Por una promesa, en agradecimiento o simplemente para inmortalizar en la piel un momento inolvidable. La conquista del Mundial de fútbol desató una fiebre de tatuajes en Argentina con diseños que van desde la imagen del capitán Lionel Messi con el trofeo hasta el gesto obsceno del arquero Emiliano Martínez tras la final ante Francia y las tres estrellas que aluden a los títulos conseguidos por el país sudamericano en 1978, 1986 y 2022.
El fenómeno es especialmente notorio en menores de 30 años que nunca habían visto a la Albiceleste ganar la Copa del Mundo y es también una muestra del fuerte impacto social que tuvo el logro deportivo en un país castigado por sucesivas crisis económicas. Después de casi dos horas recostado en una camilla de una tienda de tatuajes en Buenos Aires, Sasha Mortier cumplió la promesa que había hecho antes del Mundial: tatuarse la Copa del Mundo y la fecha de la final (18.12.22) al costado del torso.
«Uno anhela lo que no tuvo en mucho tiempo. Toda una generación nunca lo vivió», dijo a The Associated Press el joven de 26 años. «Lo necesitábamos (ganar el Mundial). El país está atravesando un momento feo y creo que la alegría que se vivió no se vivía hace bastante». Los 36 años que trascurrieron desde que la leyenda Diego Maradona levantó la dorada copa en México fueron una pesada carga para los fanáticos argentinos, que viven el fútbol con una intensidad única en el mundo y se sienten tan parte del triunfo en Qatar como los jugadores.
Mortier todavía tiene una promesa pendiente: junto a un amigo se comprometieron a tatuarse una piedra que encontraron en el piso justo antes de la tanda de penales ante Holanda en los cuartos de final. «Una piedra horrible del piso. Pero nos dio suerte, uno elige creer».
Apenas regresó de Qatar, Sebastián Fernández fue directo al estudio Yeyo Tattoos en un suburbio al sur de Buenos Aires con una imagen en la cabeza: el capitán Messi besando la copa antes de la ceremonia de premiación. «Esa imagen del beso o de la Argentina campeón del 2022 va a ser histórica, me llena de orgullo haber estado allá», expresó Fernández, quien se dedica a comentar partidos de fútbol de juegos en línea. «Quise retratar algo que me lleve a esa experiencia y me devuelva un poquito de los sentimientos que tuve en ese momento».
César «Yeyo» Molina, un reconocido tatuador en el ambiente del fútbol, admitió que nunca había tenido tanta demanda. «La locura por el mundial es impresionante», contó mientras le daba color al tatuaje de Messi que cubre todo el muslo de Fernández y que le llevó dos días de trabajo. «Laboralmente, estamos en un momento increíble, no damos abasto. Somos 10 tatuadores acá. Sé muy bien por contacto con colegas que estamos abarrotados. A este nivel nunca lo había visto».
Molina se destaca por los diseños realistas de sus tatuajes. Esta técnica comienza con stencil, que es un líquido con el cual se graba en la piel el diseño elegido por el cliente y que funciona como un mapa para el tatuador. El precio promedio de estos tatuajes no baja de los 300 dólares, un gasto difícil de afrontar para los bolsillos de los argentinos castigados por una inflación que este año rondará el 100%.
Para abaratar costos muchos fanáticos recurrieron a tatuadores principiantes y el resultado rápidamente se viralizó en las redes sociales. El caso más notorio fue un tatuaje en una espalda de un Messi excedido de peso, con una papada prominente sosteniendo la copa entre sus manos. Santiago Aposto, un argentino de 31 años que reside en México, no quiso correr riesgos y pagó una suma importante en un estudio de tatuajes de la capital para cumplir la promesa que hizo de tatuarse si Argentina sobrevivía a la primera ronda tras la derrota 2-1 ante Arabia Saudita en el debut mundialista.
«Cuando uno vive afuera se vuelve más argentino, no quiere perder esas costumbres nuestras», explicó mientras se tatuaba a Messi besando la copa. «Para mi generación es un poco como lo que nuestros viejos vivieron con Maradona. Él es de nuestra generación, lo sentimos como muy propio, como nuestro representante en el mundo».
Después de Messi otro jugador muy requerido por los hinchas para tatuarse es el arquero Martínez, héroe por sus atajadas en las tandas de penales ante Holanda y Francia. Valentín Bobadilla, de 20 años, se tatuó el polémico gesto del guardameta cuando se llevó el premio al mejor arquero del campeonato mundial a la pelvis.
«El gesto que algunos lo encuentran vulgar a mí me llamó la atención. De una personalidad que admiro», justificó Bobadilla. «Después de los cuartos ante Holanda me quedó ese cariño por el ‘Dibu’ y más con la final que hizo».