El delantero Lionel Messi se retira de la cancha en el partido contra Brasil por las eliminatorias de la Copa Mundial, en Sao Paulo. Foto La hora: Andre Penner/AP

Al mediocampista argentino Rodrigo De Paul le llamó la atención ver a los agentes al borde del campo de juego. Apenas habían transcurrido cinco minutos cuando le señaló la escena a Neymar, quien estaba al lado y tampoco supo qué pasaba.

Nadie entendía nada. Luego, llegó el tumulto. En pocos segundos, los jugadores argentinos — con Lionel Messi a la cabeza — quedaron en medio de empujones y envueltos por agentes sanitarios y policías que invadían el campo.

Un verdadero escándalo en el partido más emblemático del fútbol sudamericano: el Brasil y Argentina suspendido.

Autoridades de la policía federal y la agencia sanitaria brasileña interrumpieron el partido entre los dos líderes de las eliminatorias de la Copa Mundial, al investigar el supuesto ingreso irregular de cuatro futbolistas argentinos al país.

La FIFA confirmó ayer que el partido se suspendió por una decisión de los árbitros. En una breve nota oficial dijo que brindaría detalles más adelante.

La CONMEBOL, entidad rectora del fútbol sudamericano, añadió que el árbitro venezolano Jesús Valenzuela elevará un informe a la comisión disciplinaria de la FIFA para determinar los pasos a seguir.

Agentes sanitarios llegaron a la línea lateral y se desató un tumulto entre los agentes y jugadores argentinos, que no entendían lo que estaba sucediendo. El entrenador brasileño Tite agitaba la cabeza atónico, sin creer lo que estaba pasando.

El partido fue suspendido de inmediato luego de la entrada en campo de los funcionarios, y los jugadores albicelestes entraron al vestuario del estadio Neo Química Arena.

La agencia sanitaria, Anvisa, había notificado el domingo a la Policía Federal por la situación irregular de cuatro jugadores argentinos que se desempeñan en clubes de Inglaterra: Emiliano Martínez, Giovani Lo Celso, Cristian Romero y Emiliano Buendía.

Argentina venía de jugar de visitante ante Venezuela, imponiéndose 3-1 el jueves en Caracas.
Anvisa dijo que tras ingresar a Brasil, el jueves, los cuatro jugadores debieron haber cumplido con una cuarentena de dos semanas debido a que Inglaterra es uno de los países considerados de riesgo sanitario. Resaltó además que los jugadores no declararon su paso por Inglaterra al entrar al país, y pidió que fueran deportados.

El pedido no evitó que Lionel Scaloni, técnico argentino, eligiera a Martínez, Lo Celso y Romero como titulares para enfrentar a Brasil. El entrenador lamentó la suspensión y aseguró, a contramano de la versión de Anvisa, que Argentina no fue notificada de que no podría utilizar a los 4 jugadores de Inglaterra.

La Confederación Brasileña de Fútbol, manifestó sorpresa por los hechos en un comunicado oficial, en el que cuestionó por qué la Anvisa esperó hasta el inicio del partido para intervenir y no lo hizo en días previos al partido.

Brasil se convirtió en esta triple fecha de eliminatorias en una de las selecciones más perjudicadas por el veto que impusieron ligas como la inglesa a que sus jugadores viajen a Sudamérica.

El conjunto conducido por Tite llegaba al duelo con Argentina con nueve bajas provenientes de esa liga por el impedimento de los clubes, entre ellos piezas importantes como los arqueros Alisson y Everton, el defensor Thiago Silva y los delanteros Richarlison y Gabriel Jesús.

El clásico sudamericano volvía a escena casi dos meses después de la final de la Copa América, donde la Albiceleste conquistó el título y cortó una sequía de 28 años sin consagraciones.

Antes de la suspensión, había pasado muy poco dentro del campo, en un partido en el que Argentina y Brasil comenzaban a estudiarse. Apenas una falta muy dura de Romero sobre Diego Militao que le había valido la tarjeta amarilla.

Los jugadores brasileños permanecían en el campo, trabajando con pelotas y preparados para la reanudación del partido. El capitán Messi y Scaloni volvieron al campo de juego pocos minutos después de su retiro y conversaron con el entrenador brasileño. Minutos después, se retiraron otra vez.

La Canarinha se desquitó de la falta de competencia, finalmente, convirtiendo el Neo Química Arena en un campo de entrenamiento. El ruido en las tribunas siguió. «Argentina está llorando, porque esta copa voy a ganar», cantaban los 1.500 invitados brasileños, que recibieron como un aliciente la práctica. En la previa al partido se habían hecho sentir a fuerza de cantos y bombos, pero se quedaban sin ver a Neymar y Messi compitiendo frente a frente. Tras la salida de los argentinos, el plantel de Tite siguió en campo e hizo un partido informal en la mitad de la cancha pensando ya en Perú, el próximo rival el jueves en Recife. Brasil cuenta con puntaje perfecto de 21 en las eliminatorias rumbo a Qatar 2022.

La tarde se convirtió en un calvario para el equipo liderado por Messi, que sin jugar pasó tres horas dentro del vestuario, hasta retirarse. Ya era de noche cuando la delegación albiceleste dejó el estadio directo hacia el aeropuerto de Garulhos, donde la esperaba un avión para regresar directo a Argentina.
En su cuenta de Twitter, la selección publicó una foto de nueve jugadores, entre ellos, Emiliano Martínez, y la frase «¡Nos vamos a casa!»

Argentina, recibirá a Bolivia en Buenos Aires por el último partido de la triple fecha. El conjunto de Scaloni marcha segundo en las eliminatorias con 15 unidades.

Los cuatro primeros de Sudamérica acceden directamente al Mundial. El quinto disputará un repechaje intercontinental.

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