Alfonso Mata
Las estadísticas diarias de pacientes con COVID-19 arrojan dudas sobre su precisión. El MSPAS ha prometido para hoy resultados. Hasta ayer se hablaba de más de 19,000 casos confirmados y de 817 fallecidos y 3,231 recuperados con ese diagnóstico en el sistema de salud. Las fluctuaciones diarias en aumento de casos y fallecidos, son clara señal de la inefectividad del sistema y sus medidas como la cuarentena y su capacidad de atención a la trasmisión. Y luego están las pruebas que tienen problemas desde la forma de testeo hasta de cobertura y calidad de manejo. Eso obliga a entrar un poco más a lo que se está haciendo.
Ahora, en un día, realizamos más de mil pruebas pero muchas de ellas son para volver a realizar pruebas para aquellos que fueron dados de alta o tuvieron un resultado cuestionable. También encontramos casos en los que, a pesar del cuadro clínico existente y el contacto con una persona con COVID-19 confirmado, la prueba no muestra un resultado positivo o no fue hecha, pero no se ha reportado cómo eso funciona y a quién se le hacen las pruebas. Pero un paciente con enfermedad grave, incluso con resultados negativos de PCR puede ser diagnosticado con COVID-19, cuando se trata de un caso clínica-epidemiológicamente relacionado. Es decir, la persona ha estado en contacto o ha estado en un centro o en un proveedor de atención médica que atiende a pacientes con coronavirus, pero ninguno de los métodos de laboratorio ha podido confirmar COVID-19. Estas alternativas ¿también se incluyen en las estadísticas generales en forma estandarizada?. Parece que no hay información al respecto.
La gran pregunta entonces se vuelve ¿Es este nivel de prueba suficiente?- Epidemiológicamente No. Nos alarmaron pero no sabemos la magnitud de la alarma. En la actualidad, la capacidad de los laboratorios es insuficiente para cubrir las necesidades actuales tanto del sistema de vigilancia epidemiológica como para analizar de manera oportuna las muestras que llegan a laboratorios estatales o no estatales y por consiguiente podemos decir que eso es insuficiente para el algoritmo actual y más aún para obtener una imagen real de incidencia y prevalencia de COVID-19 y entonces surge la siguiente pregunta ¿Qué tan diferente es la imagen real de los números que se publican? – De hecho, la pregunta es bastante difícil. Asumimos casi por unanimidad que el número diagnosticado puede ser menor que el real. Pareciera que para paliar la situación deprimente epidemiológica se podrían utilizar indicadores una serie de indicadores que permiten evaluar indirectamente la situación y una de ellas podría ser por ejemplo, todas las causas de muerte en todas las áreas y compararlas con los niveles del año pasado, cosa que no se está haciendo o al menos informando. Tampoco se está recopilando información sobre neumonía adquirida en la comunidad o adquirida en la comunidad y compararla en el tiempo; o la menos no se ha reportado.
Es posible que perdamos una cierta cantidad a nivel de portadores asintomáticos o entre aquellos que aún no han sido examinados o están en autoaislamiento. Pero dada la falta de información directa e indirecta, hay razón para creer que nos faltan una gran cantidad de casos en las estadísticas reportadas. De nuevo lo anterior plantea otra pregunta ¿Qué porcentaje puede ser? Máximo 30% más. No sabemos ni hay estimaciones pertinentes al respecto.
¿Cuál es la proporción de casos positivos a negativos y su distribución? La distribución varía por departamento. La situación epidemiológica es muy diferente en todas partes y eso puede influir en las cifras, pero es indudable que es la ciudad capital y sus alrededores la zona más afectada y a decir verdad no sabemos cuánto en ello, está siendo afectado porque el sistema de vigilancia epidemiológica funciona de manera más efectiva, la centralización del muestreo, la elección de las muestras para la prueba es más específica, y hay un porcentaje ligeramente mayor de casos positivos en función de que las pruebas por número de habitantes es mayor. Sería por otro lado importante conocer, cada cuántas muestras se tiene positividad: cada 10ª o 20ª muestra es positiva y conocer si esa proporción varía, según el departamento y si se correlacionará principalmente con la etapa de la epidemia que existe actualmente en el departamento.
De igual forma es importante saber el número de positivos de un paciente conocido y cuántos casos no tienen una fuente definida, es decir, se infectaron en lugares públicos o ¿cómo? No se ha hablado de un porcentaje de casos en los que no se establece el tipo de transmisión. Un tipo de infección no identificada es cuando no se ha recopilado un historial epidémico, es decir, la persona no recuerda con quién entró en contacto o estaba en lugares abarrotados y podría haber una persona enferma. O, por ejemplo, una persona ha tenido muchos contactos en el trabajo, y es imposible decir o determinar exactamente con cuál de los casos confirmados estuvo en contacto. Esto cómo ha variado en el tiempo.
En el gremio médico, parece existir conciencia de que, desafortunadamente, las pruebas de masas no ayudan a encontrar casos adicionales a nivel de masa, porque cualquier prueba debe tener un propósito específico, es decir, tenemos que clasificar a las personas según un cierto riesgo y adoptar ciertas tácticas médicas.
Otro elemento que no aparece en reportes es – ¿Cuántas pruebas pospuestas quedan en promedio por día?- No en todos los departamentos se toman exámenes pero tampoco se dice cuántos sospechosos clínicamente son pospuestos o a sospechosos se les deja de hacer pruebas. Ni cuántas muestras diarias quedan en la «lista de espera» en los centros de laboratorio por día.
Entonces ¿cuál es el plan para expandir muestreo? Esto permitirá, en primer lugar, realizar pruebas a mayor escala y, en segundo lugar, permitirá rastrear el estado inmune de esas categorías de la población o de ciertos grupos que deben analizarse regularmente. También detectaría enfermos o personas en las primeras etapas de la infección. En viajeros al extranjero ¿cómo se piensa montar todo esto?. Por ejemplo, atletas que viajarán al extranjero para eventos deportivos. Nos imaginamos que cada una, en particular, tendrá instrucciones protocolarizadas sobre la interpretación de las pruebas de laboratorio, qué hacer en cada caso.
– ¿A qué prueba se le da más peso? Porque ahora la comunidad internacional dice que ELISA no es una prueba muy precisa. En cualquier caso, se dará preferencia a la PCR, es decir, en cualquier caso dudoso, la PCR debe poner fin al diagnóstico o la determinación de las tácticas. Y donde quedan las pruebas rápidas. Estas se van mejorando pero de hecho, vemos que las pruebas rápidas no funcionan bien en el entorno actual. Muchos países los usan solo para un rango muy limitado de indicaciones. Por lo tanto, no lo llamaría un reemplazo, pero será un método adicional que nos permitirá aclarar o enfocarnos en el sistema de vigilancia epidemiológica.
¿Contamos con un sistema de gestión de calidad externo en las pruebas? No se ha hablado oficialmente de una auditoría independiente, muy probablemente realizada por la Organización Mundial de la Salud es otra pregunta que cabe al respecto.
Finalmente aclaremos: el Ministerio de Salud no es el único responsable de la situación ahora. Este es un asunto de todo el gobierno y de todos los organismos de estado, comenzando por el presidente. En coordinación, deben tomar los pasos correctos para proteger a nuestros ciudadanos de la enfermedad, no solo privarlos de sus derechos de una manera dictatorial, como con el pretexto de protegerlos. A la fecha, no existe estudio ni reporte sobre el cumplimiento social de la normativa impuesta y recomendada, ni sobre análisis de la relación pandemia-economía, otro tema que debe ser seriamente tratado, ni indicadores de su vigilancia.