El lado negativo de que el Campeonato Europeo tenga una vibrante cultura de aficionados es los riesgos de seguridad en los estadios.
Un torneo en Alemania, que es costeable y accesible en el centro de Europa ha revelado algunos problemas.
Muchos aficionados han podido saltar al campo y acercarse a los jugadores, en gran parte buscando una foto con Cristiano Ronaldo. El astro portugués casi fue golpeado el miércoles al dirigirse al túnel de jugadores cuando un asistente saltó y cayó junto a él.
Una gresca se registró antes del duelo inaugural el 18 de junio en Dortmund entre seguidores de Georgia y Turquía.
El torneo ha experimentado poco hooliganismo, usualmente de seguidores ingleses, que por mucho tiempo aquejó la Euro. Pero un breve incidente en Gelsenkirchen antes del duelo inaugural de Inglaterra fue en gran medida culpa de seguidores serbios.
En un torneo en el que la cerveza es bienvenida, los vasos de plástico han llovido e incluso los comentaristas han dicho que han sido mojados con cerveza.
El entrenador de Inglaterra Gareth Southgate fue golpeado con vasos de plástico tras el empate 0-0 con Eslovenia. Las familias de los jugadores ingleses en el Estadio de Colonia también fueron blanco.
“Mi hermano fue golpeado, otro más”, aseguró el defensa inglés Ezri Konsa, quien añadió que los vasos “cayeron de todos los ángulos. “Hay niños en las gradas con mi familia entonces siempre tenemos que estar al pendiente, tranquilizarlos y preguntarles si están bien”.
Todos estos incidentes son ofensas bajo el código disciplinario de la UEFA y que resulta en multas de miles de euros.
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Estas multas se pagan por las federaciones, que reciben 9,2 millones de euros (9,9 millones de dólares) del dinero del premio y son responsables del comportamiento de sus aficiones en los estadios.