MANCHESTER, Inglaterra/AP
Los momentos que evidenciaron la humillación del Manchester United a manos del Liverpool fueron abundantes.
Cuando Mohamed Salah completó una tripleta en 12 minutos. Quizás cuando el zaguero Andy Robertson se puso a gritarle a sus compañeros del Liverpool que siguieran atacando cuando ganaban con el 5-0 que resultó definitivo.
También la imagen de un irritado Alex Ferguson en el palco ejecutivo del Old Trafford al presenciar a un equipo que daba lástima y al que alguna vez llevó a la cúspide. A su lado, Kenny Dalglish — su némesis en el banquillo de Liverpool — estaba radiante.
Las gradas del estadio empezaron a vaciarse mucho antes del final este domingo. Los hinchas del United ya habían expresado su desagrado, abucheando a los jugadores tras el primer tiempo.
Cuando Paul Pogba — la única variante del United al quedar abajo 4-0 al descanso por primera vez en un partido de la Liga Premier — fue expulsado por una plancha con media hora por jugar, la gente se retiró en masa ante una épica humillación.
Adentro, los únicos cánticos eran procedentes del sector donde estaban los partidarios del Liverpool, mayormente mofándose de Ole Gunnar Solskjaer.
Resta ver cuánto aguanta la paciencia del United por un técnico que dispone de un plantel por el cual se han invertido más de 500 millones de dólares en tres años pero que luce a años luz de conseguir el primer campeonato de la Premier desde el retiro de Ferguson al cabo de conquistar el 13ero.