Investigaciones en curso evalúan opciones de tratamiento contra la enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19), causada por el síndrome respiratorio agudo severo coronavirus2. Foto la hora: Ap

Alfonso Mata

La pandemia va para meses todavía. En todo el mundo, investigaciones en curso evalúan opciones de tratamiento contra la enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19), causada por el síndrome respiratorio agudo severo coronavirus2. Dentro de esos esfuerzos, se están utilizando y probando varias terapias nutricionales y tratamientos alternativos de apoyo tanto para reducir la mortalidad asociada con la enfermedad como sus complicaciones. 

En nuestro país, a la epidemia hay que añadir que muchas personas de todas las edades y condiciones socio económicas, están expuestas a mala nutrición y sufren trastornos nutriciones que afectan su sistema inmunológico, que con la pandemia, se puede ver más afectado. Por lo tanto, una terapia necesaria en la pandemia es la nutrición mejorada, que incluye la suplementación con micronutrientes, vitaminas y oligoelementos para aumentar el sistema inmunológico, reconocido como un enfoque viable tanto para prevenir, como para aliviar la gravedad de la infección. 

Es pues evidente- aunque el Estado en esto aún no hace lo debido- que el papel potencial de los nutrientes, como agentes estimulantes del sistema inmunológico es particularmente importante para esos grupos con daño nutricional de ingresos bajos y medianos, que ya tienen una alta carga de desnutrición y deficiencias en nutrientes. 

En nuestro medio se conoce que las deficiencias de micronutrientes, especialmente vitaminas A, complejo B, C y D, zinc, hierro, se da entre las poblaciones vulnerables en general y entre los pacientes con COVID-19 en particular podrían aumentar de manera plausible el riesgo de mortalidad y complicaciones. Es pues más que evidente, que el Estado se debería de preocupar por poner mayor énfasis en el papel de los micronutrientes como componentes de apoyo y complementarios de los regímenes de tratamiento del COVID-19.

Se ha demostrado que las vitaminas A, complejo B, C, D y E y muchos oligoelementos, como hierro, zinc, selenio, magnesio y cobre, provocan propiedades de estimulación inmunológica, y, por lo tanto, personas con deficiencias de estos micronutrientes, podría perjudicarles la función inmunitaria en las infecciones virales. Asimismo, se ha informado que complementar las dietas con micronutrientes, es una forma de mejorar u optimizar la función inmunológica frente a infecciones virales.

Nutrición y defensa inmunitaria

Los micronutrientes son componentes dietéticos que pueden contribuir sustancialmente a un sistema inmunológico robusto. Disponibles en una variedad de alimentos frescos de origen animal y vegetal, ayudan al cuerpo capacidad para combatir infecciones. Mecánicamente, una respuesta inmune innata rápida ocurre a través de unas células llamadas fagocitos que cuando un patógeno ataca el sistema vivo se lo tragan. Pero eso no es suficiente, una respuesta inmune adaptativa identifica más específicamente al patógeno invasor. Básicamente, estas respuestas inmunes más finas, están controladas y coordinadas por células T, que reconocen los antígenos y se clasifican como células T citotóxicas. Las células T citotóxicas matan las células infectadas y dañadas y las células T auxiliares Th1 y Th2. Estas células participan en las respuestas inmunitarias antivirales y celulares. Un sistema inmunológico fuerte, asegura la defensa del huésped contra patógenos y células neoplásicas, y una nutrición balanceada aumenta el sistema inmunológico para brindar una defensa óptima contra agentes infecciosos. El papel crítico del sistema inmunológico, así como los mecanismos de defensa involucrados en la protección del cuerpo de agentes invasores es clave en esta pandemia. En la gente bien nutrida con la infección, se ha informado que los mecanismos de la respuesta inmune a COVID-19, muestran concentraciones más altas de células T auxiliares foliculares, células secretoras de anticuerpos, CD4 + y CD8 + activados. Células T y anticuerpos de inmunoglobulina M (IgM) e inmunoglobulina G (IgG), todos los cuales se observó que se unían al coronavirus SARS-CoV-2. Por tanto, eso necesita de un buen respaldo de nutrientes: deficiencias graves de estos micronutrientes conducen a una respuesta inmunitaria debilitada y a la vulnerabilidad a las infecciones. 

Es bien conocido que los programas suplementados con las vitaminas A, C, E y el complejo B, junto con el ácido fólico, zinc, selenio, hierro y cobre, desempeñan un papel importante en la estimulación del sistema inmunológico de la población. Varios estudios han confirmado que las deficiencias de micronutrientes están asociadas con un sistema inmunológico debilitado que predispone a las personas a una mayor vulnerabilidad a las infecciones. Hay algo más en esto, al darse combinados los micronutrientes es decir varios a la vez, funcionan sinérgicamente (el impacto que tiene juntos es mayor que si se dan separados)  para ayudar a las células inmunes funcionar adecuadamente.  

Otros nutrientes

Ante el problema del coronavirus se ha revisado la asociación entre una nutrición óptima y el sistema inmunológico para brindar una mejor protección contra las infecciones virales. Los estudios sugieren que los micronutrientes esenciales y los ácidos grasos omega-3 ácido eicosapentaenoico y docosahexaenoico tienen la capacidad de estimular la inmunidad contra las infecciones virales. Asimismo, se ha descrito la compleja relación entre oligoelementos e infecciones virales, destacando las propiedades inmunomoduladoras y actividades antivirales de ciertos micronutrientes como el hierro, zinc, selenio y cobre. Además de funcionar como antioxidantes, se demostró que estos oligoelementos inhiben la replicación viral en las células huésped.

Defensa inmunitaria y necesidades nutricionales de los adultos mayores

La inmunosenescencia, o el deterioro progresivo de la respuesta inmune en el envejecimiento, afecta tanto a la inmunidad innata como a la adaptativa en diversas condiciones patológicas, lo que resulta no solo en una mayor susceptibilidad de los adultos mayores a las infecciones, sino también en una respuesta reducida a varios regímenes de tratamiento, incluidas las vacunas. Sin duda, los adultos mayores inmunodeprimidos con comorbilidades adicionales, constituye una población con alto riesgo de infección y morbilidad severa. Se han observado resultados más drásticos durante la pandemia de COVID-19 en curso: los datos confirman a los adultos mayores como la población más vulnerable, con una mortalidad que se estima en un 15%.  Esta mayor susceptibilidad es atribuible a cambios fisiológicos asociados al envejecimiento, una respuesta inmune debilitada, desnutrición y multimorbilidades. 

La hospitalización prolongada para asegurar la estabilización y recuperación de los pacientes con COVID-19, aumenta el riesgo de desnutrición y pérdida severa de masa corporal magra y función muscular. Por lo tanto, la detección nutricional y el tratamiento de la desnutrición en pacientes mayores son obligatorios como parte de la atención al paciente de COVID-19. La edad avanzada se asocia con un alto riesgo de fragilidad, caracterizada por pérdida repentina de peso, pérdida de masa corporal magra y pérdida de reservas nutricionales fisiológicas. Los resultados clínicos adversos de las infecciones virales se han relacionado con una baja ingesta de micronutrientes. Por lo tanto, proporcionar la dosis diaria recomendada de vitaminas A, D, E, C, B 6 y B 12 y PUFA de hierro, zinc, selenio y omega-3 a los adultos mayores desnutridos, puede ayudar a prevenir o tratar los resultados clínicos adversos del COVID-19.

Esquema general de impacto de algunos nutrientes en actividad inmunológica

 

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