París
DPA
La selección galesa de fútbol alargó hoy su sueño europeo al vencer 1-0 a Irlanda del Norte en el Parque de los Príncipes de París y clasificarse por primera vez a los cuartos de final de una Eurocopa.
El único tanto del encuentro fue de Gareth McAuley en propia puerta en el minuto 75 después de un potente centro al corazón de área pequeña de Gareth Bale, la estrella de los «dragones».
Gales, debutante este año en una Eurocopa, al igual que los norirlandeses, tendrá la oportunidad de luchar por un billete a las semifinales del torneo y colarse entre las cuatro mejores selecciones del continente. Su rival en cuartos de Francia 2016 será, el próximo viernes 30 de junio en Lille, el ganador del partido que jugarán mañana Bélgica y Hungría.
En un encuentro al más puro estilo «british», como mandaban los cánones -incluso el árbitro, el inglés Martin Atkinson, procedía de las islas británicas-, los galeses tuvieron esa pizca de suerte necesaria para desatascar un encuentro con tanta defensa y tan poco control.
Hace cinco años, Gales e Irlanda del Norte jugaron un encuentro oficial, por un torneo británico, ante 529 personas en Dublín. Hoy lo hicieron ante cerca de 45.000 enérgicas gargantas que llenaron de colorido las gradas.
Justo después de que el árbitro soplara el silbato para que comenzara el encuentro quedó claro que la pelota iba a estar más tiempo por los aires que a ras de césped. A los dos segundos de que empezara el partido Gales mandó un balón largo en busca de la espalda de los centrales norirlandeses. Esa fue la tónica del duelo.
Ambas selecciones se tantearon en los primeros minutos del partido. Se vigilaba más que la línea defensiva estuviera ordenada que alguna fisura en el rival. Así, Bale apenas pudo conectar con el balón en campo rival. Cada vez que recibía un pase había dos o tres norirlandeses para robarle la pelota e incomodarle.
Cuando el duelo entró en calor llegaron las pocas (y tímidas) ocasiones: tiros de Stuart Dallas y Jamie Ward para Irlanda del Norte desde fuera del área y un gol bien anulado por fuera de juego a Aaron Ramsey para los «dragones».
Fue todo lo que dio de sí una primera mitad con poco juego, mucho balón largo y groseros errores por parte de ambos equipos. Toda la fiesta que faltaba en el campo la ponían los hinchas, sobre todo los norirlandeses, que no dejaron de cantar ni durante el descanso.
La segunda mitad arrancó más abierta y tanto Irlanda del Norte como Gales disfrutaron de sendas oportunidades en los primeros minutos.
En el 57 la grada galesa estalló de alegría. ¿Gol? No, pero casi. Falta sobre Bale a diez metros del área. El delantero del Real Madrid, que ya marcó dos goles de falta en la Eurocopa, disparó potente pero centrado y el arquero Michael McGovern despejó sin apuro.
Contra todo pronóstico, la jugada que decidió del partido llegó en un ataque estático de Gales. Aaron Ramsey, sin un hombre encima, abrió a la banda para un Bale que por primera vez en todo el partido se vio en las inmediaciones del área sin un rival cerca.
El atacante del Real Madrid controló y se dirigió hacia la línea de fondo para centrar. Su pase iba directo a las botas de su compañero Hal-Robson Kanu, pero el defensor McAuley llegó antes y envió el balón al fondo de sus redes.
Irlanda del Norte tuvo una última oportunidad con una córner cuando quedaban pocos segundos. Subió a rematar hasta el portero, pero los galeses despejaron para mantener vivo el sueño de hacer algo grande en su primera Eurocopa.