Fernando Mollinedo C.
Guatemala es un país que en el ámbito deportivo ha descollado de manera fulgurante; sin embargo, pocas han sido las ocasiones en que los merecidos reconocimientos póstumos o en vivo se les regatean a los personajes que sin ninguna duda los merecen.
El caso de la nadadora EMMA DOLORES CASTILLO ROMERO, conocida como LOLITA CASTILLO es un ejemplo de la estrechez moral y anímica de los funcionarios del Comité Olímpico Guatemalteco (COG), la Federación Nacional de Natación y la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala (CDAG) que han dirigido los destinos deportivos de la población guatemalteca; pues en varias ocasiones manifestaron su criterio político con su continuo rechazo a reconocer en el campo de la natación internacional los méritos deportivos de los atletas que representaron exitosamente a Guatemala.
EMMA DOLORES CASTILLO ROMERO conocida deportivamente como LOLITA CASTILLO es el nombre de la dama que en su juventud le brindó a Guatemala el honor de ser medallista internacional en la difícil y sofisticada especialidad de clavados desde trampolín de 5 metros; en su currículum deportivo destaca haber sido la primera clavadista guatemalteca que obtuvo medalla de oro, y medalla de plata en los VI Juegos Centroamericanos y del Caribe realizados en ciudad Guatemala en 1950, año en que se inauguró la Ciudad de los Deportes en la ciudad de Guatemala; obtuvo el 3er lugar de los Juegos Panamericanos (medalla de bronce) realizados en buenos Aires Argentina en 1951, ocasión en que conoció a Evita Perón quien le entregó un reconocimiento por su calidad deportiva;
A sus 19 años integró la Delegación Olímpica Guatemalteca que participó en los Juegos Olímpicos desarrollados en Helsinki, Finlandia en el año 1952; además, fue subcampeona en los Juegos Panamericanos y del Caribe realizado en el Distrito Federal de México en el año 1954; en su vida deportiva se hizo acreedora a 4 medallas en el ciclo olímpico. A su retiro de las competencias en 1960, dirigió la Escuela Nacional de Natación y fundó el Club “Peces voladores”. En el año 2000 el Ministerio de Cultura y Deportes la distinguió al otorgarle el Premio Nacional del Deporte.
Los méritos de tan distinguida atleta fueron reconocidos en pocas oportunidades y el imaginario guatemalteco necesita conocer quiénes han sido sus héroes y heroínas en todas las disciplinas del campo deportivo; vale la pena que, después de infructuosas gestiones, el Ministro de Cultura y Deportes con las autoridades deportivas guatemaltecas, HONREN A QUIEN NOS HONRÓ con su magnífica trayectoria en el campo de la natación.
Excuso indicar que el 21 de septiembre de 2011 el Asesor del Comité Ejecutivo de la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala (CDAG) José Oswaldo Johnston Sánchez dirigió una carta al hijo de la deportista indicándole que, el Comité Ejecutivo en su sesión ordinaria acordó nombrar con el nombre de LOLITA CASTILLO a la piscina de clavados de la Ciudad de los Deportes y la develación de una plaqueta con la inscripción correspondiente; sin embargo, la misma CDAG por conducto del oficio No. 478-2019-SG-CDAG de fecha 23 de septiembre de 2019 firmado por Karla Ivonne Alvarado Carranza de Tabarini, secretaria general y Julio Fernando Cáceres Grajeda, presidente, indica que: no se ubicó ningún punto de aprobación por parte del Comité Ejecutivo de la CDAG.
Negar el honor a quien o quienes lo merecen es un acto que riñe con el agradecimiento póstumo popular que se merecen los atletas guatemaltecos que con su actividad demuestran su capacidad deportiva y el poco valor que les merece a los dirigentes deportivos el sacrificio de los atletas. Considero de suma importancia no echar al olvido a nuestras estrellas deportivas y en este caso, nombrar a la Piscina olímpica don el nombre de la excelsa nadadora LOLITA CASTILLO. Honor a quien honor merece.