Olimpia, Grecia
AFP

Brasileños y griegos van a dejar de lado momentáneamente mañana las crisis que sacuden sus respectivos países para participar del solemne encendido de la llama de los Juegos Olímpicos de Río en la antigua Olimpia, sede de la era clásica del evento.

La ceremonia, cuyo ensayo general tuvo lugar hoy sin incidentes, supondrá el inicio del periplo de la llama, hasta que presida el 5 de agosto el estadio de Río en la apertura olímpica, tras cruzar el Atlántico y más de 20 mil kilómetros por Brasil.

El encendido lo hará la «gran sacerdotisa» Katerina Lehou, una actriz griega, según un ritual antiguo inaugurado para los Juegos de Berlín en 1936.

El poder simbólico de la llama olímpica se remonta a la Antigüedad, cuando un fuego se mantenía encendido en Olimpia durante toda la competición.

Vestida con una larga túnica y rodeada por un coro, la actriz griega procederá al encendido siguiendo una lenta coreografía con la antorcha del primer relevista, el campeón mundial griego de gimnasia Lefhteris Petrunias, que pasará luego el relevo a la exestrella brasileña del voleibol Giovane Gavio.

Antes de ser entregada a los organizadores brasileños, el 27 de abril en Atenas, en el estadio que acogió en 1896 los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna, la llama recorrerá algunos lugares emblemáticos en Grecia.

Uno de los momentos simbólicos llegará cuando visite el centro de refugiados de Eleonas, en las afueras de Atenas, donde un refugiado tomará el relevo. Un gesto para recordar al mundo el drama vivido por los refugiados, principalmente sirios, y la crisis migratoria que divide Europa en los últimos meses.

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