Alfonso Mata
lahora@lahora.com.gt
EVENTOS ADVERSOS EN EDAD TEMPRANA = VULNERABILIDAD DEL TGI
Es fácil comprender la hipótesis de que lo que daña a edad temprana, marca en parte lo que sucederá en etapas posteriores de la vida. Varios autores ya han analizado el impacto del estrés a edad temprana en el niño, en los mecanismos y las funciones del tracto gastrointestinal y el estado psicológico, incluyendo respuesta al dolor individual. Ello ha permitido formular un modelo para estudiar cómo es posible que el organismo se afecte, que se resume de la manera siguiente:
MODELO PARA EL DESARROLLO DE TRASTORNOS GASTROINTESTINALES FUNCIONALES CON PREDOMINIO DE DOLOR (P-FGID)
Un cuerpo de evidencia cada vez más numeroso sugiere, que varios Desórdenes Funcionales Gastro Intestinales con predominio de dolor (p-FGID) en niños y adultos, son provocados por una experiencia estresante que ocurre en un individuo con antecedentes genéticos predisponentes que son «disparados» por un evento de sensibilización, que incluso puede afectar desde el útero. Gran parte de la investigación se ha centrado en el papel de estos Eventos Adversos Tempranos en la Vida (EATV), y se sabe que se puede hacer mucho para prevenir la aparición de circunstancias estresantes pero no es posible modificar los antecedentes genéticos.
Los eventos adversos de la vida temprana que ocurren en bebés y niños con antecedentes familiares de trastornos funcionales, pueden crear un fondo fértil para el desarrollo posterior de (p-FGID), una vez que ocurre un evento estresante y el entorno (padres, escuela, amigos, proveedores médicos) promueve una mala adaptación de respuestas de los individuos.
IMPORTANCIA DE ACTUAR SOBRE LOS EATV
Algunos investigadores han especulado que los individuos con antecedentes de EATV, tienen mayor conciencia de las sensaciones corporales y una tendencia a amplificar estas percepciones. Los pacientes con un historial de EATV también tienden a tener una mayor cantidad de los síntomas gastro intestinales de mal funcionamiento y tienden a usar la atención médica más a menudo, en comparación con aquellos sin este historial.
En otro orden de cosas, se ha demostrado que la exposición temprana a traumas en la vida puede sensibilizar a los bebés y ponerlos en riesgo de internalizar o externalizar trastornos psiquiátricos, cuando se exponen a factores estresantes de la vida posteriores. Se sabe que los niños con p-FGID, tienen una alta prevalencia de trastornos de internalización (ansiedad y depresión) tanto en el momento del diagnóstico como en el seguimiento a largo plazo.
En vista de la alta prevalencia de dolor abdominal, los pediatras deberían monitorear el dolor abdominal funcional y la dispepsia funcional en niños y adolescentes, y a la par de ello, identificar casos de EATV que ponen a los bebés y niños pequeños en riesgo de desarrollar un p-FGID. Ello puede tener un gran impacto en la disminución del sufrimiento de los pacientes y mejor utilización de la atención médica.
De igual forma, existe evidencia de que el estrés juega un papel importante en la aparición de síntomas y la exacerbación en adultos de ciertos padecimientos como el Síndrome de Intestino Irritable (SII) y que el trauma infantil se asocia con un aumento de la respuesta al estrés en pacientes con SII y otros trastornos GI. Se ha sugerido que los EATV pueden considerarse un factor de vulnerabilidad para el desarrollo esos trastornos intestinales relacionados con el estrés.
También existe evidencia experimental de que el estrés en la vida temprana, puede alterar el comportamiento, la inmunidad y la microbiota del niño, y se cree que la flora entérica anormal desempeña un papel patógeno en niños y adultos con p-FGID. Por lo tanto, hay muchas razones para considerar que una EATV que se produce durante una ventana de vulnerabilidad en el período del recién nacido o los primeros meses de vida, puede afectar los factores epigenéticos que presentan a tales individuos en riesgo de un trastorno funcional u otras enfermedades en el futuro. La Tabla siguiente resume los tipos publicados de eventos clínicos de EATV que se han relacionado con un mayor riesgo de desarrollo de p-FGID y problemas de funcionamiento gastrointestinal.
Fuente: Impact of Early Life Events on Pediatric Functional Gastrointestinal Disorders. Journal of Pediatric Gastroenterology and Nutrition57:S15-S18, December 2013.
Hay pues pocas dudas, de que el estrés físico o emocional hace que los niños sean más vulnerables a p-FGID a corto, mediano y largo plazo. Hay varios estudios que han reportado un aumento en la prevalencia de p-FGID en adultos que han sido sometidos a abuso emocional o físico temprano en la vida. Por ejemplo, los sujetos con SII tenían tasas mucho más altas de abuso sexual emocional o verbal en la infancia. Muchas de las diferencias estadísticamente significativas, son más comunes en las mujeres. Los estudios longitudinales, también han demostrado asociación de EATV con dolor abdominal funcional, náuseas y vómitos y los niños que han sido maltratados y por consiguiente tienen un mayor riesgo de síntomas gastrointestinales inexplicables y se ha sugerido que esta relación está mediada por trastornos psicológicos.
Y LOS EVENTOS AL NACER
La evidencia clínica sobre el papel sensibilizador de los eventos que ocurren al nacer o en los primeros meses de vida para el desarrollo de p-FGID es menos fuerte, pero algunas observaciones han sugerido una mayor reactividad al estrés después de experimentar condiciones dolorosas de procedimientos en las primeras semanas de vida. Los recién nacidos a término completo expuestos a estrés extremo durante el parto o a un procedimiento quirúrgico, reaccionan a procedimientos nocivos posteriores con mayor capacidad de respuesta conductual. La circuncisión sin anestesia, la falta de suficiente y adecuada interacción madre-hijo, eventos como las inyecciones de todo tipo, aumentan incluso el riesgo de enfermedad pulmonar obstructiva crónica en adultos.
Se ha informado también, que el bajo peso al nacer que resulta del deterioro del crecimiento fetal, tiene una influencia significativa en el desarrollo del SII más adelante en la vida, lo que sugiere que los factores prenatales pueden contribuir al desarrollo de problemas GI más tarde en la vida. Existe evidencia clínica y experimental de laboratorio de que un estímulo relativamente benigno, como la inserción de un catéter nasogástrico seguido de succión de contenido gástrico poco después del nacimiento, puede conducir al desarrollo de hipersensibilidad visceral a largo plazo y de hipervigilancia cognitiva, factores asociados con mayor prevalencia de SII en la edad adulta.
Otros eventos relacionados con traumatismo o inflamación del tracto GI durante la infancia, también se han asociado con el desarrollo de p-FGID. La evidencia más sólida proviene de estudios que han demostrado que los p-FGID pueden desarrollarse como secuelas a la gastroenteritis infecciosa aguda en niños y adultos. Las observaciones infantiles coinciden con estudios realizados en pacientes adultos expuestos a brotes de infecciones bacterianas. Por el contrario, una gastroenteritis viral, como la infección por rotavirus, no parece poner a los niños en mayor riesgo de p-FGID después de al menos 3 años de seguimiento.
Cuatro mecanismos principales se han asociado con una mayor vulnerabilidad al p-FGID después de haber experimentado una EAL: plasticidad neuronal, respuesta al estrés alterada, modificación de la inmunología de la función de la mucosa entérica y cambios en el microbioma intestinal.
CONCLUSIONES
Existe poca duda de que los EATV tienen un impacto en la morbilidad futura y que puedan predisponer al desarrollo de p-FGID en niños y adultos. Los sistemas de salud deben centrarse en disminuir la ocurrencia de EATV. Las intervenciones tempranas, posiblemente a través de terapias cognitivas, estrategias de autocontrol y respuestas ambientales adecuadas (padres, amigos, maestros) tienen el potencial de optimizar la reacción de un niño ante futuros eventos estresantes y prevenir el p-FGID.