Santiago de Chile
AP

La selección chilena de futbol afrontará hoy una prueba de fuego en su sueño de conquistar por primera vez la Copa América cuando se enfrente en cuartos de final al temido Uruguay, el campeón vigente y todo un especialista en derribar anfitriones.

Tras una fase de grupos en la que su nivel fue de menor a mayor, Chile afrontará su primera eliminatoria ante un rival incómodo.

Si bien terminó tercero del Grupo B por detrás de Argentina y Paraguay y su potencial no parece ser el mismo sin el sancionado Luis Suárez, Uruguay es un equipo que impone respeto por su historia.

El conjunto «charrúa» es el máximo ganador de la cita continental con 15 títulos, el último de ellos hace cuatro años en Argentina. Allí eliminó precisamente al anfitrión, una «especialidad» que también mostró en la Copa de 2007 ante Venezuela. «El mata anfitriones», lo catalogó el diario «El Mercurio», dando cuenta del respeto que impone el próximo rival de Chile.

El conjunto de Jorge Sampaoli buscará por ello reducir al mínimo todos los errores posibles en el estadio Nacional de Santiago, el escenario donde Chile hizo de local en todos sus partidos en el torneo.

«Estamos trabajando duro para cometer los menos errores posibles. Uruguay aprovecha muy bien las fallas», admitió el volante Macelo Díaz, uno de los fijos el once que parará mañana Sampaoli.

«Lo que más estamos trabajando es la parte futbolística, no en la forma en que iremos a ganarles un cabezazo», dijo el hombre del Hamburgo en alusión al alusión al juego aéreo, una de las las especialidades del cuadro que dirige Óscar Tabárez.

Otro de los aspectos que preocupa a los chilenos es no caer en las provocaciones que pudiera venir de sus rivales para sacarlos del partido. Por ello, el técnico ha advertido a sus dirigidos ignorar lo que se dice o se habla fuera de la concentración del equipo.

De hecho, Díaz prefirió no polemizar con el volante uruguayo Egidio Arévalo Ríos, quien recordó a sus rivales de mañana que cada vez que al combinado «charrúa» le corresponde jugar con el anfitrión lo dejan fuera de la competencia.

Chile no sólo tendrá la presión del juego, sino también la de su propio público, que llegará hasta el estadio Nacional con la esperanza de que el cuadro pase a semifinales y gane la esquiva Copa América por primera vez en su historia.

«Más allá de que no hay favoritismos, porque en un partido como éste una final siempre es un 50 y un 50 por ciento, la responsabilidad y la presión realmente la tiene Chile», advirtió Diego Godín, el capitán y defensa uruguayo. «Sabemos a lo que nos enfrentamos y estamos preparados para jugar este partido», añadió el hombre del Atlético de Madrid.

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