Por ALEX OLLER,
BARCELONA,
Agencia AP

El torneo, que venía siendo cosa de los dos colosos desde la campaña 2003-2004, consagró finalmente al Atlético como equipo a tener en cuenta, y el técnico argentino Diego Simeone y sus hombres parten con estatus de firmes candidatos en el incipiente campeonato, que arranca el sábado.

Pero el cartel de favorito recae en un Madrid liberado tras el mal trance que supuso la anterior etapa del técnico José Mourinho, confortado con la conquista de su décima Copa de Europa y reforzado en el mercado con lo mejor del panorama internacional.

_Depo4_1bEl Barsa, también ilusionado por el arribo de una gran figura como el uruguayo Luis Suárez, busca olvidar una campaña sin grandes títulos por vez primera en seis años, aunque más bajo el prisma de una necesaria renovación que deberán encauzar algunos veteranos del glorioso ciclo anterior.

Luis Enrique, ex jugador azulgrana y referente de la hinchada por su fuerte carácter, es el encargado de liderar la ofensiva y conseguir que el argentino Lionel Messi, el brasileño Neymar y Suárez, sancionado sin jugar hasta el 24 de octubre, mezclen su desbordante talento para generar un cóctel explosivo en ataque.

Su predecesor, el argentino Gerardo Martino, no consiguió sacar lo mejor de los dos primeros y falta por ver si las lagunas defensivas se corrigen con el arribo del timonel asturiano, quien también pregona alta intensidad en la presión de sus delanteros pero deberá convencer a sus astros de que tal esfuerzo les conviene.

El chileno Claudio Bravo y el alemán Marc-André ter Stegen, ambos recién llegados, se disputarán un arco que el emigrado Víctor Valdés defendió con uñas y dientes en sus 12 campañas bajo el pesado foco del Camp Nou. Y las dudas perduran atrás, donde aparentemente ya no figurará el argentino Javier Mascherano, devuelto al mediocampo; aunque su reemplazo, el francés Jeremy Mathieu, fichado del Valencia, sea también un lateral reconvertido a central. Otro candidato es el belga Thomas Vermaelen, de rendimiento irregular en el Arsenal.

Si de refuerzos se trata, ningún equipo del mundo puede presumir más que el Madrid, donde se vislumbra una nueva época dorada liderada por el técnico Carlo Ancelotti e iluminada en la cancha por la clarividencia del alemán Toni Kroos y la fantasía del colombiano James Rodríguez. Los madridistas antojan una combinación demoledora que marque estilo y los más optimistas esperan que el dúo tome el relevo del fútbol de alta escuela que plasmaron en el Barsa ilustres como Xavi Hernández y Andrés Iniesta, cuya llama parece apagarse.

La pólvora del Madrid seguirá siendo patrimonio de Cristiano Ronaldo, máximo goleador el pasado ejercicio; y en menor medida Karim Benzema y Gareth Bale, quien amenaza con explotar en su segundo año, una vez completada la pretemporada a nivel físico óptimo. La competencia en el arco entre el costarricense Keylor Navas, llegado del Levante, e Iker Casillas también debería resultar beneficiosa.

Más leña al fuego seguirá echando el Atlético, campeón vigente aunque nuevamente camuflado de comparsa. Los rivales están en aviso ante el equipo del aplaudido Simeone, por mucho que la diáspora de sus tres principales delanteros, Diego Costa, David Villa y Adrián López, haya obligado a un cambio de cromos de incierto resultado. ¿Podrán el croata Mario Mandzukic, fichado del Bayern Munich, el francés Antoine Griezmann (Real Sociedad) y el mexicano Raúl Jiménez (América) adaptarse al exigente esquema del «Cholo»? Y la consecución de goles no preocupa tanto como el intento por evitarlos sin la alargada figura de Thibaut Courtois, quien regresó al Chelsea.

Cierto que si Jiménez logra parecerse más a Hugo Sánchez que a Luis García, los otros dos mexicanos en vestir la camiseta rojiblanca, el Atlético quizás logre añadir algún trofeo más al palmarés de Simeone, quien suma cuatro desde su incorporación en 2011.

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