Alfonso Mata
Gracias a esfuerzos técnicos, se puede afirmar del SARSCoV2 que el virus ya no es de no considerarse ya se fue. El tamaño de la población en la que se hace el hisopado ha cambiado» «Las cifras actuales son compatibles con las de la epidemia en otros lugares, salvo que en meses anteriores el hisopo solo se les daba a quienes presentaban síntomas importantes ¿Solo algunos de los positivos hospitalizados? Una cifra estimada habla de que el 90% de las muestras de Covid-19 son asintomáticas. No es el Coronavirus el que se ha debilitado, es la población de hisopos la que ha cambiado”.
En estos días, aún está en debate en las redes sociales la diferencia entre «ser positivo asintomático» y «estar enfermo». Y se teme un alarmismo excesivo por el hecho de que esta diferencia no está bien explicada.
Bien hagamos algunas aclaraciones. El paciente sintomático es una persona que tiene el virus en su cuerpo, en este caso el Coronavirus, y presenta los síntomas de la enfermedad: fiebre, neumonía, a veces diarrea, alteración del gusto y olfato, cansancio, etc.
El paciente asintomático en cambio, es una persona que tiene el virus en su cuerpo, tanto que tiene el llamado tampón positivo, pero no presenta síntomas. Estos pacientes son normalmente los descubiertos durante la búsqueda de personas que entraron en contacto con un paciente sintomático del que se inició la búsqueda, o durante el cribado masivo cuando, por ejemplo, todos los habitantes de una comunidad son hisopados o todos los trabajadores de un hospital o empresa.
Esto es lo que se le debe aclarar a la población. Según un estudio estadounidense reciente, hay 10 pacientes asintomáticos por cada paciente sintomático. El virus es el mismo que se ha mostrado, pero el efecto es diferente porque el anfitrión es diferente. En los datos de los hisopados en Guatemala, uno de cada tres guatemaltecos es adulto entre 20 y 49 años.
Esto es importante de considerar: desde el punto de vista del peligro sintomático y asintomático son lo mismo porque ambos pueden transmitir la infección a otros y existen casos bien documentados en los que un asintomático ha infectado a otra persona que luego falleció. En otras palabras, quienes son asintomáticos no portan un virus menos peligroso.
Hay otra duda que circula. Hay gente que dice que el virus es el mismo pero tiene diferentes efectos según el anfitrión. Algunos argumentan que la carga viral es diferente y que una carga débil corresponde a una infección débil y asintomática. A esa duda respondemos lo siguiente. Primero, mucha gente incluso profesionales de la salud, por razones políticas o de otro tipo, comerciales, han dicho que el virus que circula actualmente es menos peligroso que el que causó tantas muertes antes. Si usted habla con los científicos más cualificados, no hay pruebas de que el virus haya cambiado y si miramos lo que está pasando en el mundo parece que no tienen razón. El hecho de que en muchos lugar de X positivos solo haya Y hospitalizados debe analizarse no metiendo en el mismo costal a todos. Hay que separar hombres de mujeres, edad de los pacientes y estado de salud y sacar promedios por grupos y no por población como hacen muchos sistemas. Puede sin embargo decirse y se dice que alrededor del 90% de los casos de infección por el SARSCoV-2 comienzan asintomáticamente o con síntomas moderados. Pero este dato también hay que verlo con cautela. Acá hay otra variable que hay que considerar y tomar en cuenta y que analizan mal. El hecho de que al comienzo de la pandemia el porcentaje de hisopados positivos hospitalizados fuera mucho más alto de lo que es ahora, se debe al hecho de que en ese momento el hisopado solo se hacía a aquellos que tenían síntomas importantes que sospechaban fuertemente de la enfermedad, mientras que ahora, como en el caso de Guatemala capital y lo será más cada vez en otros departamentos, la gran mayoría de hisopados se realizan en personas que se encuentran muy bien y que son testeadas solo por haber asistido o estar en un grupo donde ocurrieron casos sintomáticos, o por haber entrado en contacto con personas que de alguna manera pueden haber corrido el riesgo de infectarse. Como es evidente, no es el virus el que ha cambiado, sino la población sujeta al hisopado y la aplicación a este.
Lo que hace falta en Guatemala, es que los profesionales de la salud y los centros de investigación sean tomados en serio por los políticos y apoyadas sus investigaciones. Si queremos derrotar al COVID-19 se necesita un proyecto de investigación médica científica, que aborde la emergencia pandémica del Coronavirus con un enfoque integrado y multidisciplinario, con el objetivo de definir parámetros clínico-epidemiológicos, virológicos e inmunológicos, capaces de esclarecer los mecanismos que utiliza el virus para propagarse y provocar una enfermedad tan devastadora. Un proyecto de esta naturaleza también debería representar un modelo innovador de colaboración entre la investigación científica académica, políticos e iniciativa privada, capaz de garantizar la competencia científica y un enfoque multidisciplinar sin precedentes y en ello de igual importancia debería de ser la participación universitaria. Un grupo se debería de ocupar de la comprensión de los mecanismos subyacentes a los trastornos inmunológicos posteriores a la infección por coronavirus. Se han obtenido varios resultados, algunos de los cuales están siendo revisados por revistas científicas internacionales. En particular, se ha identificado una diana molecular, involucrada en la cascada de reacciones inmunológicas alteradas que conducen a estados inflamatorios anormales y a menudo incontrolables (la llamada «tormenta de citocinas») que puede desactivarse con medicamentos disponibles y en uso para otras enfermedades. Ellos han podido demostrar que fármacos capaces de interferir con esta diana molecular restauran la funcionalidad del sistema inmunológico tanto en pacientes como en modelos animales.
Todo ello debería ser apadrinado por la creación de una plataforma informática ad hoc, caracterizada por una alta capacidad de almacenamiento de datos y cálculo, orientada a la recolección organizada y posterior análisis de datos anamnésicos, clínicos, de laboratorio, instrumentales y radiológicos y epidemiológicos relativos a todos los pacientes con COVID-19 que pasaron por unidades de salud o no. Cuando esté en pleno funcionamiento, la plataforma contendrá datos estrictamente anonimizados, no solo de los pacientes ingresados, sino también de los evaluados en urgencias y dados de alta para terapia domiciliaria. Por lo tanto, tendrá una descripción completa de los diferentes cuadros de la enfermedad, desde los más leves hasta los más graves que requirieron hospitalización en cuidados intensivos o semi-intensivos.
Una organización de tal magnitud, con tan numerosas variables posibilitaría la creación de modelos predictivos del curso de la enfermedad, factores de riesgo y posiblemente protectores. Ya existen instituciones con registros COVID-19 similares establecidos por diversas instituciones y sociedades científicas de prestigio, que permitirán agrupar casos de varios miles pacientes. Entre otras cosas se podría lograr definir, utilizando metodologías avanzadas de inteligencia artificial, modelos predictivos para la identificación precoz de pacientes con alto riesgo de una forma grave de COVID-19 y / o ingreso a cuidados intensivos y ventilación mecánica.
Todo esto proporcionará información impactante para el manejo clínico de la enfermedad del SARS-CoV-2. Entre estos citamos un estudio que demostró la alta prevalencia (28%) de trombosis venosa profunda (TVP) asintomática en pacientes hospitalizados por COVID-19. La TVP es un precursor importante de una complicación potencialmente mortal como la embolia pulmonar, pero se puede prevenir con el uso de fármacos anticoagulantes.