Madrid
Agencia dpa

El emergente Barcelona pondrá mañana a prueba al Real Madrid y a su discutido técnico, Rafael Benítez, en el primer clásico del fútbol español de la temporada, que contará con la reaparición de Lionel Messi y excepcionales medidas de seguridad.

El encuentro en el Santiago Bernabéu será el partido estelar de la duodécima jornada de la Liga española, una apasionante cita que tendrá una audiencia estimada de 400 millones de espectadores y un buen número de alicientes.

Por ejemplo, Messi regresará tras casi dos meses sin competir por una lesión de ligamentos y la cuestión es ver si arriesga para jugar como titular o si aguarda desde el banquillo en lo que sería una decisión más conservadora.

«Son todo buenas noticias juegue o no Leo Messi. La gran noticia es que ya está recuperado», afirmó Luis Enrique.

La realidad estadística indica que el Barcelona no echó de menos a su gran estrella. O, al menos, la añoranza no fue tan extrema como se esperaba. Y todo porque el equipo azulgrana encontró en Neymar a la estrella que fichó hace dos años. El brasileño asumió el liderazgo de un equipo que aterrizará en el Santiago Bernabéu como primero de la Liga española con tres puntos sobre el Real Madrid.

En este tiempo, las cuentas no le salieron a los blancos, que perdieron por el camino más puntos de los pensados. Pero más allá de su última derrota 3-2 ante el Sevilla, lo que dejó el equipo de Benítez fue un mar de dudas. En este sentido, la pupila apunta hacia su entrenador.

Acusado de defensivo, el Real Madrid no fue capaz de mostrar todavía una imagen compacta y su rendimiento fue en progresivo declive hasta la derrota de Sevilla. Ahora Benítez se sitúa en una posición complicada, pues verse a seis puntos del Barcelona tras una derrota en un clásico es la situación más indeseada que puede soportar cualquier entrenador del Real Madrid.

Para luchar contra esta presunción, Benítez no tendrá excusas. Su argumento para justificar el rendimiento del equipo fue el enorme número de bajas con el que contó desde el inicio de temporada. No es lo que sucede ahora, pues para el clásico recuperó a todos sus jugadores. Eso incluye a Keylor Navas, Marcelo, Sergio Ramos, Pepe, James Rodríguez, Gareth Bale o Karim Benzema.

La cuestión es ver qué tipo de mensaje envía Benítez con su alineación. Por ejemplo, si James Rodríguez entra y Carlos Casemiro, un mediocentro del contención, se queda en el banquillo. O si juega Benzema para recuperar la vieja idea del tridente junto a Bale y un Cristiano Ronaldo en un momento difuso.

Por lo pronto, Benítez defendió hoy su idea de ver un Real Madrid ofensivo: «El Real Madrid tiene una manera de jugar, que es intentar ganar atacando y metiendo más goles que el rival, independientemente del equipo al que nos enfrentemos. No nos fijamos tanto en el rival y sí tratamos de hacer las cosas como tenemos que hacerlas».

El Barcelona también tiene dudas, más allá de resolver la titularidad o no de Messi. Así, su técnico, Luis Enrique, deberá resolver si sitúa a Javier Mascherano en la defensa o si lo incorpora a la medular si Ivan Rakitic no está en condiciones, aunque entró en la convocatoria. Sergi Roberto es otra solución para el centro del campo.

De lo que nadie duda es de la presencia de Neymar y Luis Suárez, autores de todos los goles del Barcelona en la Liga española desde que Messi se lesionó.

La intención del conjunto azulgrana no es otra que sostener su racha de seis triunfos consecutivos en la Liga española y asestar un duro golpe a su gran rival nada menos que el clásico y en el Santiago Bernabéu.

Es de suponer que el coliseo blanco dedicará buena parte de su tiempo a abuchear al central Gerard Piqué, quien en los últimos meses se convirtió en abanderado del «antimadridismo» con sus ataques públicos -«pullas», lo definió- al gran objeto de su odio.

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