en la montaña o en la llanura; sobre su bicicleta o incluso corriendo a pie tras una caída, Froome siempre se las ingenió para sacar ventaja a sus rivales.

A sus 31 años, el líder del equipo Sky exhibió una combinación de experiencia, inteligencia y audacia que resultó imbatible para sus rivales. «Es un campeón extraordinario, puede ganar aún más Tours. Es de momento el mejor y el mejor debe ganar», lo elogió el exciclista belga Eddy Merckx, cinco veces ganador de la prueba francesa.

A continuación, un repaso de las distintas cualidades que exhibió la máxima estrella del ciclismo a lo largo del Tour:

FROOME SORPRENDE EN EL DESCENSO

Cuando nadie lo esperaba, Froome atacó en el peligroso descenso de Peyresourd, de casi 1.600 metros. La apuesta rindió sus frutos, ya que el británico ganó la octava etapa disputada en los Pirineos y tomó el comando del Tour por primera vez. Sus rivales, que esperaban que el último campeón atacara como muy pronto en Andorra, no pudieron seguirle el ritmo en la bajada.

FROOME, EL SPRINTER

Cuatro jornadas después, Froome volvió a sorprender, esta vez en el sprint. A 12 kilómetros de la meta de Montpellier, el británico se escapó del grupo de favoritos y robó 12 segundos más a sus principales perseguidores. La decimosegunda etapa fue ganada por el eslovaco Peter Sagan, pero el gran triunfador de la jornada fue el maillot amarillo.

Froome no sólo sorprendió a los otros favoritos, sino también a los velocistas como Mark Cavendish, Marcel Kittel o André Greipel para cruzar la meta en segunda posición. «Cada segundo es valioso a estas alturas, cualquier oportunidad es válida para sacar tiempo, no tiene por qué ser en subida. Por supuesto que me da miedo perder energía en estos ataques pero vale la pena correr el riesgo», afirmó el líder.

FROOME, EL LÍDER SIN BICICLETA

En el mítico Mont Ventoux, Froome vivió posiblemente una de las situaciones más insólitas de su carrera. En un caótico final de etapa, Froome y otros ciclistas se fueron al suelo por el choque con una moto de la televisión.

La caída se produjo 1,2 kilómetros antes de la llegada y al quedar su bicicleta dañada, el líder tuvo que correr desesperado sobre el asfalto en dirección a la meta, mientras miraba hacia atrás a la espera de lograr una bici de repuesto.

Un coche neutro le prestó una, pero era demasiado pequeña, así que no pudo reanudar realmente la marcha hasta que llegó un vehículo técnico de su equipo, cuando ya veía impotente cómo su ventaja al frente de la clasificación se diluía. Una hora después, sin embargo, la dirección de la prueba decidió dar como válidas las distancias que había en el momento en el que se produjo el incidente, por lo que pudo recuperar el maillot amarillo. «El Mont Ventoux está lleno de sorpresas», opinó el ciclista nacido en Kenia.

FROOME, EL RESISTENTE

El capitán del Sky también demostró en el Tour una gran capacidad de resistencia en la semana final. Apoyado en un extraordinario trabajo de equipo, Froome contuvo cada uno de los ataques rivales en la decimoquinta etapa disputada en las montañas del Jura.

«No hay mucho que se pueda hacer de momento», dijo resignado Eusebio Unzué, jefe del equipo Movistar del colombiano Nario Quintana, el gran rival de Froome. «Me siento mejor que el año pasado en la tercera semana», afirmó el británico, que esperaba en las jornadas finales una remontada de Quintana que nunca llegó.

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