Barcelona / Agencia dpa
Se esperaba un encuentro con el Apoel defendiendo y el Barcelona acaparando la posesión. Es lo que ocurrió. Pero pocos esperaban una actuación tan pobre de la delantera del equipo azulgrana, nada inspirado en ataque.
El técnico del Barcelona, Luis Enrique, ofreció una revolución en la alineación. El arquero alemán Marc-André Ter Stegen debutó como titular. Además, la medular estuvo compuesta por el joven Sergi Samper, Sergi Roberto y Xavi Hernández. Quizá el equipo acusó tantos cambios.
Lo que no cambió fue el tridente ofensivo, compuesto por Lionel Messi, Neymar y Munir. Pero todos ellos estuvieron lejos de su mejor forma, pues apenas tuvieron ocasiones.
El Barcelona tuvo que recurrir al balón parado para marcar su gol, que llegó poco antes de la media hora. No había tenido grandes ocasiones hasta entonces. Messi puso una falta indirecta sobre el área y ahí apareció Piqué para cabecear a la red en una jugada muy mal defendida por los visitantes.
No hubo mucho más hasta el descanso y lo mejor fue la gran presión del Barcelona, que le permitió recuperar balones en campo chipriota. Su problema fue que luego no supo qué hacer con la pelota. Se colapsó ante las dos líneas defensivas planteadas por su rival en las cercanías del área.
La segunda parte no varió. Al contrario, el Barcelona fue acusando el paso de los minutos y el Apoel incluso se permitió dominar en el tramo final del choque y acumular llegadas. Le faltó calidad para crear ocasiones claras de peligro, pero el Camp Nou vivió los últimos minutos con nerviosismo.
De hecho, Ter Stegen tuvo que intervenir en el minuto 91 tras un disparo de Manduca, el primero del Apoel entre palos en todo el partido.
El triunfo se quedó en Barcelona, pero no se produjo con la solvencia y brillantez esperada por los locales. Eso sí, la victoria azulgrana cobró mayor valor con el empate 1-1 entre Ajax de Ámsterdam y Paris Saint-Germain en el otro encuentro del Grupo F, lo que le permitió colocarse líder de la zona con tres puntos.