Dr. Alfonso Mata
Sabemos que la consideración y la práctica de la medicina está fuertemente influenciada por nuestra comprensión e interpretación del mandamiento «No matarás» y para cumplir con ello, un contexto de fe es que la práctica profesional se debe hacer en lo que se conoce como medicina basada en evidencia que también puede decirse basada en hechos y pruebas. Y la regla en ello es no usar nada ni hacer nada que no se haya probado científicamente. Este es un enfoque que asegura al médico y al paciente no incurrir en malas prácticas y no caer en falta de mejoría o en complicaciones al paciente por lo que se le hace y da. De esa manera el médico cumple con el postulado primun non nocere “primero no dañar al paciente”.
Pero cuando acontecimientos mórbidos como las epidemias y pandemias se precipitan sobre las sociedades esa estabilidad entre evidencia científica, experiencia y valores y preferencias de pacientes se desbalancea y rompe y en ese caso, el buen criterio médico debe privar sobre todo lo demás, hablamos de experiencia y los valores predferenciales pesan un poco más que de costumbre.
Incluso es valedero en situaciones extremis, como a las que están llegando muchos de los pacientes con COVID-19, en las que es necesario algún daño para sanar y prevenir lo peor. Tal es el caso que está sucediendo en este momento con muchos de los medicamentos (hidroxicloroquina, ivermectina, anti y retrovirales)r y procedimientos puestos a prueba (hemoterapia) y carentes de una real evidencia científica. Los médicos se están viendo obligados a mover esas esferas de decisión de acuerdo a su criterio dada la falta de conocimientos (no ignorancia provocada) sobre cómo se comporta este virus y que hace concretamente en el cuerpo.
Esta enfermedad está requiriendo todo nuevo a la sociedad y al médico: La promoción de la salud, la detección de la enfermedad, el tratamiento de problemas de salud, todas situaciones complejas que ocasiona. El actuar médico y salubrista, todo ello, dependerá no solo de consideraciones médicas de relevancia o efectividad, pero también en economía, política, administración y gestión en ciencias de la salud y la sociedad en general. Del mismo modo, el valor y la justificación de nuestro razonamiento, decisiones, métodos y técnicas en medicina dependen del contexto de las condiciones de práctica, una práctica que en estos momentos es muy probatoria. Así que confíe en su médico y en el sistema de salud.