Madrid/Barcelona
DPA

El futbolista uruguayo Luis Suárez está a 90 minutos de conseguir una Bota de Oro con aromas reivindicativos tras levantarse del suelo después de su famoso mordisco en el Mundial de Brasil 2014.

Suárez marcó 37 goles en la Liga española y tiene cuatro tantos más que el portugués Cristiano Ronaldo, del Real Madrid, y el argentino Gonzalo Higuaín, del Napoli. El sábado jugará ante el Granada la última jornada del torneo español y en su ambiciosa mente sólo está llevar al Barcelona hacia el título gracias a sus goles.

No fue un camino sencillo para Suárez, quien el 24 de junio de 2014 descendió a los abismos al protagonizar un impopular mordisco sobre el hombro del italiano Giorgio Chiellini durante un partido del Mundial de Brasil. La FIFA no tuvo misericordia y lo castigó con nueve partidos sin jugar con su selección y cuatro meses de suspensión.

Cuando ocurrió el suceso, Suárez ya había acordado su fichaje por el Barcelona, que tuvo que esperar al 25 de octubre de 2015 para poder contar con el uruguayo. De menos a más, el delantero concluyó la temporada con un balance de 25 goles en 43 partidos y al final se convirtió en una pieza fundamental en el «triplete» de su equipo, con Liga española, Liga de Campeones y Copa del Rey.

Con la llegada de la nueva temporada, Suárez mejoró notablemente sus estadísticas y actualmente lleva 56 tantos en 50 encuentros. Muchos de ellos decisivos.

Así, el uruguayo asumió el timón del equipo azulgrana en los momentos más difíciles. El Barcelona dejó escapar una valiosa renta de 12 puntos sobre el Real Madrid en la Liga española para ver reducida su ventaja a solo uno y entonces emergió su delantero centro.

En las cuatro victorias seguidas del Barcelona, Suárez marcó la espectacular cifra de 11 tantos. Ante la baja forma de Neymar y la irregularidad de Lionel Messi, el uruguayo acaparó todos los focos y ahora sólo desea que sus tantos ayuden a la conquista del sufrido título de la Liga española.

Fiel a su carácter indómito, Suárez se levantó y respondió con sus goles a quienes criticaron en su día un fichaje por el que el Barcelona pagó 82 millones de euros (93,4 millones de dólares) al Liverpool. Semejante inversión parece ahora en vías de amortización.

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