Por ERIC NÚÑEZ
NUEVA YORK /Agencia AP

«Cada quien tiene una personalidad distinta, pero somos muy similares al momento de batear», dijo el dominicano Cruz, máximo jonronero de las mayores durante la temporada regular y el único que alcanzó la cifra de 40 bambinazos. «Somos agresivos, unos ‘free swingers’, aunque también tenemos jugadores pacientes como el caso de Nick Markakis».

«Pero la clave del éxito es que confiamos el uno con el otro, eso nos da la motivación», añadió Cruz, el bateador designado que los Orioles adquirieron por unos módicos 8 millones de dólares previo al arranque de la pretemporada. El dogma en el béisbol es que tal estilo puede funcionar durante el maratón de seis meses y 162 juegos que abarca una campaña regular, pero no en los playoffs. Octubre es el mes donde el mejor pitcheo maniata al mejor bateo.

Y eso era lo que se suponía iba a sucederle a los Orioles al citarse con los Tigres de Detroit en los playoffs, frente a un adversario cuya rotación abridora cuenta con los tres últimos ganadores del premio Cy Young de la Liga Americana.

La serie de división se reanuda el domingo en Detroit, y los Orioles marchan al frente 2-0 y con una victoria adicional avanzarán a la siguiente ronda, la pelea por el título de la Americana.

Baltimore no es un equipo convencional, como lo resaltó su jardinero central Adam Jones al definir el método de sus compañeros como uno de «salir a dar a hachazos con el bate».

Jones conectó 29 de los 211 jonrones con los que los Orioles superaron a los otros 29 equipos en la campaña regular, aventajando por amplio margen al siguiente, (los Rockies con 186).

Baltimore quedó en el puesto número 26 en bases por bolas recibidas, apenas por delante de los Reales, Rockies, Diamondbacks y Marineros.

No es un equipo selectivo al plato, pero que es letal cuando hace contacto y más si el mismo acaba al otro lado de la cerca.

Sin un pitcher en su rotación que tenga la etiqueta de «as legítimo», los Orioles dependen de su ataque.

Lo más asombroso es que no han perdido el empuje pese a las bajas por lesiones de Manny Machado y Matt Wieters. También han iniciado la postemporada sin Chris Davis, suspendido por consumo de anfetaminas, aunque el primera base prácticamente había sido un cero a la izquierda en la campaña regular, con un slugging que declinó 200 puntos porcentuales al quedar en .404.

Pero encontraron un salvador en Steve Pearce, el primera base/jardinero que dejaron libre a fines de abril y a la semana readquirieron para acabar con 21 jonrones.

Su gerente general Dan Duquette también es dueño de un varita mágica para encontrar talento productivo en los descartes de otros equipos, como han sido los casos de Delmon Young, Alejandro De Aza, Jimmy Paredes y Kelly Johnson. El viernes, Young salió de la banca en el octavo inning para remolcar las tres carreras que coronaron el triunfo 7-6 viniendo de atrás, al conectar un doble con las bases llenas.

En la antesala a la serie, el mánager Buck Showalter destacó que los mejores equipos en el béisbol son los que reúnen «la suma de sus partes».

«En una serie siempre se producen altibajos, y yo creo que los equipos que saben asimilar esos giros durante el curso de un juego, que saben reaccionar para seguir peleando, logran tener la posibilidad de ganar los juegos en sus postrimerías».

Cruz ha asimilado el concepto: «Cuando me embaso, sé que mi compañero me va a traer (al plato). Siempre está el presentimiento que puede sacar la bola, que puede ser algo productivo y eso se transmite por todo el lineup».

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