Alfonso Mata
Como bien se dice el fuego no se ha apagado, pero hemos reducido su tamaño. Si dejamos de luchar contra él, en cualquier frente, volverá rugiendo. Cada día con menos infecciones, significa que se salvarán vidas, se evitará el sufrimiento y se aliviará un poco la carga sobre los sistemas de salud. En esas estamos, pareciera que ya hay más razones que esperanzas para controlar la pandemia, pero, la naturaleza es caprichosa, el hombre inestable y el virus se aprovecha de ambos.
Es evidente que el mundo tiene todas las piezas en su lugar para la distribución rápida de vacunas, pero aún necesita aumentar la producción y poner orden en aspecto de igualdad y equidad entre países y dentro de estos también. No es extraño entonces que el día de hoy se estén reuniendo los del G7 en busca de equidad.
El país necesita ante la proximidad de la vacuna, montar una buena campaña de información a fin de asegurar el éxito de la vacunación, pues la desinformación, de la cual se tiene poca información, es uno de sus peores enemigos y como bien señala la OMS “La respuesta no es solo luchar contra la desinformación y eliminar declaraciones falsas o engañosas. Es escuchar las preocupaciones y preguntas reales que tienen las personas y responder esas preguntas con buena información”.
De igual forma en estos momentos es que se necesita más de capacidad de vigilancia, respuesta rápida, rastreo de contactos, participación comunitaria, atención clínica y más; un proceso en que todos debemos colaborar a fin de reducirle espacios al virus y su propagación y el MSPAS necesita no solo liderar ello sino poner los recursos humanos y técnicos a disposición. Debemos estar de igual forma conscientes que la desinformación y la desconfianza, son dos elementos que hacen prosperar las epidemias también y que la única forma de detener a estas es con medidas de educación y salud comprobadas y una fuerte participación comunitaria que lleve a compromiso. Sobre ambos aspectos, el esfuerzo del gobierno hasta ahora es reprobable.
De igual manera resulta prometedor, las investigaciones sobre tratamientos que se están realizando como es el caso de los medicamentos de anticuerpos monoclonales. Pero lo más importante es que se necesitarán de varios tratamientos, dado que los estragos que ocasiona el virus, son en varios sistemas del cuerpo humano, algunos como preventivos, otros para disminuir las gravedades y otros para combatirlas.
Pero no debemos perder de vista que aún hay nubes en el horizonte que no dejan ver del todo el panorama. No tenemos suficientes datos en este momento para comprender hasta qué punto la vacunación interrumpirá la transmisión y especialmente el riesgo de que una persona continúe transmitiendo la enfermedad. Por consiguiente, debemos seguir con las medidas de protección sanitarias que se han recomendado desde hace más de un año. Además, a eso se suma que no tendremos por meses la cantidad de vacunas que necesitamos.
Debemos tener en cuenta los enormes esfuerzos realizados por las comunidades. Ha habido bloqueos y órdenes de quedarse en casa muy oscilantes y otras cosas, pero aun necesitamos conocer mejor a nuestro enemigo antes de bajar la guardia: Entender qué está impulsando esa dinámica de transmisión, la estacionalidad natural y el patrón ondulado de la enfermedad, estamos construyendo un nivel de inmunidad en la población que está impidiendo que la enfermedad encuentre el próximo caso y las medidas de control tienen un impacto en eso, en fin todavía queda mucho por arar.