Kemba Walker anotó 21 puntos, RJ Barrett consiguió 20 y los Knicks de Nueva York defendieron la ventaja para imponerse ayer 104-103 a los Bulls de Chicago, a quienes asestaron su primera derrota en la campaña.
Julius Randle logró 13 unidades y 16 rebotes. Derrick Rose entró como suplente y consiguió 12 tantos contra su equipo anterior, en lo que fue el segundo triunfo consecutivo de los Knicks, que llevan marca de 4-1.
Este triunfo no fue fácil para Nueva York, que estuvo a merced de DeMar DeRozan en los últimos instantes.
«Por ahora, todavía nos estamos conociendo», comentó el entrenador de los Knicks, Tom Thibodeau. «En cada partido vamos mejorando. Me encanta el hecho de que todos se sacrifican por el equipo y lo privilegian. Así es como se consiguen los grandes triunfos en esta liga».
El astro de Chicago, Zack LaVine, anotó 25 puntos pese a jugar con un ligamento desgarrado en su pulgar izquierdo.
Los Bulls escenificaron una ofensiva de 12-0 en los minutos finales y estuvieron a punto de empatar el partido cuando los Knicks creían que ya tenían asegurada la victoria.
LaVine consiguió una volcada a 9,5 segundos del final, lo que redujo la ventaja de Nueva York a un punto después de que los Knicks estuvieron arriba 104-91 a 2:59 de la conclusión. LaVine se encintó el pulgar tras lesionarse el lunes en Toronto.
Randle falló un par de tiros libres cuando restaban 4,7 segundos al encuentro y Chicago tuvo la posesión del balón al final. Sin embargo, DeRozan falló un lanzamiento con salto desde 4,5 metros (15 pies) cuando se agotaba el reloj.
«Como cualquier equipo en casa, ellos querían ganar ante sus aficionados», dijo Barrett. «Estaban invictos y son un buen equipo. Era obvio que buscarían algo al final».