Alfonso Mata
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En todo consultorio, es frecuente pregunta al médico sobre: diabetes, intolerancia a la glucosa, resistencia a la insulina.

¿QUÉ ES TODO ESO? ¿ES LO MISMO?

Veamos lo que dicen los especialistas: “Para hablar de intolerancia a la glucosa, deben conjugarse dos cosas: que los pacientes estén dentro de la base etiopatogénica que es el déficit de insulina por la célula beta del páncreas, o algún grado de insulino-resistencia, que predispone el desarrollo de diabetes. A lo anterior, hay que agregar la relación entre la resistencia a la insulina e intolerancia a la glucosa”.

La Resistencia a la Insulina parece ser el trastorno básico de la intolerancia a la glucosa, es decir, que la glucosa no puede ser introducida a las células del organismo fácilmente, produciendo así un mal consumo de energía, aumento de grasa en la sangre, y mayor producción de insulina en el páncreas, en un intento de compensar y mantener el equilibrio metabólico. De todas formas, aunque  no está determinado completamente, “Cuando hay insulino-resistencia, no necesariamente hay intolerancia a la glucosa”.

La intolerancia a la glucosa no presenta síntomas, por lo que para diagnosticarla se necesita hacer un examen de rutina para conocer los niveles de glicemia; todo lo dirán los índices de esta. Muchos consideran que si el examen señala que la glicemia marca entre 100 y 120, el paciente padece de intolerancia a la glucosa en ayunas, mientras que si marca entre 140 y 200 hablamos de intolerancia postcarga –es decir, después de ingerir azúcares–. Hay que tener en cuenta que sobre 200 ya se considera diabetes. Hay varias interpretaciones sobre ello, pero muchos especialistas han comparado ambas manifestaciones de la glucosa y se ha señalado que la postcarga es más cercana a la insulino- resistencia, y la glucosa en ayunas es más cercana a déficit en célula Beta, productora de insulina.

Y ENTONCES CÓMO INTERPRETAN ESE MENJURJE DE COSAS LOS ESPECIALISTAS

Algunos comentan que probablemente “la historia de la diabetes, se antecede por una insulino-resistencia que no se diagnosticó antes para haber previsto su desarrollo”. Sin embargo –explican que contraria a la diabetes y a la insulino-resistencia, la intolerancia a la glucosa es reversible, y sólo se maneja con dejar por completo el consumo de azúcares refinados: “Al no consumirlos y hacer ejercicio se puede volver a índices normales”. Pero eso no es tan cierto para todos: aparentemente solo un tercio de los intolerantes regresa a una condición normal si se toman medidas no farmacológicas, como dietas y ejercicios. Sin embargo, los otros 2/3 se convierten finalmente en diabéticos.

QUE SE RECOMIENDA ENTONCES PARA DETECCIÓN TEMPRANA DE CASOS

Hay muchas escuelas sobre cómo trabajar esto. Algunos dicen que los hijos gordos o con sobrepeso de diabéticos, deben controlarse periódicamente sus niveles de glucosa. Otros creen que a todos los obesos y a los mayores de 40 años. Algunos afirman que el individuo que llega a una consulta espontánea y tiene índices de 100, ya no deben ser catalogados como normales; esa persona tiene una intolerancia a la glucosa, que no es compatible con los índices normales, y aunque aún no es diabético, hay que controlarlo porque ese es el próximo paso. En lo que sí parece que hay unanimidad, es en que puede decirse que el estado prediabético, no solo puede ser la etiología de la diabetes, sino también aumentar el riesgo de coronariopatía.

La Food and Drug Administration no ha aprobado medicamentos para el tratamiento de la glicemia en ayunas (100-125) o de la intolerancia a la glucosa posprandial. La mayoría de las compañías aseguradoras, no pagan el tratamiento prolongado para prevenir la diabetes.

Es pues evidente que existen diferencias de opinión entre los profesionales de la salud con respecto al tratamiento de los prediabéticos. El diagnóstico más tradicional de prediabetes está basado en predicciones futuras de riesgo, como en mujeres con antecedente de diabetes gestacional, hijos de padres con diabetes tipo 2 e individuos con adiposidad abdominal. Los pacientes con enfermedad cardiovascular, también tienen mayor prevalencia de prediabetes. También se ha observado que ahora la diabetes tipo 2, tiene mayor frecuencia que antes en la adolescencia.

CUÁLES SON LOS RIEGOS DE ESTADOS PREDIABÉTICOS

Algunos estudios han asociado el estado prediabético a progresión hacia la diabetes y sus complicaciones, retinopatías, hipertensión y enfermedad cardiovascular y dislipidemias y muerte a más temprana edad, que en los que no se encuentran en ese estado.

¿CUÁLES SON LAS METAS EN EL MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA PREDIABETES?

La medida más importante para las personas con prediabetes es el cambio y manejo permanente e intensivo de su ESTILO DE VIDA, dado los beneficios que ello representa tanto para la glucemia y el riesgo cardiovascular. Un estilo de vida apropiado, previene o retrasa la aparición de diabetes como la enfermedad micro y macrovascular. Se propone agregar el control de la presión arterial y los lípidos al control de la glucemia, como se hace en la diabetes, dada la gran evidencia existente sobre el riesgo cardiovascular de las personas con prediabetes.

Algunas escuelas de tratamiento y médicos, afirman que los prediabéticos deben reducir el 5-10% del peso y sobretodo mantenerlo, disminuyendo así la masa grasa, la presión arterial, la glucosa, las lipoproteínas de baja densidad y los triglicéridos.

Dado que el estilo de vida es difícil de mantener, las siguientes recomendaciones ayudan a un buen control: automonitoreo, proponer metas posibles y por etapas, control de estímulo, estrategias cognitivas, apoyo social y refuerzo apropiado.

LOS MEDICAMENTOS

Muchos recomiendan el consumo farmacológico de ya sea Metmorfina o Acarbosa. Pero no se automedique, hágalo bajo vigilancia médica. Para el control de lípidos también existen varias substancias como agregados de fibrato, agentes de secuestro de ácidos biliares y otros. Lo mejor: consulte con su médico, al igual que su tratamiento por hipertensión si es que la padece.

Hasta el momento no hay evidencia absoluta sobre la eficacia y la seguridad de nuevos agentes como los agonistas del receptor GLP-1, los inhibidores DPP4 o las meglitinidas.

EL SISTEMA ACTUAL DE SALUD AL RESPECTO

El sistema actual de salud en aspectos de esta enfermedad, debería tener como objetivo ayudar a los médicos a identificar y reconocer la prediabetes e identificar a las personas con riesgo elevado de diabetes; a tomar decisiones clínicas en cuanto a las conductas a seguir con ellos, para reducir el riesgo de evolución adversa. En ese sentido, los médicos deberían ser capaces de determinar ¿Cuál es el espectro entre la tolerancia a la glucosa normal, la prediabetes y la diabetes y cuáles son los criterios diagnósticos para cada uno de los casos? En segundo lugar, tanto el personal de salud como el público, debe concientizarse que un estado de prediabetes no es benigno. La progresión a la diabetes para los pacientes con intolerancia a la glucemia es alta. Las alteraciones en glicemia pre y post prandial y el síndrome metabólico, son parte de un estado prediabético coincidente con un riesgo mayor de cardiopatía isquémica. La combinación de estados de alto riesgo, provoca un aumento del riesgo absoluto de diabetes tipo 2.

EL COSTO SOCIAL

Ante el angustiante aumento de la diabetes, su prevención es una estrategia fundamental para reducir el sufrimiento de los pacientes y el elevado costo social de la enfermedad. Los costos se originan mayormente en las complicaciones y las hospitalizaciones debido a ello. Los costos de la atención médica de la diabetes, aumentan con la duración de la enfermedad y su mal manejo. La prevención de la diabetes, puede postergar su aparición y disminuir las complicaciones con lo que los costos de la prevención quedan equilibrados con los costos ahorrados por el tratamiento de las complicaciones.

 

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