Madrid
DPA

No tienen el aura casi mitológica de Cristiano Ronaldo o Fernando Torres, pero la final de la Liga de Campeones de fútbol puede estar en sus manos. Y es que aunque Keylor Navas y Jan Oblak son dos héroes silenciosos, se ganaron la condición de estrella a base de paradas.

Ambos confirmaron esta temporada de dos arqueros de primerísimo nivel. Si Oblak vivió el año de su confirmación en el Atlético de Madrid, Navas se reivindicó después de tener en agosto pie y medio fuera del Real Madrid.

Los dos porteros vivirán el sábado su primera final de la Liga de Campeones. Están ante el partido de sus vidas. Aunque con diferentes características, los dos comparten una misma cualidad: un perfil bajo que no les impide volar alto.

Navas, de 29 años, tiene toda una historia que contar. Era arquero del Manchester United en la noche del 31 de agosto porque el Real Madrid había decidido fichar a David de Gea procedente del club inglés y enviar a las islas al costarricense. Pero un insólito error burocrático abortó la operación.

Navas convenció a los escépticos, a quienes no lo veían como un arquero para un equipo grande. Cumplió una temporada excepcional que provocó aplausos unánimes en el estadio Santiago Bernabéu, que lo tiene como uno de sus grandes ídolos. No sólo por sus actuaciones, sino por la forma en la que se revolvió contra su destino.

De tal forma que el Real Madrid podría convertirse el sábado en el campeón de Europa con menos goles recibidos de la historia si Navas mantiene su arco a cero y su equipo derrota al Atlético de Madrid. El conjunto blanco sólo recibió cinco tantos en toda la competición: dos fueron a Navas y tres a Kiko Casilla.

Oblak, por su parte, cumple su segunda temporada en el Atlético y él fue el encargado de asumir la difícil sucesión del belga Thibaut Courtois, uno de los ídolos rojiblancos hasta su fichaje por el Chelsea.

Su comienzo no fue fácil e incluso fue suplente durante el primer tramo de la pasada temporada del arquero español Miguel Ángel Moyá, hasta que una lesión de éste propició el despegue del esloveno. Hoy en día es uno de los porteros más cotizados del mundo por su colocación, el dominio juego aéreo y la innata facilidad para blocar disparos, algo que ya no se estila.

Su actuación ante el Bayern Múnich en semifinales fue admirable. No sólo detuvo un penal decisivo ante Thomas Müller en el final de la primera parte, sino que con su gobierno del área y varios manos prodigiosas salvó a su equipo de la eliminación junto a un gol de Antoine Griezmann.

La temporada pasada recibió 18 goles en 25 partidos y esta campaña prácticamente dobló tales estadísticas al jugar 50 encuentros y recibir apenas 25 tantos. Son números que hablan por sí solos de su categoría.

En vísperas de la final de la Liga de Campeones se habla de lo decisivos que pueden ser los goles de estrellas como Cristiano Ronaldo, Torres, Griezmann o Gareth Bale. Pero también cabría preguntarse: ¿Y si al final fueran los arqueros los protagonistas?

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