Por SAMUEL PETREQUIN
PARÍS
AP

Trastabillando cuando subía a la red, Roger Federer cayó al piso de rodilla sobre la arcilla de Roland Garros.

Fue una imagen atípica para un tenista conocido por su elegancia que ganó 17 títulos grandes.

Y hubo otras durante el partido que el suizo perdió ayer 6-4, 6-3, 7-6 (4) ante su compatriota y amigo Stan Wawrinka.

Federer, que rara vez se lesiona y que jugaba su 62do torneo grande consecutivo, tuvo que hacerse tratar de un problema en la mano derecha al final del segundo set. Se fue a sentar con la cabeza gacha luego de quedar dos sets abajo ante un rival más joven al que le había ganado 16 de 18 partidos.

«Intenté de todo. Tirarle pelotas altas, toques cortos, pegarle contra el viento», comentó Federer. «Obviamente no me iba a ir del Abierto de Francia sin haberlo intentado todo».

Entre el 2005 y el 2012, Federer llegó a las semifinales siete veces y ganó el torneo en el 2009. Pero ya van tres años seguidos en los que queda afuera en los cuartos de final.

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