Alfonso Mata
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QUÉ TENEMOS
La vida es un viaje a través del tiempo en espacios definidos por contenidos, condiciones y características especiales y diferentes para cada uno y que entre otras cosas, determina la salud individual y grupal.
Los organismos internacionales, han establecido que la cobertura universal en salud para todos, constituye una meta a alcanzar por los países y sus grupos humanos, sin distinción de ningún tipo, y que eso solo es posible con calidad que viene a significar: “que todas las personas y comunidades reciban los servicios de calidad que necesitan y estén protegidas de amenazas a la salud, sin sufrir dificultades financieras » según reza la declaración.
A la par de la declaración, existe una premisa también universalmente aceptada: La atención de la salud en todos los entornos mundiales, adolece de altos niveles de defectos en calidad en muchos dominios, y esta atención de mala calidad, causa daños continuos a la salud humana.
¿Datos que refuerzan lo anterior? Las hospitalizaciones en países de ingresos bajos y medianos (IMCIP) causan 134 millones de eventos adversos cada año, y estos eventos adversos contribuyen a más de 2.5 millones de muertes al año. Más de 830 millones de personas con una enfermedad no transmisible (ENT) diagnosticada, no reciben tratamiento, y más de 4 millones cada año de muertes evitables relacionadas con la calidad son atribuibles a la atención ineficaz de las ENT. En total, entre 5.7 y 8.4 millones de muertes, ocurren anualmente debido a la mala calidad de la atención en los países.
En otro orden de cosas relacionadas con la atención, un análisis reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señaló que el 15 por ciento de todos los costos hospitalarios en las naciones de la OCDE se deben a los daños del paciente por los eventos adversos. La atención tampoco se centra de manera confiable en la persona, y los pacientes a menudo informan una experiencia negativa con sus interacciones con los servicios de salud. De hecho, las experiencias de atención informadas, a veces son incluso pésimas, desde una atención que no es respetuosa hasta una conducta abusiva por parte del personal de salud. Los pobres del mundo, son particularmente vulnerables a este tipo de falta de respeto, pero los problemas son globales.
En resumen, se afirma que los defectos en la calidad de la atención médica, niega a los pacientes y las comunidades, los beneficios potenciales de una atención eficaz. Las formas, hábitos y modelos de atención que prevalecen actualmente en todo el mundo, son incapaces de salvar este abismo de calidad global. Más allá de las consecuencias para la salud de las personas, los costos aumentan cuando hay defectos en la atención, como: errores, fallas en el uso de una atención efectiva; uso excesivo de cuidados ineficaces; desprecio de los valores y recursos de una persona; y desperdicio de equipo, suministros, tiempo y espíritu: son comunes.
EN QUÉ SE DEBE INTERVENIR
Por principio, el sistema de salud existente, debe identificar necesidades actuales y futuras a fin de corregir si no se cumple con lo señalado en los siguientes temas:
* Seguridad: evitar daños a los pacientes con la atención que se pretende y se da para ayudarlos.
* Eficiencia: evitar el desperdicio, incluido el de equipos, suministros, ideas y energía, e identificar y controlar los efectos y residuos resultantes de una gestión deficiente, fraude, corrupción y prácticas abusivas. Los recursos existentes, deberían apalancarse en la mayor medida posible, para financiar entregas de servicios y no administración.
* Efectividad: Brindar servicios basados en el conocimiento científico a todos los que podrían beneficiarse, y abstenerse de proporcionar servicios a aquellos que probablemente no se beneficiarán (es decir, evitar tanto el uso excesivo de la atención inadecuada como la subutilización de la atención efectiva).
* Enfoque centrado en la persona: proporcionar atención que sea respetuosa y responda a las preferencias, necesidades y valores individuales y que garantice que los valores de las personas guíen todas las decisiones clínicas y de salud. Las transiciones de cuidado y la coordinación, no deben centrarse en los proveedores de atención médica, sino en los receptores.
* Accesibilidad, puntualidad, asequibilidad: reducción de esperas no deseadas y demoras perjudiciales tanto para quienes reciben como para quienes brindan atención; reducir las barreras de acceso y el riesgo financiero para los pacientes (como las de movilizaciones), las familias y las comunidades; y promoviendo la atención que sea asequible por el sistema.
* Equidad: Proporcionar atención que no varía en calidad debido a características personales tales como género, etnia, raza, ubicación geográfica y estado socioeconómico.
Para lograr todo lo anterior, se requiere de voluntad política y un liderazgo ejecutivo y operativo comprometido y financiar y equipar adecuadamente al sector de la salud, para ofrecer y mejorar continuamente la atención de alta calidad. Obtener los beneficios de la cobertura universal, requiere de inversión, responsabilidad y rendición de cuenta, de parte de los líderes del sistema de salud y de los funcionarios. Todos estos aspectos en la actualidad, no se realizan de forma adecuada y estandarizada en el sistema de salud guatemalteco que se tiene.
El otro gran aspecto a considerar además de la voluntad y apoyo político para permitir el cambio de calidad requiere que la responsabilidad, el liderazgo del sistema de salud no solo tenga continuidad, sino también que los líderes tengan la autoridad moral y técnica, la responsabilidad y la autonomía para tomar decisiones apropiadas, independientemente de su nivel de mando.
¿CON QUÉ AYUDA MUNDIAL CONTAMOS EN LA ACTUALIDAD AL RESPECTO?
Los países no necesitan enfrentar estos desafíos solos –dicen las organizaciones mundiales de salud públicas y privadas. Los recursos mundiales están ampliamente disponibles, incluida la orientación técnica y normativa sobre cómo establecer políticas y estrategias nacionales de calidad y un esfuerzo continuo de todos, debe permitir adoptar los principios de transparencia, rendición de cuentas, aprendizaje continuo y diseño conjunto, y en este sentido, el país necesita trabajar con los usuarios finales de sus sistemas de salud, sus ciudadanos, para diseñar sus estrategias, políticas y sistemas de atención clínica, así como para crear mecanismos para monitorear, evaluar y reportar el progreso.
Pero más allá del compromiso y el desarrollo de estrategias y asistencia técnica, la implementación es clave que sea acompañada por expertos nacionales y mundiales. En la actualidad, existe una escasez de evidencia e investigación sólida y generalizable sobre los resultados de calidad de varias estrategias financieras y políticas empleadas en la cobertura universal de salud en el país. No obstante, varias intervenciones, han demostrado ser exitosas en contextos específicos, y estos esfuerzos, deberían proporcionar una guía para construir la garantía de calidad y la mejora en las estructuras del sistema de salud.
La gran mayoría de las fallas en el cuidado de la salud, resultan de cómo se diseñó o evolucionó el sistema. Como dice el refrán: «Todos los sistemas están perfectamente diseñados para lograr exactamente los resultados que obtienen». Por implicación, si de alguna manera fuera posible sustituir una nueva fuerza de trabajo por la existente, la calidad no cambiaría de manera significativa porque las personas en sí mismas no son causa de un rendimiento de baja calidad. Más bien, la teoría y la evidencia acumulada durante el último medio siglo o más, dejan en claro que la calidad de la atención está determinada mucho más por el diseño de los sistemas en los que las personas trabajan (como cultura, normas y expectativas, el entorno de aprendizaje, la organización de procesos de atención e incentivos) que las personas mismas.
Sin examinar en conjunto y cada nivel de un sistema de salud -el ambiente, la organización, los trabajadores de salud y el paciente y cómo interactúan y se ayudan o se inhiben, es difícil discernir cómo alinear incentivos y actividades y contribuir a los efectos positivos o negativos en la calidad. La Figura ilustra este concepto de sistemas anidados que se apalancan y relacionan mutuamente y podría servir de base para los cambios que se propongan.