La racha de sets seguidos ganados por Rafael Nadal llegó a su fin. Su empeño por el récord de 21 títulos de Grand Slam -14 en Roland Garros- sigue intacto.
Nadal no se inmutó tras ceder un set en París por primera vez en dos años y apretó el paso con el martilleo de su infernal drive rumbo a una victoria ayer por 6-3, 4-6, 6-4, 6-0 ante Diego Schwartzman para acceder a las semifinales del torneo de Grand Slam en polvo de ladrillo, donde se medirá al número uno del mundo, Novak Djokovic.
El serbio también cedió un set en su victoria de cuartos de final 6-3, 6-2, 6-7 (5), 7-5 sobre el italiano Matteo Berrettini, noveno preclasificado.
El astro español, que cumplió 35 años la semana pasada, dejó en 105-2 su balance histórico en Roland Garros. Además, se colocó 11-1 de por vida frente a Schwartzman, el valiente rival argentino al que había vencido en las semifinales de la edición anterior del certamen.
«Siempre encuentra la forma de escaparse y ganar los partidos», resumió. Schwartzman. «Es doloroso. (Pero) hay que analizar quién está enfrente, es imbatible aquí. Los números lo dicen. Veremos si el próximo puedo ganarlo».
Después de llevarse los últimos nueve juegos contra Schwartzman, Nadal — 3er cabeza de serie — enfrentará en las semifinales del viernes a Djokovic, quien tuvo sus propios problemas para sentenciar un partido que controlaba sin problemas hasta el tercer set.
Djokovic estaba a dos puntos de firmar un triunfo en sets corridos y pasar la página a su duelo con Nadal. Pero dos errores no forzados consecutivos colaboraron para ceder el tercer parcial ante Berrettini, antes de recomponerse en el cuarto con un quiebre para finalizar el partido.
La semifinal será el enfrentamiento número 58 entre ambos. Djokovic tiene ventaja de 29-28 en la serie, pero el español está al frente 10-6 en partidos de Grand Slam, incluyendo 7-1 en la arcilla parisina.
La otra semifinal será entre el quinto preclasificado, el griego Stefanos Tsitsipas y el alemán Alexander Zverev, sexto favorito.
Nadal se puso a dos victorias de eclipsar el récord histórico de títulos de Grand Slam -de individuales en la rama masculina- que actualmente comparte con Roger Federer.
Amén de sus 13 consagraciones en Roland Garros -cuatro seguidas entre 2005-08, cinco en fila entre 2010-14 y cuatro más enlazadas de 2017- el zurdo mallorquín tiene en su sala de trofeos cuatro coronas del Abierto de Estados Unidos, dos de Wimbledon y una del Abierto de Australia.
Luego de ceder el segundo set y encontrarse abajo 4-3 en el tercero, Nadal no entró en pánico.
«Fue el momento de calmarme», dijo Nadal.
Se encargó de imponer su voluntad, llevándose nueve juegos seguidos.
¿Cómo? Esta fue su radiografía:
«Conseguí conectar muchos golpes ganadores, ser agresivo y minimizar errores», dijo Nadal. «Tirando más ángulos con mi drive, jugando más largo con mi derecha cruzada. Y el saque me funcionó mejor».
«Estoy orgulloso de haber sacado mi mejor rendimiento en un momento complicado», valoró.
Tampoco se hizo drama por ceder un set.
«No pretendo venir aquí y no perder ningún set», señaló. «Me toca jugar contra los mejores del mundo. Hay que aceptarlo y tratar de reponerte después de ello».
Fue lo que hizo. Retuvo el saque, quebró para irse arriba 5-4 y cerró el set con un juego perfecto. Arrancó el cuarto parcial con un quiebre, pisando al acelerador y sumir a Schwartzman en el desconcierto.
El argentino de 28 años acabó cavilando sobre las múltiples ocasiones — cinco desde 2018 para ser exactos — en las que ha tenido que enfrentar a Nadal a partir de los octavos de final de un Slam.
«Ojalá que algún día me toque quedar el otro lado del cuadro», dijo Schwartzman entre risas. «En polvo de ladrillo soy más fuerte.. Casi siempre que llego a segunda semana en un Slam pierdo con Rafa, incluso en el US Open. Así tendría oportunidades de llegar más lejos».