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Alfonso Mata

Urgencias actuales que impone la COVID-19

Contención
A mi forma de ver, todavía se está trabajando para contener la propagación del virus y a estas alturas, resulta evidente que se ha perdido el control de la contención. A la población se le ha instado al cumplimiento de medidas sanitarias y la cuarentena establecida, la cual ha sido bastante flexible a tal punto que la única evidencia experimental que teníamos de que en algo el cumplimiento estaba teniendo su impacto es que las curvas de contagio y de casos positivos aparentemente no se habían disparado como en otros países hasta hace unas semanas.

Como en otros países el gobierno de Guatemala desde hace unas semanas decidió una re ingeniería en el manejo de la pandemia, pero no se sabe en cuanto esa decisión fue hecha con mente a enfocarlo a un mejor control sanitario o a la reapertura económica ni tampoco cómo está balanceando esas dos situaciones la comisión, no hay documentación al respecto ni información clara.

Pero es evidente que para la población, lo que en este momento es prioritario, es maximizar nuestra recuperación económica y social, permitiendo que más personas continúen con su vida normal y que nuestra economía vuelva a funcionar independiente en buena parte de lo que suceda con la salud individual o grupal, por más que los políticos griten a los cuatro vientos lo contrario. No será sino hasta que las vacunas y el tratamiento estén disponibles, que pasaremos a otras nuevas fases de control, donde aprenderemos a vivir con COVID-19 a largo plazo sin que domine nuestras vidas.

Solo hay una palabra que puede resumir lo que necesitamos: Las respuestas a los desafíos de la pandemia y la crisis económica deben ser igualmente ambiciosos, desinteresados y creativos pero dadas con igualdad y equidad entre las naciones y los grupos humanos. Y dentro de eso, no podemos perder de vista que los objetivos fundamentales salubristas son implementar acciones por fases para contener, retrasar y mitigar cualquier brote, utilizando de base la investigación (cosa aun no montada adecuadamente) para informar el desarrollo de políticas sanitarias ad hoc.

Lo que se hace con los pacientes
Pero mientras tanto, se está trabajando para contener la propagación del virus. Esto incluye una amplia orientación brindada a las personas que resultan positivas, la identificación y seguimiento de contactos y alienta el autoaislamiento como el medio principal para contener la propagación.

Dado que actualmente no existe una vacuna contra COVID-19, ni ningún medicamento antiviral específico y comprobado contra el SARSCoV-2, por lo tanto, la mayoría del tratamiento se enfoca al control de los síntomas y brindar apoyo a los pacientes con complicaciones. La mayoría de las personas con COVID-19 se han recuperado sin la necesidad de ningún tratamiento específico, como es el caso del resfriado común o la gripe estacional, y esperamos que la gran mayoría de los casos se manejen mejor en el hogar pues el sistema de salud es muy limitado para la atención de casos con complicaciones graves.

El comportamiento de manejo de la pandemia
Se ha extendido a casi todo el país. La propagación actual está siendo rápida. Creemos que el número máximo de pacientes en cuidados intensivos se ha triplicado en menos de una semana. Este tipo de crecimiento exponencial habría abrumado al MSPAS desde hace mucho, si no estuviera contenido por la medida parcial de cuarentena, pero no asegura que esto no continúe dada la flexibilidad y relajación que empieza a adquirir la cuarentena y el aumento de casos graves.

Se ha repetido hasta el cansancio que en una epidemia, uno de los números más importantes es R: el número de reproducción. Pero en estos momentos esa R es muy posible que ya esté por encima de uno, el aparecimiento de nuevas infecciones se está acelerando y más rápido se propaga el virus a través de la población. Hay regiones del país donde la epidemia se ensaña más, el número de pacientes hospitalizados se incrementa en todo el país, la ocupación de las camas de cuidados críticos comparado con los meses anteriores también y al mismo tiempo, el Gobierno no parece haber invertido lo suficiente ni tener la capacidad y suficiente para combatir la enfermedad ni para atender a los enfermos.

Lo que observamos e ignoramos
Trágicamente ha aumentado el número de muertes reportadas por el sistema de salud debido a la COVID-19 pero no hay forma que el estado informe sobre cuál es el aumento promedio de muerte en lo que va del año sobre el promedio de 2015 a 2019 por ejemplo. Y es más que probable, dada la metodología de declaración de muerte por COVID-19, que haya subregistro.

Tampoco el Gobierno está particularmente preocupado por el impacto de COVID-19 en variables socio económicas. No hay datos públicos al respecto de qué grupos étnicos y socioeconómicos proviene la morbilidad y mortalidad registrada. Es fundamental que el Gobierno comprenda por qué ocurre esto. Debe lanzar una revisión de los factores que afectan los resultados de salud de COVID-19,e incluir el origen étnico, el género, la enfermedad y variables socio económicas y publicarlo.

Salud y economía
Junto con las medidas de distanciamiento social que el Gobierno ha tomado en esta primera fase, también ha tomado medidas sin precedentes para apoyar a las personas y las empresas a través de esta crisis y minimizar los impactos profundos y duraderos en la economía. Cuan eficiente se está siendo eso, afecta profundamente no solo el impacto de la pandemia en la salud y otros males endémicos que pueden adquirir características epidémicas también (desnutrición, IRAS, enfermedades diarreicas, enfermedades crónicas) y todo parece apuntar a que el impacto de la pandemia y endemias en el trabajo y los medios de vida de las personas será severo: la actividad económica se ha detenido en grandes sectores de la economía. El Gobierno está apoyando a millones de familias y empresas, pero no puede proteger cada trabajo y cada negocio, ni hacer lo que está haciendo por mucho más tiempo.

Los trabajadores de los sectores más afectados económicamente, incluidos el sector informal es a su vez el más vulnerable a daño a la salud directa e indirectamente por el COVID-19 y eso incluye con mayor riesgo a la población más joven y mujeres. También es probable que los hogares más jóvenes se vean afectados de manera desproporcionada a largo plazo, ya que la evidencia sugiere que, después de las pandemias y su impacto en la economía, el potencial de ganancias futuras es menor a las pérdidas para los jóvenes.

Cuanto más tiempo afecta el virus a la economía, mayores son los riesgos de cicatrices a largo plazo y una actividad económica permanentemente más baja, con fracasos comerciales, persistentemente mayor desempleo y menores ganancias -afirma el sector financiero y productivo. Esto dañaría la sostenibilidad de las finanzas públicas y la capacidad de financiar servicios públicos, incluido al sistema de salud. También podría conducir a peores resultados de salud física y mental a largo plazo, con un aumento significativo en la prevalencia de enfermedades crónicas y violencia.

Y entonces que queda para pasar a otra fase
Al menos deberíamos de tener claro ya, o lo más pronto posible

* Tasa estimada de letalidad de la COVID-19
* Exceso de mortalidad atribuible estimado en todo el mundo
* Exceso de mortalidad atribuible estimado en Guatemala
* Grupos de edad más afectados
* Días laborales perdidos que está produciendo la COVID-19

Se dice que el MSPAS está bien preparado para los brotes de enfermedades, ya que ha respondido a una amplia gama de brotes de enfermedades infecciosas en el pasado reciente, y ha realizado un trabajo de preparación significativo para una pandemia desde la del cólera pero para el caso del coronavirus no hemos visto informe al respecto. Por otro lado, no creemos que existan planes probados y actualizados regularmente a nivel local y nacional para garantizar que sean adecuados para su propósito en una pandemia y sus fases de manejo. Esta falta de experiencia proporciona la base para poner al consejo nacional en alerta sobre una respuesta efectiva a COVID-19, que puede adaptarse a medida que surge información más específica sobre el virus y el comportamiento de la COVID-19. No hemos visto ni declaración al respecto ni propuesta.

La prioridad del gobierno lo ha reiterado muchas veces es proteger al público y salvar vidas; asegurará que cualquier ajuste realizado va a ello, pero no sabemos si eso se está transformando en una realidad. Como se indicó anteriormente, no sabemos si la R ahora está por debajo de 1, por arriba o dónde anda.

El Gobierno ha avanzado en el cumplimiento de lucha ¿Cuánto? tampoco se sabe. La capacidad del sistema de salud de manejo de complicaciones y casos severos fue aumentada, pero ahora que la demanda de pacientes con COVID-19 se ha ampliado el sistema en muchas de sus unidades ha colapsado. Las muertes en la comunidad están aumentando. Sin embargo, quedan desafíos reales en el soporte operativo requerido para manejo del virus y algo peor, el sistema también parece estar colapsando en cuanto al manejo de problemas de salud no relacionados con coronavirus y las endemias no sabemos hacia donde están apuntando. El Gobierno aún no puede estar seguro de que los ajustes importantes ahora no arriesgarán un segundo pico de infecciones que podrían abrumar al sistema tampoco. Por lo tanto, el Gobierno no solo debería de preocuparse por la pandemia, sino unir dentro de un consejo nacional toda la problemática de salud y su evolución y manejo.

Urge por otro lado evaluar las condiciones de levantar con cautela elementos de las medidas existentes Esos planes (de los cuales no hemos oído nada) deben asegurar que el gobierno esté equipado para entregar una respuesta coordinada de múltiples sectores para minimizar el impacto social más amplio que podría surgir de un brote significativo. Una respuesta efectiva también requiere la participación activa de un público bien informado y de todos los proveedores de servicios de salud y de los otros sectores.

En resumen: urge como objetivo:
* Emprender evaluaciones dinámicas de riesgos de posibles impactos en la salud y otros, utilizando el mejor asesoramiento y evidencia científica disponible para informar la toma de decisiones
* Minimizar el impacto potencial en la salud, tratando de desacelerar la propagación del coronavirus y reducir la infección, la enfermedad y la muerte
* Minimizar el impacto potencial del coronavirus en la sociedad y el estado incluidos los servicios públicos clave.
* Garantizar un trato digno a todos los afectados, incluidos los que mueren.
* Garantizar que las unidades responsables de abordar el brote cuenten con los recursos adecuados para hacerlo, que tengan las personas, el equipo y los medicamentos que necesitan.

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