En un entorno más familiar esta vez, las naciones árabes tendrán otra oportunidad para brillar en el Mundial después de una actuación decepcionante en Rusia. Ninguna de las cuatro selecciones árabes que participaron en la Copa del Mundo de 2018 superó la primera ronda, y solo Arabia Saudí y Túnez lograron victorias de consolación en sus últimos encuentros de la fase de grupos.
Esa cifra récord de equipos se repite este año con Marruecos, Túnez y Arabia Saudí — que repiten experiencia — y Qatar, la anfitriona. Qatar presionó para trasladar su partido inaugural contra Ecuador al 20 de noviembre y que toda la atención se centre en su debut en un Mundial. Arabia Saudí se enfrentará a una Argentina comandada por Leo Messi dos días más tarde.
No hay presión. «Todos en el equipo sueñan con llegar a la segunda ronda y, por supuesto, algunos sueñan con ganar el Mundial, pero (…) tenemos que centrarnos en nuestro primer partido contra Argentina», dijo el entrenador francés de los saudíes, Hervé Renard. «Será un reto increíble para nosotros, pero debemos estar preparados».
Solo tres selecciones árabes han avanzado a octavos de final en la historia del torneo: Marruecos lo logró en 1986, convirtiéndose además en la primera africana en hacerlo, seguido de Arabia Saudí en 1994 y Argelia hace ocho años. En total, ocho países de la región han disputado alguna vez un Mundial, comenzando por Egipto, que estuvo en su segunda edición en 1934.
Esta es la primera vez que el torneo se escenifica en Oriente Medio y en un país árabe. Y ninguna otra selección de la región se había estrenado en este escenario desde la saudí, en 1994. El adinerado emirato de Qatar se clasificó de forma automática por su condición de anfitrión, pero ha dedicado años y muchos recursos para desarrollar un equipo competitivo.
Para ello ha contado con la Academia Aspire, que contrató a directores y técnicos extranjeros — su seleccionador es el español Félix Sánchez — para descubrir y formar a los jóvenes talentos locales. El trabajo está dando sus frutos: Qatar ganó la Copa de Asia en 2019 derrotando a la favorita, Japón, en la final. Fue su primer gran título.
El fútbol árabe tratará de brillar en Qatar https://t.co/sLa33qUdzq
— Independent en Español (@IndyEspanol) November 10, 2022
Con independencia de que las selecciones árabes despunten en Qatar o no, está claro que los estados del Golfo Pérsico tienen influencia. «Por fin estamos empezando a reconocer el verdadero atractivo global del fútbol, el hecho de que ya no pertenece a una región, a un país o a un conjunto de federaciones, sino que, de hecho, es algo en lo que ha participado mucha más gente de todo el mundo», indicó Abdullah Al-Arian, profesor asociado de Historia en la Universidad de Georgetown en Qatar.