Santa Clara
DPA
Recibir siete goles de parte de un rival de una jerarquía similar, como le pasó a la selección mexicana ante Chile en los cuartos de final de la Copa América Centenario, es un indicador de que se conjugaron varios factores para que se concretara semejante resultado.
FALLAS ESTRATÉGICAS
«Erré en la selección del grupo y en el plan estratégico y táctico del partido», admitió el seleccionador mexicano, Juan Carlos Osorio, tras el partido. Su idea de espejar el planteo de Chile, con un esquema 4-3-3, falló en todos los aspectos, porque le faltó gente para cubrir las subidas por las bandas, no cuidó los espacios a espaldas de los mediocampistas y, cuando intentó a atacar, siempre lo hizo en desventaja numérica respecto a los defensores chilenos.
CONFUSIÓN COLECTIVA
Las benditas rotaciones de Osorio, tan elogiadas por los propios futbolistas, se terminaron pagando caro ante la menor adversidad. Cuando México se dio cuenta de que el partido no se estaba dando como lo había planificado, comenzó a reinar la confusión. Ante actuaciones individuales bajas, no hubo respaldo colectivo que las sostuviera, porque el «Tri» estuvo partido en su estructura, separado entre sus líneas y sin conexión entre sus jugadores.
FALTA DE INTENSIDAD
«No ganábamos los rebotes, no dábamos dos pases consecutivos. Tenemos un sentimiento de impotencia y de frustración de que hayamos tenido un partido tan malo», sintetizó el arquero mexicano Guillermo Ochoa. Tal vez en este punto haya estado la mayor diferencia entre chilenos y mexicanos. La diferencia de actitud y hasta de ganas al encarar cada aspecto del juego fue notable.
MALAS TAREAS INDIVIDUALES
«Ninguno de los nuestros estuvo a la altura de lo que pueden rendir», reconoció Osorio. Razón no le falta. De Ochoa, que no pudo evitar ninguna ocasión, a Chicharito, que no se pudo generar ni una oportunidad, todos los mexicanos que estuvieron en el campo desaprobaron el examen. «No sé lo que le voy a decir a mi familia, porque no tuve uno de mis mejores partidos, y lo mismo mis compañeros», aseguró Héctor Herrera.
NULAS RESPUESTAS ANÍMICAS
La moral con la que el «Tri» afrontó el duelo estuvo por el piso. No hubo ni esbozo de reacción ni de rebeldía para evitar la catástrofe. «En el mediotiempo hicimos modificaciones y buscamos cambiar la cara e ir por el partido, pero lo que nos mató anímicamente fue el tercer gol, que cayó tan rápido que no nos dio ni tiempo», dijo Ochoa.
ERRORES PUNTUALES
Que Ochoa regale un rebote en el medio del área ante un remate sencillo, que Jesús Dueñas le deje cinco segundos para pensar a Alexis Sánchez en el área, que Andrés Guardado pierda un balón en su zona defensiva ante la presión rival, que Héctor Moreno se deje anticipar por Vargas, que Miguel Layún no termine de sacar al corner un balón que cruza su arco… Todos esos errores puntuales, que México cometió y que le costaron goles, no son tolerables para una selección que aspire a tener un buen papel en un torneo como la Copa América Centenario.
SUPERIORIDAD RIVAL
Este aspecto, en principio, es más por mérito de Chile que por falencias de México. «Chile es una selección que tiene mucha velocidad y calidad arriba», destacó Ochoa. Sin embargo, ¿hasta qué punto colaboró el «Tri» para que la «Roja» se luciera tanto? En una respuesta de Osorio, ante otra consulta, tal vez se pueda despejar la incógnita: «Vidal dominó los balones aéreos y Alexis desatascó el juego con su dribbling. En cambio nuestros dribbladores no estuvieron en su día y nuestro hombres importantes tampoco lo hicieron».
MÉXICO IGUALÓ LA PEOR GOLEADA DE SU HISTORIA
La selección mexicana de futbol igualó la peor goleada de su historia al caer 7-0 ante Chile en los cuartos de final de la Copa América Centenario.
La derrota más abultada del «Tri» hasta la de hoy en Santa Clara era de 1961, cuando el equipo dirigido en ese momento por Ignacio Trelles perdió en un amistoso 8-0 ante Inglaterra como visitante.
Sin embargo, el sábado en el Levi’s Stadium fue la peor derrota de una selección mexicana en un partido oficial, ya que nunca había caído por siete tantos de diferencia.
En 1928, en los Juegos Olímpicos de Amsterdam, México había perdido 7-1 ante España, mientras que en el Mundial de Argentina 1978 había caído 6-0 ante Alemania, en las dos peores caídas hasta la sufrida hoy ante Chile.