Los dos candidatos al título de la Fórmula Uno se han visto involucrados en sendos accidentes que pudieron haber tenido consecuencias fatales en los últimos meses.
Algo tiene que cambiar.
En el Gran Premio Británico en julio, Max Verstappen acabó en el hospital tras un roce con Lewis Hamilton en la primera vuelta. En el GP de Italia el domingo, Hamilton escapó prácticamente ileso — salvo dolores en el cuello — tras otro incidente entre los dos encarnizados rivales gracias al halo protector en su monoplaza de Mercedes.
El último incidente se produjo en el Templo de la Velocidad cuando Hamilton salía de la pit lane apenas adelante de Verstappen, quien procuró adelantarle por adentro en una chicane pero se salió de la pista.
Verstappen perdió el control y su Red Bull se elevó de tal manera que cayó encima del monoplaza de Hamilton. Ambos terminaron en la gravilla y fuera de carrera.
Verstappen preservó su liderato en el campeonato, la cual estiró a cinco puntos por su segundo lugar en el sprint el sábado. Después de tomar declaración a ambos pilotos, los comisarios fallaron que Verstappen cargaba con la mayor parte de la culpa. El piloto holandés fue sancionado con un descuento de tres posiciones en la largada de la próxima carrera, el GP de Rusia en Sochi el 26 de septiembre.
Previo a que se conociera el fallo, Hamilton clamó por cambio para evitar que se repitan incidentes similares.
El jefe de Red Bull Christian Horner sostuvo que la culpa por el accidente fue de partes iguales, y Verstappen insistió que Hamilton le cerró el paso.
Algo similar se dio en Silverstone cuando Horner insinuó que Hamilton fue responsable de que Verstappen acabara en el hospital por su conducción temeraria. Chocaron en la primera vuelta del GP Británico en lo que Red Bull tildó como maniobra «desesperada» de Hamilton y que le valió una sanción de 10 segundos.