Por ALEX OLLER
BEIJING
Agencia/AP

La exigente prueba del heptatlón es sin duda la más completa del atletismo femenil, mezcla de proeza atlética, fortaleza mental y notable la versatilidad, donde el más mínimo desliz puede resultar fatal para las aspiraciones de sus competidoras.

Para la cubana Yorgelis Rodríguez, estas son bien altas cara a su inminente progresión deportiva, y en su caso no suele haber mayor escollo que el de la primera valla de la prueba de los 100 metros obstáculos en la competencia de heptatlón.

«Es la que más me cuesta», cuenta la cubana desde el estadio conocido como El Nido de Pájaro, en Beijing, donde desde el sábado se celebra el 15º. Mundial de Atletismo.

Rodríguez ganó su primera carrera en la jornada inaugural, la serie preliminar de los 100 metros vallas, con una marca de 13:73, la mejor de su temporada y 19ª. entre las participantes, por lo que se mostró satisfecha tanto con el crono como sus sensaciones.

«Era mi primer evento de la competencia y me sentí contenta. Siempre tengo un poco de aprensión al principio, pero abrí muy bien y corrí relajada», valoró la atleta, antes de participar en salto de altura, donde fue séptima con un registro de 1,86 metros.

Tras finalizar 18va en lanzamiento de bala y 22ª. en los 200 metros en las sesiones de la tarde, la cubana acumula un total de 3717 puntos en el heptatlón, que finaliza el domingo, y clasifica momentáneamente 14ª. «Me tocará recuperar mañana lo perdido hoy. Me faltaron fuerzas en los 200», reconoció, visiblemente contrariada, al cierre de la jornada. «Aunque las esperanzas permanecen intactas. Espero lograr mis objetivos».

Ganadora del oro tanto en los pasados Juegos Panamericanos de Toronto como en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, la joven de 20 años ansía, como mínimo, mejorar la clasificación lograda en su primer mundial, cuando quedó 12ª. en Moscú 2013. Tampoco descarta quedar entre las ocho primeras o rebasar la barrera de los 6400 puntos para sumar confianza cara a los Juegos Olímpicos de Brasil en 2016.

Oriunda de Guantánamo, se inició en las carreras y los saltos a los 11 años, y pronto se dio cuenta que el heptatlón, exigente modalidad femenina en que se combinan pruebas de 100 metros vallas, salto de altura, lanzamiento de bala, 200 metros llanos, salto de longitud, lanzamiento de jabalina y 800 metros llanos en dos días, no está diseñado para pusilánimes.

En un entrenamiento con apenas 13 años, tropezó con la temida primera valla y se lesionó el tobillo. Desde entonces, ese gran salto inicial que en Beijing fue también el primero de su larga competencia, pende amenazador sobre sus aspiraciones.

«Pese al tiempo, el miedo a caer en el arranque nunca lo pierdes. Pero, una vez superada esa valla vas ganando confianza, velocidad y potencia», expone. «Para mí, la de los 100 metros vallas es la prueba que más respeto».

Se reconoce mala perdedora, y lo tendrá difícil en Beijing con competidoras como la canadiense Brianne Theisen Eaton, las británicas Jessica Ennis-Hill y Katarina Johnson-Thompson, además de las holandesas Nadine Visser y Nadine Broeersen, o la alemana Caroline Schaffer. Pero Rodríguez evita pensar demasiado en sus rivales o planificar en exceso las competiciones.

«Me pongo nerviosa y no me sale. Prefiero pensarlo poco antes de la salida e improvisar», asegura, aunque consciente de que debe fortalecer su tren superior para mejorar en lanzamientos de bala y jabalina.

«Tiene gran capacidad de trabajo y una psiquis sólida bajo presión. Es una atleta universal, y la veremos ganar un mundial», vaticinó en su día su anterior entrenador, Gersin Luis, hoy relevado por Gabino Arzola.

Pensar poco y salir fuerte. Conceptos que se antojan claves para ese gran salto adelante pretendido por la talentosa atleta, deseosa de prosperidad deportiva en el lejano Oriente.

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