Agencia AP

Cuba vuelve con todo al boxeo olímpico, con pugilistas en todas las categorías por primera vez desde Beijing 2008, pero se encontrará con un panorama distinto al que no estaba acostumbrado, con la incursión de profesionales y radicales cambios de reglas.

Potencia en el boxeo olímpico, la isla caribeña contará con peleadores en las 10 divisiones de la disciplina en hombres, entre ellos dos monarcas de Londres 2012, y apunta a superar lo que hizo en el cuadrilátero en esa justa previa, así como enterrar definitivamente el balance sin oro de hace ocho años.

_Depo7_1b«El equipo está muy bien, luce más fuerte del que fue a Londres», dijo el experto en deporte cubano Ismael Sene, en entrevista telefónica con The Associated Press. «Van tres o cuatro boxeadores que no deben tener problemas en ganar en Río».

Mención particular a Robeisy Ramírez y Roniel Iglesias, quienes irán a revalidar el oro que ganaron en Londres en las categorías mosca y welter ligero, respectivamente.

Cuba, sin embargo, no sólo tendrá que vérselas con rivales tradicionales como Gran Bretaña, Rusia, Ucrania y Kazajistán, sino con cambios en el deporte que van en contracorriente con lo que ha propugnado la isla comunista: La incursión del profesionalismo en el boxeo olímpico.

Esta vez, en las peleas de la rama masculina se dejará de utilizar además el casco de protección como parte de cambios revolucionarios destinados a que el boxeo olímpico se parezca más al profesional.

PROFESIONALES INCURSIONAN, DE A POCO Y CON POLÉMICAS

Aunque es considerada una medida que se implementa demasiado tarde o justo a las puertas de Río de Janeiro, el ente rector del boxeo amateur mundial dio luz verde en junio a que los boxeadores profesionales pudiesen competir en las próximas Olimpiadas.

La idea es poner el boxeo al nivel de otras disciplinas olímpicas que desde hace tiempo han admitido la presencia de profesionales.

Pero ya sea por razones del corto tiempo, por compromisos o porque sus organizaciones del boxeo profesional se opusieron a la idea, los pugilistas de élite mundial no accedieron a buscar el viaje a Río, aunque algunos mostraron su interés. Uno de ellos fue el británico Amir Khan, quien dijo que con gusto competiría nuevamente en una Olimpiada, aunque esta vez por Paquistán —el país de sus antepasados. Khan ganó plata en Atenas 2004 y después incursionó al boxeo de paga.

Organismos como el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) rechazaron la incursión de los profesionales al boxeo olímpico por considerarla una «aberración» y advirtieron que suspenderían hasta por dos años a aquellos púgiles de su clasificación que buscasen el viaje a Río.

«Es un desnivel muy grande», expresó a la AP el vicepresidente del CMB, Alberto Guerra. «Un boxeador profesional puede hacerle un daño a un boxeador amateur, y es arriesgado».

Sin embargo, en Río verán acción sólo algunos veteranos del boxeo rentado algo conocidos que ganaron su pasaje en un torneo clasificatorio realizado en Venezuela a inicios de julio —competencia que representó el primer escalón para el salto de los profesionales.

El tailandés Amnat Ruenroeng, ex campeón mundial mosca, y el camerunés Hassan N’Dam, ex monarca mundial interino de peso mediano, avanzaron en esa eliminatoria, aunque fueron derrotados en sus finales respectivas. De todas maneras, por su condición de profesionales, habrá que seguirles los pasos en Río.

¿POR QUÉ SE ELIMINA EL CASCO DE PROTECCIÓN?

Meses antes que se admitiera a los profesionales, el Comité Olímpico Internacional (COI) ratificó una decisión de la Asociación Internacional de Boxeo Amateur (AIBA) de eliminar los cascos en los combates de hombres, una medida que según afirman busca reducir las conmociones cerebrales sufridas por los deportistas.

La AIBA puso en vigor ese cambio en el Mundial de 2013 en Kazajistán, y según el presidente del organismo, Wu Ching-Kuo, eso ayudó a disminuir considerablemente el número de conmociones cerebrales desde entonces.

«Nuestras investigaciones y estadísticas de boxeadores y entrenadores muestran que los resultados de nuestro deporte son satisfactorios sin el uso del casco», aseguró.

El fin de los torneos de boxeo olímpicos sin el uso de esos protectores se remonta a las justas de 1984.

LOS JUECES, NO LAS MÁQUINAS, DECIDIRÁN LAS PELEAS

En Río también se dejará a un lado el método de puntuación computarizada y los combates serán evaluados por jueces profesionales con el sistema de 10 puntos por asalto, como el que es utilizado en el boxeo rentado.

Bajo el método actual, el púgil suma un punto cuando la mayoría de los jueces aprieta un botón indicando que hubo contacto, pero esto ha sido muy cuestionado por quienes piensan que no se toman en cuenta los impactos al cuerpo, la técnica, el estilo ni el carisma del peleador.

«El cambio va a ser más beneficioso para los púgiles», argumentó Wu. «El estilo lo es todo, se tomará todo en cuenta. El triunfador será quien boxee mejor».

Por su lado, el cubano Sene vislumbra que «el boxeo va a ser distinto», aunque a su criterio serán los contados púgiles profesionales quienes tendrán que adaptarse más en Río a los combates con menos asaltos.

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