Vegetales y legumbres en un Food Market. Foto la Hora: AP.

Alfonso Mata

Ni tanto que queme al santo ni tan poco que no le alumbre –decían nuestras abuelas. En artículos pasados hemos hablado de la importancia de las «dietas vegetales» Señalábamos que existen beneficios sociales, ambientales, políticos y de salud en esas dietas, pero eso debe ser cuidadosamente establecido y no improvisado.

Nuestras fuentes de nutrientes

Las plantas son eficientes fábricas químicas.  Producen una gran cantidad de diferentes moléculas, que se transforman en nutrientes para el que las consume y, además, son saludables para ellas mismas.

Nosotros también somos excelentes fábricas químicas; no solo separamos de los alimentos compuestos y moléculas a través de nuestras células intestinales, sino que las células de otros órganos fabrican algunos y finalmente, dentro de nosotros, sin cobrarnos ni impuestos ni intereses millones de bichitos llamadas bacterias, nos ayudan a ello.  Así que son tres fábricas las que se incorporan en nuestra nutrición y si surge alguna alteración en alguna de ellas, todo se desacopla.

Cómo se acoplan esas fábricas

Partamos de un hecho: lo que en cada una de esas fábricas se hace afecta a las otras; por ejemplo, la composición de la leche materna, afecta a las bacterias que viven dentro del intestino del bebé, su organización y funcionamiento y ello tiene sus efectos nutricionales a su vez en el bebé. La base de todo ello, es una evolución conjunta ser humano microorganismos, que colaboran sin cobrarse precio e incluso no solo para nutrir. Por ejemplo, las bacterias nos proporcionan ciertos nutrientes y minerales cuando trabajan los alimentos.

Pero hay otro elemento en esta cooperación que se busca entre ser humano y trabajo, por ejemplo. Químicamente producir energía para el ejercicio físico, pone trabajo extra, el cuerpo, para ello tiene que adquirir y procesar no solo su propio nutriente para sobrevivir, sino hacer el extra de energía a partir de sus propias reservas de grasa, azúcares, nutrientes, de la nutrición que está ingiriendo. Entonces, cuando normalmente la ingesta y lo que prosea nuestro cuerpo es inferior a lo que necesito, me desestabilizo al igual que los microbios que viven en mi cuerpo, en cuanto a energía y proteínas minerales, moléculas inmunes, hormonas.

Puedo decir que hay trillones de microbios en mis intestinos que ahora mismo están digiriendo algo de mi desayuno y dentro de un rato de mi almuerzo

No sé si sea exagerado, pero se dice que existe una proporción de 1 a 1 de células bacterianas a células humanas del cuerpo.  Hay casi tantas bacterias como células en tu cuerpo y a ambas hay que nutrir y mantener. Los seres humanos, somos particularmente especiales, porque extraemos de los alimentos y bacterias y producimos, una gran cantidad de nutrientes y una gran variedad de ellos. Una vez que esos nutrientes llegan al intestino y otros órganos, funcionan para diferentes cosas: pueden protegernos contra patógenos o pueden ser metabolizados por las bacterias en el intestino (al igual que los nutrientes de los alimentos) y una vez que se produce ese metabolismo, las bacterias fermentan estos azúcares, luego se liberan estas moléculas, llamadas ácidos grasos de cadena corta, que puede usar como energía para una célula muy localizada o más lejana, así como la energía para las células que recubren el colon, lo cual es muy importante para tener un buen revestimiento colónico.

Alimentar microbios intestinales es esencial para una buena salud

Creemos que sí. Sin una microbiota intestinal adecuada, muchas cosas realmente se alteran: existen diferencias en la regulación inmune, algunos afirman que los microbios intestinales químicamente hacen de entrenadores del sistema inmunológico del bebé y el niño y en otras edades.  Otros están encontrando que hay diferencias en el comportamiento en los mamíferos, realmente en cómo los microbios podrían afectar la personalidad y el comportamiento.

¿Está hablando de conexión cerebro-tripa?

¡Si! se ha descubierto que algunas bacterias intestinales producen neurotransmisores, como la serotonina y la dopamina, que afectan nuestro estado de ánimo. Lo que no sabemos es cómo interactúa esa producción con nuestro cerebro. Algunos estudios muestran que estos neurotransmisores parecen viajar a lo largo del nervio vago, que es el nervio que controla el tracto digestivo y se dirige al cerebro.  También existe la posibilidad de que las bacterias estén produciendo neurotransmisores en el intestino, y luego eso va directamente a la sangre u otras vías hacia el cerebro.  Es un campo realmente muy joven, por lo que hay muchas preguntas sin respuesta.

En Google se encuentran tiendas que venden pre y prebióticos puedo usarlos para curar ansiedad y depresión

Causa y consecuencia no es del todo clara en esto. Cuando observamos los estudios en humanos y tomamos a las personas que tienen depresión o ansiedad y observamos qué tipo de microbios viven en sus entrañas, se ven diferencias.  Pero entonces la pregunta es si sus microbios son diferentes porque las personas están deprimidas o ansiosas, por lo que eso afecta la flora de su intestino, o es la diferencia entre los microbios que hacen que estén deprimidos o ansiosos.  Así que no estamos realmente seguros de hacia dónde van esas flechas todavía.

Cuáles son las preguntas claves entonces

Hay muchas: importante es identificar especies particulares de bacterias y sus efectos en ciertas enfermedades y su estado.  Una vez que hemos identificado una especie que parece estar causando algo o que está asociada con algo, ¿qué dosis necesitamos para que eso llegue a las personas? ¿Y eso va a afectar a todas las personas de la misma manera? ¿Es esa la única especie que está teniendo ese efecto? Una vez que esté en el entorno intestinal real con todas estas otras especies, ¿seguirá teniendo el mismo efecto? ¿Va a ser diferente? ¿Algo más va a tener un efecto en ese punto?  Por lo tanto, es un sistema realmente complicado tratar de analizarlo individualmente y creo que, desafortunadamente muchas personas están tratando de aprovechar esto, al crear estos productos prebióticos y prebióticos, que prometen grandes resultados al alimentar a una cepa de una bacteria. Pero es tan poco probable que tengan efectos reales.

¿qué pasa con el yogur?

Depende, depende por ejemplo de si estás comiendo un verdadero yogurt vivo o no.  Si la bacteria todavía está viva en ese yogurt, o si la bacteria se acaba de usar para hacer el yogurt y ahora la bacteria está muerta.  También depende de qué tan resistentes sean los propios microbios intestinales a las nuevas cosas que entran. La resistencia es lo bien que el ecosistema de tus tripas mantiene su carga normal de especies y luego la resiliencia es lo bien que puede recuperarse después de que algo sucedió, como la invasión de nuevas.

Algo similar podríamos decir de los prebióticos, esos ingredientes de los alimentos no digeribles que producen efectos beneficiosos sobre el huésped estimulando selectivamente el crecimiento y/o actividad de un tipo o de un número limitado de bacterias en el colon.

Como funciona entonces esa población de microorganismos que mantenemos en las tripas

Las bacterias están ocupando espacio, Ya han marcado su lugar: estoy aquí, voy a comer esta cosa, voy a estar atada a esta capa de células, o voy a salir en este espacio entre las capas y las células, pero este es mi lugar. Cuando hay algo más que entra, como nuevas bacterias con los alientos, todos esos puntos están llenos y las migrantes tendrán que competir con las bacterias que ya están allí para llenar ese lugar, pero si tienes una comunidad bacteriana resistente, las intrusas no podrán superar a las que ya existen.  Así que: Primero, no gastes todo tu dinero en probar los prebióticos. Segundo deja de tratar a las bacterias como ciudadanos de segunda clase. Realmente hay más bacterias que son neutrales o incluso beneficiosas que las que intentan dañarte de alguna manera. Tercero: los microbios nos ayudan a digerir nuestros alimentos favoritos.

Podemos decir entonces que: El intestino humano, es un verdadero ecosistema, esencial para la absorción eficiente de nutrientes y para el mantenimiento de la salud en general.

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