Alfonso Mata

EL CASO

Aquella fría mañana de diciembre, a las nueve, me presenté a la emergencia muerta de miedo y de dolor, muy sorprendida y nerviosa. A la pregunta del residente, señalándole el lado derecho de mi abdomen debajo del hueso del pecho respondí: tengo como un fuego que me quema por dentro y vengo porque siento que me muero. El residente me examinó, ordenó me sacaran sangre y me dejó en la camilla. A la hora regresó para decirme que el análisis de sangre no decía nada de lo que me estaba sucediendo, así que iba a tratar mi caso como una indigestión y después de darle órdenes a la enfermera, me pusieron un suero con un calmante y luego de media hora, me volvieron a tomar muestra de sangre y tres horas después de mi ingreso, el residente un poco lívido, molesto y con dificultad regresó para decirme: no irás a ningún lado. Tuviste un ataque al corazón. Me quedé muda mientras por dentro algo me decía: has sido muy sana, no comes frituras, tengo buen peso, hago ejercicio, ¿entonces? Me ingresaron al hospital y me colocaron electrodos en el pecho mientras un médico más viejo empezó a hablarme.

LA EXPLICACIÓN

Marjorie, déjame hablarte y explicarte. La enfermedad cardíaca es la principal causa de muerte de hombres y mujeres americanas, europeas y en los países como el nuestro. Sin embargo, como acabamos de ver contigo, es más probable que las mujeres sean diagnosticadas erróneamente cuando buscan ayuda.

Yo lo interrumpí: Mire doctor, apenas voy a rascar los cincuenta años, soy jefa de ventas en el supermercado de mi barrio y madre soltera. Si pudiera resumirme y explicarme la diferencia entre hombres y mujeres en lo que tengo, le agradecería ¿Cuáles son relevantes? Por qué son importantes de considerar? Él me respondió:

La evidencia sobre las diferencias sexuales en la comprensión, el tratamiento y la prevención de la enfermedad, es algo que viene inquietando a los servicios de salud desde décadas. Los problemas cardiovasculares y de salud mental, son actualmente de mucha importancia en todo el mundo. Médicos y científicos reconocen cada día más que los factores que llevan a dañar estos sistemas y los daños ocasionados, difieren en hombres y mujeres. Pero también preocupa la conexión que existe entre anormalidades. Estas ideas nuevas en medicina, están abriendo nuevas fronteras para investigar la coexistencia de enfermedades cardíacas, metabólicas y depresión, el riesgo de disminución de la memoria y la enfermedad de alzheimer; comorbilidades que afectan desproporcionadamente a las mujeres; son muchas las mujeres que combinan padecimientos y enfermedades.

Luego que me estabilizaron en el hospital, días después me dieron egreso y me fui directo con mi médico internista que me explicó:

LA COMORBILIDAD CORAZÓN-CEREBRO

Las mujeres, también los hombres solo que de manera distinta, a lo largo de la vida, tienen influencias sexuales y de funcionamiento de otros órganos relacionados con la salud. Sabemos que el sexo y el género son únicos: el sexo es la anatomía del ADN cromosómico; la fisiología, es una variable de comportamiento biológico. Pero el género es una construcción social. El género es la forma en que nuestro medio ambiente y la sociedad interactúan con nosotros, en función de cómo nos presentamos a nuestra sociedad y el medio ambiente y cómo se nos entiende, lo que nos hace reaccionar. De tal forma que género y sexo influyen, en el tipo y comportamiento tanto de nuestro organismo como del sistema de salud, de cómo éste nos atiende a hombres y mujeres, pero también hay que considerar que funcionamos orgánica y mentalmente un poco diferentes.

Entonces, ¿cómo juega eso en su historia y la de otras mujeres? Las mujeres tienden a formar placas anormales en sus arterias, que propician los problemas cardíacos, de una manera diferente a los hombres. Tienden a colocar una placa más suave, que a veces es más difícil de diagnosticar durante el cateterismo cardíaco y otras pruebas. También pueden presentar más a menudo síntomas atípicos ante la enfermedad cardiovascular, como los suyos. Se llaman atípicos, porque lo típico de la enfermedad se definió usando la norma masculina, en los pacientes masculinos, no en los femeninos. De igual forma, a la mujer, se le suele calificar de susceptible, frágil, más locuaz, temerosa, dramática, teatral, ante cualquier dolor, malestar, queja. Eso no necesariamente se debe al sexo, es mucho por género. Por eso, cuando las mujeres presentan ardor, dolor de espalda o dolor en la mandíbula, a menudo se las clasifica de manera diferente en la sala de emergencias y se le atribuye erróneamente a su comportamiento físico factores emocionales y psicológicos, como causas determinantes.

Entonces una mujer cuando entra a la emergencia como usted, ansiosa, lo que refiere, puede equivocarse y clasificarse como problema gástrico, de acidez estomacal. Si tiene dolor de espalda, es cuestionada en relación a conducta; sí se le nota cansada, nerviosa, se le etiqueta como depresión. Entonces el doctor piensa que tiene un ataque de pánico o que está deprimida. Y, por lo tanto, ella recibe inicialmente medicamentos para eso (así le pasó a usted). Los medicamentos que le dieron de inicio, no fueron hechos para manejar un ataque al corazón. Usted necesitaba ser examinada para investigar un problema cardíaco que no se le hizo al inicio.

Su caso y su relato, es sólo un microcosmos de cómo la interacción del sexo y el género en nuestra atención médica, se ve influenciado por estereotipos. Y así, desde el punto de vista de las normas y cuando miro la política de salud, esta aun no entiende ni atiende que se hace necesaria, una política de salud impactante, para las diferencias de sexo y género. El crecimiento en los cambios de política de salud en el mundo, en las últimas dos décadas ha sido enorme. En el mundo en lo que va del siglo XXI, son numerosos los países que han aprobado y están promulgando políticas para estudiar en ambos sexos: sus células, tejidos, órganos y formas de funcionar y responder, ante riesgos y enfermedades. Y no solo eso, sino que ya se analizan los datos en función de sexo y género. Eso fue un cambio de juego. Y causará un efecto dominó a través de la investigación biomédica en las próximas décadas.

Entonces doctor, la gran pregunta es: ¿De qué manera la comprensión del sexo y las diferencias de género pueden ayudar a prevenir y tratar las principales enfermedades crónicas del corazón y el cerebro?

Bueno, acá hay otro problema: la depresión mayor y la enfermedad cardíaca, son la causa número uno y dos causas principales de discapacidad en todo el mundo. Y las mujeres corren el doble de riesgo de sufrir una depresión mayor y una enfermedad cardíaca que los hombres; esto último quizá en nuestro medio aún no, pero hacia eso caminamos ya; unas cuantas décadas y estamos igual que los países más desarrollados.

Como ya dije, la enfermedad cardíaca es la principal causa de muerte entre las mujeres en los países desarrollados y en la mayoría de los de ingresos medianos. Y acá viene otro hallazgo de mucha importancia: la depresión mayor y la enfermedad cardíaca, coexisten con mucha frecuencia, en más del 20% de la población de esos países. Y esa ocurrencia total, o lo que se llama en medicina comorbilidad, será probablemente en nuestra generación de mujeres por encima de los cuarenta, la causa número uno de discapacidad más frecuente. La mujer tiene el doble de riesgo de comorbilidad o coocurrencia de depresión mayor y enfermedad cardiovascular que el hombre. El fenómeno de comorbilidad, también se está viendo en diabetes; comorbilidad cardíaca y diabetes. Y tanto la depresión mayor como la enfermedad cardiovascular, son factores de riesgo independientes de otras molestias más adelante en la vida, como la disminución de la memoria y la enfermedad de alzheimer, sabemos que las mujeres tienen una frecuencia mucho más alta de alzheimer.

Ahora, no tenemos tratamientos efectivos para la comorbilidad de estos trastornos. Y la comorbilidad, su diagnóstico y tratamiento afecta grandemente nuestra economía o la de nuestra familia.

Entonces, al servicio clínico de atención a los desafíos de: la depresión mayor, la enfermedad cardiovascular, enfermedad de alzheimer, enfermedades metabólicas, se le hace necesario lanzar una nueva iniciativa dentro del sistema de salud, que contemple el manejo de la comorbilidad por el sistema de salud con varios objetivos. Uno de ellos es mejorar el descubrimiento de las diferencias de sexo que realmente cruzan estos trastornos: causas biopsicosociales compartidas, patofisiología compartida. Luego traducir ese descubrimiento en nuevas terapias que incorporen nuestra comprensión de estas diferencias sexuales y de género que atraviesan estas enfermedades, pero no solo terapéuticas, también preventivas y predictivas; eso significa pensar en nuestro sistema de salud de manera diferente. Generalmente pensamos en la atención médica dentro de un sistema hospitalario y su organización.

Se hace entonces necesaria, una iniciativa para realmente atender adecuadamente estos trastornos que se conjugan: fisiopatología y morbilidad compartida. Y creemos que una comprensión de las diferencias sexuales y de género en eso, proporcionará información adecuada.

Y, por último, educación: educar a la próxima generación que ingresa a las escuelas formadoras y educar al público acerca de la importancia del impacto del sexo y el género, en lo que ahora denominamos medicina individualizada y personalizada porque ¿qué es más personal que el género y sexo?

Artículo anteriorMaduro dice que cuando se detenga el contrabando sobrará el dinero
Artículo siguienteNacionales imponen récord al aplastar 25-4 a los Mets