Naomi Osaka reapareció en las citas de Grand Slam tras tomarse un descanso para cuidar su salud mental. Y mostró su mejor tenis.
Después de un reñido primer set al debutar ayer en el Abierto de Estados Unidos, la campeona vigente se llevó ocho de los últimos nueve juegos para imponerse 6-4, 6-1 ante la checa Marie Bouzkova (87va del ránking).
Con un saque alcanzó las 120 mph, Osaka levantó las ocho bolas de quiebre que afrontó y dominó 34-10 en tiros ganadores. La japonesa no había jugado en un Grand Slam desde el 30 de mayo en el Abierto de Francia.
Ese día, Osaka declinó comparecer a la rueda de prensa obligatoria tras ganar su duelo de primera ronda en París, recibiendo una multa de 15.000 dólares y la advertencia de los jefes de los Slams de que podría ser suspendida. Respondió retirándose de Roland Garros, al explicar que padecía ansiedad al hablar con la prensa y sufriendo fuerte depresión en los últimos años. Osaka también renunció ir a Wimbledon. Reapareció en los Juegos Olímpicos de Tokio, donde cayó en la tercera ronda tras tocarle encender el pebetero.
Hace un año, al coronarse por segunda vez en Flushing Meadows, el torneo se escenificó sin pública por la pandemia de coronavirus. Pero las gradas estaban repletas el lunes, y Osaka recibió mucho aliento por los miles que acudieron al estadio Arthur Ashe.
«Es medio loco volver a jugar ante todo el mundo otra vez», dijo Osaka en la entrevista a pie de cancha. «Gracias por venir. El año pasado, sin gente, me sentí algo sola. Me pone feliz ver a niños en la audiencia y desde luego que gente adulta».
Intenta convertirse en la primera mujer que revalida el título en Nueva York desde que Serena Williams atrapó su tercero seguido en 2014.
Osaka venció a Williams en la caótica final de 2018 en el Ashe, además de alzar los títulos del Abierto de Australia en 2019 y este año.
«Aquí me siento como en mi casa», dijo.
Y lo es en realidad. Nacida en Japón, de madre japonesa y padre haitiano, Osaka tenía tres años cuando la familia se mudó a Queens. Vivieron ahí hasta que ella cumplió los ocho años, cuando se fueron a Florida.
La semana pasada, Osaka visitó su viejo barrio para echarle un vistazo a las canchas de tenis que fueron remozadas gracias a su aporte de dinero.
«Es algo con mucho significado para mí», dijo. «Poder ver mis viejas canchas y ver gente conocida».