Alfonso Mata
Que provocan las vacunas
Toda su gracia estriba en movilizar anticuerpos que provienen de nuestras células plasmáticas y luego se espera que también afecten la inmunidad de las células T. De las células T, hay dos tipos, dos sabores: hay CD8, que son células T citotóxicas asesinas y luego están las células CD4 que son esencialmente lo que funcionan para la inmunidad y la inmunidad duradera contra los virus si desea específicamente células CD4 con inclinación Th1.
Afortunadamente, gracias a las altas tecnologías, los ensayos de las vacunas COVID-19, midieron las células T, y analizaron las respuestas de las células CD8 y Th1 CD4 contra los virus, lo cual fue genial, porque entonces hay cierta confianza en la generación de una respuesta de células T muy robusta a partir de las diferentes vacunas.
Pero, vemos esencialmente que hay nueve vacunas en el mundo en este momento. Sinopharm, Sinovac y Covaxin no midieron algunas de estas respuestas de células T y solo están en forma de comunicado de prensa, las seis vacunas restantes sí. Y entonces lo que cabe esperar ante ese potencial más allá de producción de anticuerpos y cabe señalar, es que todas estas vacunas brindan una protección muy alta contra la adquisición de enfermedades graves como se probó en la fase III. Después de ser vacunados los que requirieron hospitalización por COVID, sobrevivieron en su muy alta mayoría, todas las hospitalizaciones y las muertes relacionadas con COVID-19 por encima del 90% ocurrieron en los grupos de placebo, y eso es en todas las vacunas. Entonces, afortunadamente, todas estas vacunas parecen estar protegiendo de una enfermedad grave.
Que son esas vacunas
La vacuna Moderna y la de Pfizer son vacunas de ARNm, bastante innovadoras, donde el material genético de ARNm se coloca dentro de esta nanopartícula lipídica y se inyecta. Es la primera vez que tenemos una vacuna así para patógenos, al menos en uso generalizado. Esta tecnología se ha desarrollado con el tiempo, pero esta es la primera vez que se usa para un patógeno en humanos de uso generalizado. La vacuna Johnson & Johnson, no diría que es una vacuna típica, pero es una que se ha utilizado más, por ejemplo, en las vacunas contra el ébola. Este es un caparazón de adenovirus, es decir, un virus del resfriado que no se replica, en este caso un adenovirus humano, pero no se replica en su cuerpo y contiene el ADN. Y las tres vacunas contienen el ARNm o el ADN para codificar la proteína de pico de la que tanto ha oído hablar y el dominio de unión al receptor, por lo que en realidad es el material genético que codifica esa proteína.
El material genético se inyecta en estos diferentes formatos y luego el propio cuerpo del vacunado esencialmente se traduce en una proteína, la proteína de pico, que al unirse al receptor celular luego genera una respuesta de anticuerpos del cuerpo del vacunado y una respuesta de células T. Por eso toda vacuna produce reacción en algunos no perceptible en otro sí, es la respuesta de nuestro organismo a lo que se nos puso y que es muestra de la activación de nuestro sistema inmune.
Además todas, al trabajarse en modelos de primates macacos, y después de que a estos les administraron SARSCoV2, no pudieron replicarlo en sus narices ni en ningún otro lugar. Por lo tanto, es muy importante decir que estas respuestas de células T parecen haber sido generadas de una manera realmente fuerte. Eso es cierto en AstraZeneca y Novavax, y también en la prueba de Sputnik.
Nuevamente, hay que entender que las vacunas parecen presentar protección contra la hospitalización casi completa, si se compara contra los no vacunados, lo cual no quiere decir que todos los que se vacunen no irán al hospital o no tendrán hospitalización o no morirán, puede ser posible pero será en menor cantidad.
¿Por qué son tan eficaces contra los casos graves?
Las respuestas de las células T modulan la gravedad de la enfermedad. ¿Cuál es ese misterio además de la susceptibilidad del huésped? ¿Qué pasa con su sistema inmunológico que puede contraer una enfermedad asintomática que es muy común con el SARS-CoV-2 en comparación con la sintomática? Y una de las posibilidades es que usted como huésped puede montar una fuerte respuesta de células T o inmunidad celular mediada (La inmunidad mediada por células es una respuesta inmune que no involucra anticuerpos. Más bien, la inmunidad mediada por células es la activación de fagocitos, linfocitos T citotóxicos específicos de antígeno y la liberación de diversas citocinas en respuesta a un antígeno), por lo que las personas que son asintomáticas tienen más probabilidades de tener respuestas de células T altamente funcionales. Las respuestas de las células T no solo modulan la gravedad de la enfermedad, también duran mucho tiempo. Se han realizado estudios después de la vacunación contra el sarampión 34 años después de que todavía tiene fuertes respuestas de células T, lo mismo con el SARS-CoV, que es la primera pandemia de SARS en 2002-2003. La respuesta de las células T se conserva 17 años después.
Incluso antes de las vacunas, los datos indicaban que la inmunidad cruzada de células T de otros coronavirus conducía a una infección más leve por SARS-CoV-2. Esto podría explicar algunos de nuestros resultados más leves en países como la India, y si se vuelve a infectar después de una infección natural o una vacuna, que con suerte será poco común, debería ser más leve si ha obtenido una buena respuesta de las células T a su vacuna.
Hay un documento de los sobrevivientes de la pandemia de influenza de 1918. Este es un artículo en Nature donde 90 años después, tomaron casos que tenían tres años cuando estuvieron expuestos a la pandemia de 1918, y ahora 90 años después, todavía tenían una fuerte inmunidad de memoria de células B y eso podría estimularse para producir anticuerpos neutralizantes contra la cepa de influenza de 1918.
¿Tienen representación demográfica las vacunas?
Probablemente sí. En la mayoría de vacunas por no decir todas los estudios se hicieron en alrededor de 30,000 personas y en ellos se tomó en cuenta el sexo, la edad, etnia y raza así como la edad y hubo representación de comorbilidades que podrían predisponer a enfermedades graves, obesidad, diabetes, algunas, enfermedades pulmonares.
¿Ayudarán las vacunas a la transmisión?
Al menos para las vacunas SARS-CoV-2, se han señalado cuatro razones biológicas por las que creemos que reducirán la transmisión.
El número uno es que la IgG, que es una inmunoglobulina sistémica, ingresa a la mucosa nasal como se observa en estudios que analizan los anticuerpos y la defensa de la mucosa.
Número dos, las vacunas sistémicas inducen respuestas de IgA. Las IgA son inmunoglobulinas que nos protegen más a nivel de la mucosa nasal. Además por los últimos estudios, la administración de las vacunas ARNm producen plasmablastos y producen niveles muy altos de IgA, que con suerte nos protegerá en la mucosa nasal.
La tercera razón de para detener la transmisión es porque los anticuerpos monoclonales que administramos como tratamiento ambulatorio también aceleran el aclaramiento del tracto respiratorio superior así como del tracto respiratorio inferior.
Y luego, la cuarta razón es que porque en los macacos, en realidad sabemos que cuando les dieron la vacuna y luego los volvieron a exponer, no había capacidad para reproducirse en las vías respiratorias superiores.
Entonces, ¿funcionan estas vacunas?
El 11 de marzo de 2021 Pfizer publicó datos del mundo real en Israel. Estos muestran que estas vacunas previenen el 94% de las infecciones asintomáticas. Si tienen una efectividad del 97% contra las muertes sintomáticas, hospitalizaciones, graves, esa es la misma eficacia que se vieron en los ensayos clínicos. Eso es sorprendente cuando ves que la eficacia es igual a la eficiencia. Otro estudio de Clínica Mayo dice: antes de someterse a una cirugía, siempre limpiamos a los pacientes para asegurarnos de que no estén infectados con COVID para mantener a los médicos a salvo. Y el riesgo de infección asintomática fue 80% menor después de una sola dosis de las vacunas de ARNm, ya sea Moderna o Pfizer, y aún después de dos dosis, en comparación con aquellos que no estaban vacunados. Entonces, seguro, definitivamente estamos obteniendo evidencia como se esperaba que las vacunas reducen la infección sintomática y asintomática.